Muchas de nosotras y nosotros hemos escuchado a nuestras madres o abuelitas decir que la manzanilla hace milagros en nuestra salud, y podrían estar en lo cierto.
La manzanilla es una de las hierbas medicinales más antiguas de la historia y desde tiempo inmemorables ha sido utilizada para tratamientos de belleza y de salud.
Aparte, con su agradable color, delicioso aroma y poder antiinflamatorio, la manzanilla ha ganado gran popularidad entre quienes padecen enfermedades o trastornos digestivos.
Conoce los múltiples beneficios de la manzanilla
Controla el malestar estomacal, incluyendo la indigestión, náuseas, diarrea, vómitos, pérdida del apetito y gases.
Ayuda a regular el azúcar del cuerpo, lo que la hace excelente para las personas que sufren de diabetes.
Alivia los dolores menstruales, sobre todo cuando tienes ciclos irregulares.
Aliviana los dolores por afecciones de las vías urinarias como la cistitis o inflamación de la vejiga.
Protege el hígado de la acumulación de grasas gracias a su rico contenido en colina, un nutriente perteneciente al grupo de las vitaminas B.
Disminuye los síntomas de los trastornos de ansiedad generalizada.
Ayuda a conciliar el sueño y a disimular las ojeras por dormir poco.
Calma la inflamación por heridas, contusiones, picaduras de insectos y de irritaciones en diversas partes del cuerpo.
¿Cómo prepararla?
Para obtener todas las prioridades de la manzanilla, lo ideal es que compres o consigas las flores de manzanilla de forma natural, no las que vienen en bolsitas en las cajas de té.
Una vez que las tengas, hierve una taza de agua a fuego medio por unos cuatro minutos. Luego, baja el fuego y pon el agua en tu taza y añade las flores de manzanilla.
Posteriormente, tapa la taza con algo que tengas a mano, puede ser un plato pequeño, y déjala reposar durante 3 o 4 minutos.
Cuando ya haya reposado lo suficiente, debes colar la infusión y beberla.