Las listas de espera en el sistema de salud pública generan serias consecuencias para los pacientes y sus familias. La demora en la atención médica incrementa el riesgo de que las condiciones de salud se agraven, afectando especialmente a personas con enfermedades crónicas o de alta complejidad que requieren tratamiento oportuno.
Además, los pacientes en espera prolongada pueden experimentar estrés y ansiedad, lo que impacta negativamente en su calidad de vida y bienestar emocional. La acumulación de personas en lista de espera también sobrecarga los servicios de urgencia, ya que muchos recurren a ellos cuando no reciben la atención que necesitan en tiempo adecuado.
A nivel social y económico, las listas de espera representan un obstáculo para la productividad laboral, ya que muchos deben ausentarse o reducir sus horas de trabajo para atender sus problemas de salud. Además, este fenómeno contribuye a una percepción negativa del sistema de salud, debilitando la confianza de la ciudadanía en estos servicios. Esto también incrementa los costos del sistema de salud, ya que el tratamiento de enfermedades en etapas avanzadas es mucho más costoso que el de condiciones tratadas a tiempo.
La impactante cifra de fallecidos en Chile tras listas de espera
Fue BioBioChile el medio que accedió a un informe oficial de la Subsecretaría de Redes Asistenciales. Este precisa, entre otros datos, que en 2023 murieron 17.022 personas que integraban listas de espera No GES. De ese total, 6,66% esperaba una intervención quirúrgica, mientras el otro 93.34% aguardaba por una consulta con algún especialista.
Otro de los datos más alarmantes es que la mayoría de esas personas tenía más de 64 años de edad. Hasta el pasado 30 de junio, 16 Servicios de Salud habían aumentado sus prestaciones retrasadas, dice el mismo medio, siendo los mayores de 80 años los más afectados.
Paralelamente a la cifra negra de fallecidos en Chile, el informe también apunta a 3millones de personas en listas de espera en Chile, como consecuencia de retrasos causados por factores como la frecuente rotación de directivos, afectando especializaciones como traumatología, oftalmología, ginecología y otorrinolaringología, principalmente.