El Gobierno de Bélgicaanunció una reforma laboral que incluye una semana de trabajo cuatro días, un modelo que ya se ha implementado en Islandia, Nueva Zelanda y Japón. Sin embargo, esta versión belga es diferente a las demás porque propone laborar las mismas 38 horas, pero solo en cuatro días.
Esta ley busca mejorar el equilibrio entre la vida familiar y el trabajo, dado que los días laborales serían de lunes a jueves, y los de descanso de viernes a domingo. Eso sí, los trabajadores que lo requieran podrán optar por este método durante un semestre y pasado ese tiempo podrán mantener el nueve horario o volver al anterior.
Desde luego, esta nueva jornada no implica una reducción ni en el sueldo ni en la productividad. Quienes abogan por esta medida, argumentan que al tener empleados menos cansados, existe un mejor rendimiento.
Otra de las medidas de la reforma laboral es el "derecho a la desconexión", el que permitirá a los trabajadores ignorar los mensajes de sus empleadores en sus días libres, sin sufrir represalias.