"No puedo acostarme en mi cama a llorar porque mi hijo falleció, siempre lo lloro pensando en otras cosas, en buscar justicia, en buscar a los responsables", dice Estefanía Gutiérrez, la madre de Tomás Bravo, a un año de la desaparición de su hijo. Hasta el día de hoy la investigación está inconclusa y no se han encontrado a los responsables del crimen.
Desde que su hijo murió, Estefanía perdió toda su rutina. Antes su día empezaba cuando Tomás despertaba, y se dormía junto a él en las noches. Hoy, en cambio, ya no tiene horarios fijos, y su motivación para levantarse es buscar justicia.
Tomasito ya no está presente físicamente, pero para ella no hay momento en que no piense en él. "Siempre le voy a prender velitas, y a veces me pongo a escribir. Salgo al patio y de vez en cuando a otros lugares, pero la verdad es que no hay muchas ganas de salir", expresa.
Estefanía estudiaba Técnico en Párvulos, pero desde el 17 de febrero de 2021 su vida cambió y ahora siente que no podría volver a estudiar la carrera. Para ella, ser mamá le demostró cuánto le gustaba compartir con los menores de edad, sin embargo, hoy le cuesta estar rodeada de niños porque "siempre está el recuerdo vivo de mi hijo. Siempre es una comparación con lo que hacía mi Tomás".
"No he vivido el luto de mi hijo"
Cuando se cumple un año de la desaparición y muerte de Tomasito, Estefanía aún siente que no puede llorar a su hijo en paz. Su foco está puesto en encontrar justicia, en buscar alguna forma de verdad. Ella dice que le ha tocado "revivir siempre lo que ha pasado con mi hijo, y no puedo estar tranquila. No puedo acostarme en mi cama a llorar porque mi hijo falleció, siempre lo lloro pensando en otras cosas: ¿Qué le pasó a mi hijo? ¿Por qué no hay justicia? ¿Por qué le pasó a él?".
Para ella, un duelo es estar sufriendo y llorando, "pero de una forma tranquila, y esto no me da tranquilidad. Hay mucha rabia". Según cuenta, este año no hubiese podido estar de pie sin su familia, sobre todo sin la ayuda de su mamá y su papá. "Mi mamá está siempre ahí, al lado mío, si yo no puedo, ella está". En general, dice, toda su agrupación y mucha gente que no conoce la ha apoyado.
Esta semana, expresa, ha sido complicada y ha removido muchas emociones en ella, por lo que ha tratado de ver fotos de su hijo, y tener ese espacio para ella y Tomás, "porque esta fecha la quiero vivir así, más tranquila. Pero de todas formas todos los días son iguales, todos los días son tristes, todos los días hay rabia y frustración".
El avance de la investigación y la culpabilidad del tío abuelo de Tomás
A un año desde el momento en que Tomás Bravo desapareció, y con idas y vueltas en la investigación, Estefanía Gutiérrez tiene claros pensamientos sobre cómo se ha avanzado en la búsqueda del culpable de la muerte de su hijo, y también del nivel de responsabilidad de su tío en la situación.
"Él (Jorge Escobar, tío abuelo de Tomasito) sí es responsable. Él salió con mi hijo. En la versión que él da cuenta que se le perdió, y eso ya habla de un grado de responsabilidad. Mi hijo estaba a cargo de él, y no fue capaz de cuidarlo", sentencia Estefanía, pero agrega que "llevamos un año de investigación y todavía no han podido comprobar que sí fue mi tío, entonces ahí me quedo pensando. Pienso que si él hubiese sido el que hizo que mi hijo ya no estuviese aquí, ya estaría tras las rejas".
Estefanía y Jorge ya no tienen relación
Sobre el avance de la investigación para esclarecer los hechos que llevaron a la muerte de su hijo, Gutiérrez no está conforme, y hoy espera encontrar respuestas en unas pericias que deberían llegar entre abril y junio. Según cuenta, "se han cometido errores irreparables. Todas las instituciones públicas han cometido muchas negligencias, aunque ellos digan que no es así. Se perdieron pruebas, cosas que iban a importar mucho para poder avanzar". Lo que más le duele en este aspecto, dice, es que "no tengo la data de muerte de mi hijo, ni la causa, entonces menos se va a saber aún quién fue la persona que le hizo daño".
A pesar del tiempo transcurrido, la mamá de Tomasito tiene fe en que encontrará la verdad. Hoy recurre a la playa donde pasaba tiempo con su hijo para sentir paz, y dice que le cumplirá la promesa a su hijo, que es seguir luchando "hasta que tenga vida, hasta que me de. Yo le prometí que no me iba a rendir y eso haré".
Ante la pregunta de qué les diría a los culpables de la muerte de su hijo, Estefanía respira y entre lágrimas sentencia: "Espero que los días que le quedan de libertad sean felices, que los aprovechen, porque el día de mañana, al saber la verdad, yo me voy a encargar de que ellos paguen como corresponde y que nunca más tengan libertad. Espero que ahí sientan lo que mi hijo pudo sentir, y que yo como mamá he sentido, aunque no creo que vayan a sentir nunca el mismo dolor. Espero que sus últimos días de vida lo pasen en una cárcel. Quiero que sufran".