Gustavo Quinteros (59) no pierde la brújula, como un experimentado marinero que conoce tanto de océanos quietos como de mares crispados. Hoy, en la cresta de la ola con Vélez Sarsfield, celebra su paso a la final en la Copa Argentina y, sobre todo, su gran campaña en la dirección de un equipo que tenía por objetivo no verse involucrado en el descenso y que, para sorpresa de todo el medio trasandino, está disputando el título principal de la liga del seleccionado campeón del mundo.
La figura de Quinteros, en cualquier caso, sigue siendo familiar para el aficionado chileno, en especial para el hincha de Colo Colo, el club al que salvó del descenso, con el que ganó cuatro títulos y del que partió, quizás, con algo de ganas de seguir.
-Hace casi un año que te fuiste de Chile. Con el paso del tiempo, ¿qué legado futbolístico sientes que dejaste en Colo Colo?
Colo Colo fue algo muy lindo. Desde el comienzo. Recuerdo que nos fuimos en auto a Santiago porque estaba la pandemia y no había vuelos. Paramos en cada una de las provincias argentinas, para esperar la caravana que arrancaba hacia Chile cada un par de horas. Demoramos dos días en llegar. Eso la gente de Colo Colo lo reconoce mucho, porque hicimos un gran esfuerzo por llegar en el momento más difícil de la historia del club. Estaba en los últimos lugares, peleando el descenso, y bueno, tomamos ese fierro caliente. Pero yo sabía que iba a salir bien, que después de pasar esos feos momentos, jugar la promoción, podíamos hacer un gran trabajo. Creo que lo hicimos: ganamos más de un título, promovimos jugadores juveniles, y la gente me lo hace saber. Vivimos momentos muy lindos. Chile, la verdad, nos ha tratado muy bien; Santiago es una ciudad hermosa para vivir.
-Al igual que como lo haces en Vélez Sarsfield, en Colo Colo promoviste y valorizaste a muchos juveniles, que incluso se vendieron en cifras millonarias como el caso de Pablo Solari a River Plate…
A Damián Pizarro también... está (Alan) Saldivia que lo fichamos nosotros cuando él era chico, 16 o 17 años; el Vicho Pizarro, Jordhy Thompson, se hizo un muy buen trabajo.
Argentina versus Chile
-¿Qué diferencias has notado entre el fútbol chileno y el argentino?
El fútbol argentino es muy intenso, muy duro, muy físico. Cualquier equipo bien organizado te complica, se hace muy difícil entrarle a las defensas. En el fútbol chileno hay más diferencias entre los equipos. Está Colo Colo, ahora la U, en algún momento fue Católica, que marcan diferencias con los demás. Acá en Argentina todo es más parejo, sacar resultados positivos es más dificultoso. Cada equipo del fútbol argentino te complica, tiene distintas formas de jugar, distintas salidas de juego; algunos lo hacen de manera elaborada desde el fondo, otros de juego directo, segundas pelotas... Se defienden distinto a Chile, a veces te esperan a mitad de cancha, otros te van a buscar arriba. Hay muchas variantes de juego, todos los fines de semana hay que adaptarse para contrarrestar las distintas ideas de juego.
-¿En el fútbol chileno los equipos son más accesibles?
En el fútbol chileno se trabaja bien, pero hay menos equipos fuertes a los que uno se enfrenta. En Argentina todos los equipos se hacen muy fuertes de local. Deportivo Riestra, por ejemplo, es el mejor local del fútbol argentino esta temporada. Te reciben con la cancha llena, se motivan mucho, las hinchadas son muy leales con sus clubes. Eso no sucede en Chile. Hay una gran diferencia también en la pasión de la gente. Los estadios siempre están repletos.
-¿A nivel de metodología de trabajo, debiste hacer cambios respecto de cómo trabajaste en Chile?
Lo que hago cuando llego a un país nuevo es tomar un asistente de confianza que sepa mucho, que vea mucho, que haya vivido el fútbol local. Entonces lo primero que hice fue hablar con Leandro Desábato (exfutbolista de Estudiantes de La Plata), que además es mi primo, para que fuera asistente técnico. Yo no trabajaba en el fútbol argentino hacía 17 años (N. de la R. Quinteros dirigió en 1997 a San Martín de San Juan), había enfrentado a Boca y a River en copas, veía fútbol argentino, lo conozco bastante. Pero bueno, era importante tener como asistente al que vive acá, que jugó en el fútbol argentino, que entrenó acá, alguien como el Chavo, que dirigió un tiempo a Estudiantes también. Era básico tener a un asistente que conociera a los jugadores, a los equipos, y él dirigió mucho a Estudiantes en el Torneo Reservas, identifica a los juveniles más importantes de los distintos clubes. Así que me fui juntando con él y ya a esta altura puedo decir que conozco a todos los equipos que enfrentamos, analizamos a todos los jugadores y entrenadores, cómo trabajan, cómo piensan, cómo juegan.
