El notable 2-0 de Huachipato sobre Gremio subió el ánimo de los cuadros chilenos que se congregaron en Brasil para disputar la segunda fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores. Sufrió el conjunto de Javier Sanguinetti en Porto Alegre, pero encontró en los goles de Felipe Loyola y Gonzalo Montes el aire necesario, en el momento preciso, para desacomodar a un adversario poderoso.
Nada opaca la victoria acerera, justo cuando la empresa que le dio vida en la década de los 60 vive horas dramáticas por el anunciado cierre de las faenas en la usina. Los hinchas del cuadro de Talcahuano festejaron un triunfo inesperado. No arrancó bien la temporada, pero después de superar a Cobresal en El Salvador comenzó el reacomodo. No era fácil, sobre todo porque hubo cambio de mano técnica, con la partida de Gustavo Álvarez a Universidad de Chile, y la llegada de Javier Sanguinetti.
Ese ajuste costó, pero en la medida que avanzan los partidos, el equipo recobra el tono. Lo más relevante fue la capacidad para batallar el partido en el ritmo que impuso Gremio. Esa intensidad que muchas veces abruma, que a veces se sostiene por tramos, pero que al fútbol chileno le cuesta demasiado sostener.
Huachipato ganó, pero se pudo ir sin nada desde el Arena do Gremio. El rival exigió al portero Martín Parra, que contó con la ayuda de una zaga que aguantó. Muy bien Benjamín Gazzolo, que dio un paso gigante en su consolidación. Determinante Felipe Loyola en el lateral derecho para recorrer la franja con el vértigo que exige la alta competencia. En la mitad de la cancha no es novedad la regularidad de Gonzalo Montes. El uruguayo va y viene, auxilia a los zagueros y siempre se muestra como alternativa para la descarga. Maximiliano Rodríguez es otro que crece, en su condición de delantero centro.
Cuatro puntos sobre seis, con la igualdad frente a Estudiantes de la Plata y el festejo en Porto Alegre. Superar a The Strongest es clave para aspirar a conseguir uno de los dos cupos a los octavos de final de una Copa Libertadores que se muestra intensa y no da tregua a los que dudan.
Las derrotas de Colo Colo y Palestino
El estadio Maracaná fue el escenario en el que Colo Colo y Palestino salieron a enfrentar a Fluminense y Flamengo. Albos y tricolores llegaron con presentes disímiles en este torneo. El cuadro de Jorge Almirón con el dulce sabor del 1-0 sobre Cerro Porteño, mientras que los pupilos de Pablo Sánchez con la decepción fresca del 4-0 ante Bolívar en Rancagua.
El Cacique compitió sin timidez ante el actual campeón de la Copa Libertadores, que puso en el campo a nueve titulares de la final frente a Boca Juniors. Gran noche de Leonardo Gil y revitalizadora jornada de Arturo Vidal, de gran segundo tiempo. Guillermo Paiva demostró con su 1-1 parcial que se acomoda bien, mientras Cristián Zavala entró fresco en la derecha. Los duelos con Alianza Lima marcarán el camino de un equipo que en la escena internacional es capaz de subirse el tren del vértigo.
Palestino sufrió, estuvo cerca de la boleta, sobre todo en el primer tiempo, pero se fue con un 2-0 que maquilla la jornada. El compacto televisivo dirá que por instantes arañó el empate; los 90 minutos, que pocas veces mienten, dirán que César Rigamonti y sus defensores lo pasaron mal.
En el cierre, Cobresal sólo se inclinó en el epílogo frente a Sao Paulo. Un 2-0 que se escribió en los 10 finales. Por el momento que vive el plantel de Gustavo Huerta, el bochorno no era descartable. Afortunadamente el golero Leandro Requena tuvo una aceptable noche y sus compañeros jugaron y defendieron al máximo de sus capacidades. La urgencia enseña que los cañones tienen que enfocarlos en el torneo local, donde marchan últimos. La Copa Libertadores debe ser el tónico para motivarse y darse cuenta de que es posible competir.