Javier, fue un ciudadano español que atravesó un estado crítico de salud, falleció este miércoles tras hacer efectivo su derecho a la eutanasia. Este hecho, lo convierte en el primer caso de este tipo que se concreta en la Comunidad de Madrid.
Tras cuatro meses en espera, las autoridades locales autorizaron su petición. En España la eutanasia está legalizada desde el pasado mes de junio.
"Me voy feliz", dijo el paciente, quien le concedió una entrevista a la cadena Ser el día previo a su deceso. Pese a esto, no quiso ocultar la pena que le produce dejar a la gente que ama: "Estoy contento, porque sé que me voy mañana, y triste a la vez, por la gente que quiero".
Diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica el año pasado. A nivel físico, sus últimos meses fueron de larga agonía. "Me encuentro muy mal, muy adolorido. De una semana a hoy ya no puedo ni inclinarme hacia delante. Cada día pierdo más facultades", relataba. Su nivel de malestar era tal que ya no alcanzaban los fármacos para calmarlo: "Los dolores son bestiales, cada día que pasa es peor y ya no los aguanto ni con morfina", mencionó.
"Vendrán la doctora consultora, la neuróloga y dos enfermeras de Getafe. Será aquí en mi casa. Creo que son cuatro inyecciones. Pero bueno, que me hagan lo que me tengan que hacer", señaló al ser consultado sobre si sabe cómo será el proceso.
Pese a la felicidad que le produce el proceso de la eutanasia, también se tomó un tiempo para criticar las trabas burocráticas que debió enfrentar en el camino. "Los políticos me han estado mareando. Una vez que se creó la comisión y comenzó a funcionar, que fue el 8 de octubre, pensé que todo estaba encarrilado, pero en la siguiente convocatoria se dieron de baja dos de los médicos y otra vez a empezar", mencionó.
"Mañana va a venir mi hermana, me va a traer porras y chocolate. Estarán aquí ella, mi hijo y mi cuñado", dijo, narrando cómo serían sus últimos momentos. "Es verdad que tengo sentido del humor, a veces también lloro, pero es que quiero irme", expresó.
Finalmente, mencionó que está "convencido de que voy a morir por dignidad. Era lo que les estaba pidiendo a los políticos. Me voy, de veras, contento y alegre. Sé que cuando me tumbe en la cama y cierre los ojos, me llevo 58 años de vida".