El 19 de diciembre de 2018, la vida de Alicia, como la nombraron en una investigación periodística para preservar su seguridad, dio un giro tremendo. De nacionalidad peruana, tenía dos años trabajando para la familia de Felipe Morandé, un diplomático de un hogar adinerado en Chile. Con seis hijos en su país natal, trabajaba cuidando a los tres hijos del político. También cocinaba y limpiaba este hogar.
Ganaba alrededor de 500 euros por mes (poco más de $500.000 a tasa de hoy) y tenía libre los fines de semana. Sin embargo, en la fecha ya mencionada, la familia se mudó a la capital francesa porque Felipe había sido nombrado embajador de Chile ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La familia se llevó a Alicia a un departamento ubicado en la calle Eugène-Labiche (distrito 16), a menos de 200 metros de la sede de la organización internacional. Ese fue el lugar donde sus condiciones laborales se vieron severamente deterioradas, llevándola a presentar una denuncia contra el matrimonio por “trata de seres humanos”, hechos que todavía están bajo investigación.
¿Qué le pasó a Alicia en el departamento del exembajador de Chile ante la OCDE?
Los detalles de esta historia fueron consignados por el diario francés Libération. Allí, cuentan que le prohibieron las salidas a Alicia de aquel departamento parisino. Según lo que le relató a la policía, la mujer estuvo sin salir de la propiedad durante un año y ocho meses, “excepto para sacar la basura”.
“No solicitaron visa de trabajo. Madame me dijo que me perdería si salía y que la policía podría arrestarme. No era violenta físicamente, pero a veces me gritaba”, reveló la ahora extrabajadora. Además, contó que le quitaron su pasaporte recién llegaron a París.
Alicia comenzó a trabajar los sietes días de la semana, entre las 7:00 y las 22:00 horas. En ese horario, se encargaba de lavar los platos y la ropa, ordenar y limpiar la casa; así como de preparar la comida para toda la familia Morandé. De hecho, primero dormía en el suelo y luego en una cama individual dentro de una habitación convertida en vestidor; sus patrones amontonaban la ropa allí.
“A partir de agosto de 2020 comencé a reclamar mis derechos”, recordó. Desde ese momento, pudo acompañar al hijo más pequeño al colegio, aunque debía hacerlo en completo silencio. No podía contarle su situación a nadie, tampoco hablaba francés ni inglés.
En esta institución, conoció a dos mujeres, otra peruana y una colombiana. Tras varias semanas, pudo contarles lo que estaba viviendo. “Les dije que nunca había salido del alojamiento, que trabajaba los siete días de la semana y que no tenía pasaporte. Me dijeron que no era normal y que no pasaba en Francia. Me animaron a conseguir más cosas”, dijo a Libération.
Estas nuevas amigas, la ayudaron a comprar un teléfono y una tarjeta SIM con la que pudo volver a contactar a sus hijos en Perú luego de dos años sin hablar con ellos. “Comencé a protestar ante mis empleadores, diciendo que eso no era normal, porque en Chile solo trabajaba de lunes a viernes. A partir de mayo de 2021 exigí aún más derechos. Dije que ya no quería trabajar los sábados y domingos”, recordó.
Comenzó a pasar los fines de semana en un hotel, pero el gasto era cuesta arriba, así que comenzó a dormir estos días en el departamento de su amiga colombiana. A casa de sus patrones volvía los lunes para continuar con su trabajo, pese a que ellos no estaban de acuerdo.
En octubre del 2021, el matrimonio Morandé le indicó que debían volver a Chile; sin embargo, Alicia no tardó en identificar que la querían regresar a ella sola. “En realidad, no tenían intención de salir de Francia, sólo de enviarme de regreso. El contrato del caballero en Francia aún no ha terminado”, reveló. Ese mismo día escapó de ese departamento. Para eso, tomó algunas de sus pertenencias y los ahorros que guardaba debajo de su cama. Se refugió en una iglesia, pero su vida volvió a cambiar drásticamente.
Explotación sexual y nuevo encierro
En este refugio, la ahora extrabajadora del exembajador de Chile ante la OCDE conoció a otra pareja que le ofreció asilo en su casa. Confió pero la llevaron a un prostíbulo. Según cuenta con dificultad, Alicia fue encerrada de nuevo en una casa donde la golpearon y la obligaron a prostituirse sin cobrar. Su dinero y teléfono fueron nuevamente confiscados, y perdió contacto con las amigas que la ayudaron anteriormente.
La víctima escapó en octubre de 2023 y encontró refugio en una asociación de ayuda a trabajadoras sexuales. En diciembre del mismo año, presentó la denuncia contra el matrimonio Morandé; sin embargo, el exembajador está protegido con inmunidad diplomática. De hecho, es actual candidato a concejal municipal de Vitacura.
Morandé fue consultado por el mismo diario francés y negó los cargos. También aseguró que es primera vez que escuchaba tales acusaciones. Alicia, en tanto, sigue en territorio europeo, con permiso de trabajo en Francia, como empleada doméstica de una familia de ese país. En las próximas semanas volverá a Perú después de seis años, vacaciones que servirán para reencontrarse con sus hijos y conocer a sus nietos. Sobre los explotadores sexuales, no ha logrado identificarlos para realizar la denuncia correspondiente.