Feliz por Aníbal Mosa
-¿Sientes que tu permanente insistencia para reforzar a Colo Colo durante tu gestión hizo que la directiva entendiera finalmente, pero lo hizo con Almirón como técnico? ¿Te faltó ese plus para ir a competir en la Copa Libertadores, más allá de lo difícil que es ante los brasileños?
Creo que los dirigentes también aprenden de los entrenadores que tienen, se dan cuenta de la situación. La hinchada ya exigía demasiado y yo todo el tiempo les decía a los dirigentes que para la Copa hay que reforzarse de otra manera. Colo Colo jugó contra Boca, River, por ejemplo, con seis juveniles. Contra River entraba o jugaban Oroz, el Vicho Pizarro, Solari, Daniel Gutiérrez, Bruno Gutiérrez, Alan Saldivia, Thompson, Damián (Pizarro)… Ahora con Aníbal Mosa pasaron la segunda fase. Con él en la presidencia Colo Colo ha pasado dos veces de fase en los últimos 16 años más o menos. Mosa es un presidente que no solo ama el club, sino que se refuerza muy bien. Compraron dos delanteros centros, un extremo, un lateral...
-De esos delanteros centros, Javier Correa era uno de tus sugerencias ¿no?
Hacía dos o tres años que yo lo estaba pidiendo ¿no? Y Aníbal Mosa llegó y lo trajo. Pero a mí me encanta que le vaya bien, por la gente de Colo Colo. El 80 por ciento de los jugadores que están jugando los llevé yo en mi gestión, o sea que estoy muy feliz que Colo Colo pueda haber ganado el título y pasado de fases en la Copa Libertadores. Se han reforzado con jugadores de alta jerarquía, como (Arturo) Vidal, (Gonzalo) Castellani que es un jugador de experiencia, así como también laterales y extremos muy buenos. No tengo duda que Colo Colo tiene el mejor plantel del fútbol chileno. Tiene un montón de variantes, jugadores de experiencia y futbolistas jóvenes. Me pone muy contento por Aníbal Mosa, por los jugadores, a cuya mayoría los llevé a Colo Colo, más los que llegaron que son de muy buen nivel. La gente merece que todos los años el equipo sea protagonista y pueda ganar títulos.
-¿Qué pensabas cuando desde las tribunas te gritaban ´viejo sabroso'?
No me gustaba lo de ‘viejo’, porque soy un tipo joven todavía (ríe). Pero la verdad es que no sé por qué me lo gritaban. Mira que me han puesto sobrenombres en todos los lados donde estuve, pero sinceramente no te podría aclarar, habría que preguntárselo a esta gente que lo inventó.
Ganar a lo que sea
-El campeonato argentino es ultra competitivo, pero el hecho de estar entrenando en Argentina con tu familia al lado, le da otra connotación.
Haber vuelto a Argentina fue una de las mejores decisiones de mi vida. Ahora estamos aquí en Vélez Sarsfield, muy feliz, porque estoy acá en casa, con mi familia todo el tiempo, y encima los entrenadores somos más o menos felices si los resultados deportivos son buenos. Imagínate mi felicidad. En lo futbolístico, estamos en una final (Copa Argentina), vamos primeros en la tabla general, primeros en el campeonato, así que tenemos una temporada maravillosa. Ojalá podamos coronar con ganar algún título, y si no, será el año que viene.
-Sigues ganándoles a tus hijos en los juegos de mesa. Me han comentado que en el Catán y el TEG no hay cómo vencerte...
En los pocos días libres que deja el campeonato argentino, trato de jugar siempre con mis hijos. El Catán es un juego de construcción, de estrategia, y yo lo juego para ganar. Soy campeón en mi familia. A mis hijos les dejo ganar una partida, de vez en cuando. Con mis tres hijos varones lo jugamos a muerte, con discusiones y peleas de por medio, porque los cuatro queremos lo mismo: ganar. A mi señora aún no la podemos convencer para que pueda meterse también. Los juegos de mesa que te hacen pensar, como lo son los de estrategia, me encantan porque me distraen con mi familia y me hacen salir un poco de esa vorágine que es el fútbol argentino.
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