Columna de Danilo Díaz | Cobreloa, el pecado de las malas decisiones

Los loínos no levantan cabeza en el Campeonato Nacional y fueron goleados por Universidad de Chile.

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La expedición de Cobreloa ante Universidad de Chile tiene un calificativo: triste. No vale la pena entrar en otras definiciones después de la goleada 4-0 sentenciada en el primer tiempo, donde el conjunto de Dalcio Giovagnoli tuvo un desempeño defensivo impresentable, impropio de un cuadro de Primera División, más aún si lucha por evitar el descenso.

Para quienes crecimos y vimos la grandeza de Cobreloa durante tres décadas, la noche del viernes en el Estadio Nacional fue dolorosa. Porque el cuadro de Calama forma parte de nuestro patrimonio futbolero y cuesta creer, que después de ocho años, los dirigentes nortinos no calibraran la diferencia entre Primera División y el Ascenso. Los naranjas se mantienen entre los clubes que pagan mejor en el fútbol chileno y por eso resulta inexplicable la pésima estructura del plantel, con futbolistas de Primera B o que descendieron, más una serie de extranjeros ignotos.

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En Ñuñoa, Cobreloa saltó al campo de juego con una línea de cuatro, un mediocampista central, cuatro volantes y un solo punta: Cristian Insaurralde. Un dispositivo conservador, que antes de los tres minutos sucumbió en una maniobra que la U tejió por el sector central, donde se suponía que había mayor tráfico. Ignacio Vásquez ingresó con absoluta libertad, por el pasillo de Bastián Tapia y Mauro Brasil, y superó la salida de Nicolás Avellaneda, luego de la habilitación de Nicolás Guerra.

Un gol de córner, con la aparición de Matías Zaldivia libre; uno de Guerra, también destapado luego de un rebote en Tapia y un yerro del uruguayo Brasil, sellaron la historia en los 45 minutos iniciales. En el complemento, Maximiliano Guerrero puso el cuarto, al igual que sus compañeros, con extrema facilidad.

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Restan nueve partidos y la tabla apremia. Al finalizar la fecha 21, Cobreloa es antepenúltimo, pero con la peor diferencia de goles del campeonato, con largueza. Un equipo que tuvo a Emiliano Astorga y ahora a Dalcio Giovagnoli recibió 49 goles. Insólito, porque ambos entrenadores exhiben fama por la seguridad defensiva. En rigor, un punto menos en caso de empatar en puntaje.  Los dos partidos que vienen, en casa, ante Coquimbo Unido y Colo Colo, son vitales.

El pleito con los albos es diferente en Calama. Es el más importante de la temporada para los hinchas y con seguridad la presión crecerá. Luego vienen Audax Italiano (rival para evitar el descenso) y Everton, ambos como visita. El fixture trae a Deportes Copiapó en Calama, Iquique en el “Tierra de Campeones”, Universidad Católica en el norte. El epílogo será en Rancagua, con O’Higgins, otro de los comprometidos abajo.

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La tarea no es fácil. El registro de la segunda rueda en casa habla de dos triunfos en igual número de cotejos (Palestino y La Calera), pero es necesario sostenerlo. Como visitante el problema es grande: suma dos triunfos, un empate y ocho derrotas. Para mantenerse en la serie mayor es clave rasguñar al menos seis unidades.

Los pecados de la conformación del plantel se pagan caro. Era obvio que la transición del Ascenso a Primera División sería compleja. Lo sabíamos todos, menos los dirigentes y la dirección deportiva que encabezó Jorge de Olivera. Por eso Cobreloa está cerca de bajar. Una vez más queda claro que los equipos se arman en diciembre y enero. Después resta lamentarse y sufrir.

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