¿Qué son las heridas de la infancia y cómo identificar si tienes una?

Desde niños vivimos experiencias que repercuten en la salud mental de nuestra adultez. Conoce aquí cómo estas vivencias de la infancia afectan en la actualidad.

Siendo la niñez una etapa más que crucial en la vida de cada persona, esta deja marcas en el cerebro que acompañan al ser humano hasta convertirse en adulto, independiente del contexto en el que se haya crecido. De esta forma, se convierten inconscientemente en heridas de infancia.

Estos dolores, que pueden también obedecer a un pasado difícil, pueden ser ocasionados por una interpretación inmadura, infantil o distorsionada de la realidad, debido a que no se cuenta con el discernimiento suficiente para discriminar de manera adecuada.

Estas heridas suelen generarse a temprana edad debido a sucesos o experiencias traumáticas. Incluso aunque haya sido un evento puntual o prolongado en cierto período de tiempo, estos se graban en nuestra memoria inconsciente.

Según explica el sitio experto TuZod, independiente de cómo hayamos vivido nuestra infancia, las heridas psicológicas en ese periodo marcan nuestro presente, pudiendo haber dejado alguna huella en ti o incluso más de una.

"Esta herida produce que las personas sientan necesidad de controlar a los demás para asegurar que son leales, por lo cual desarrollan personalidades fuertes y avasalladoras. Además, son muy posesivas, rencorosas y envidiosas.

En la infancia, estas personas suelen haber sido traicionados por su padre o madre de manera reiterativa, sintiendo que fueron engañados y que no son merecedores de lo prometido y de lo que otros tienen", explica TuZod.

"Esta herida es característica en personas que tienen miedo a la soledad. Además, generan dependencia emocional y, como mecanismo de defensa, abandonan primero para evitar revivir esa experiencia. Generalmente, sus vínculos se establecen con mucha inseguridad, desconfianza y recelo.

La raíz de esta herida está en haber experimentado abandono prolongado en la infancia, así como la carencia de afecto, protección y cuidado. También, pudieron tener madre o padre ausente y carentes de afecto".

Según indica TuZod, "haber experimentado esta herida vuelve a los adultos rígidos, incapaces de mantener diálogos con quienes piensan distinto porque no aceptan más verdades que las propias. Son perfeccionistas, interesados en el poder e inexpresivos.

Lo anterior, para evitar rememorar la frialdad con que fueron tratados en la infancia. También estas personas tuvieron una educación autoritaria y sobreexigente, ante la cual nunca fueron suficientes".

"Quienes tienen esta herida son personas muy retraídas, evitan las críticas y se suelen sentir fuera de lugar. Este rechazo se proyecta en dos sentidos: hacia dentro, mirando en menos los sentimientos y vivencias; así como hacia afuera, rechazando a otras personas y puntos de vista.

Los orígenes de la herida son la no aceptación de la forma de ser o pensar en la infancia, principalmente por familiares cercanos como el padre o la madre. Muchas veces se relaciona con haber sido víctima de bullying y otros tipos de exclusiones sociales".

Por su parte, TuZod menciona que "en la adultez, esta herida se manifiesta con la anulación de las propias necesidades por los demás, así como dificultad para cuidarse y aceptarse. Se infravaloran y tienen personalidades dependientes que hacen cualquier cosa por sentirse útiles y validadas.

En la infancia, estas personas fueron ridiculizadas y criticadas continuamente, lo cual disminuyó su autoestima. Así también, fueron objeto de muchas burlas que les llevó a sentir vergüenza y menosprecio".

Si quieres saber más del zodiaco y de tu personalidad, visita TuZod.com.