Y una tarde, la U volvió a ganar en el Monumental

“El festejo de los futbolistas de Universidad de Chile contrastó con unos 10 segundos en que el Monumental enmudeció. Una escena que esperó 23 años y propone un torneo diferente”.

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El discurso de Gustavo Álvarez bajó desde el primer momento la ansiedad del plantel de Universidad de Chile antes de acometer el partido más duro que enfrentan los azules cada temporada. No era un cotejo más. Se trataba del clásico en el Monumental, donde Colo Colo no perdía desde 2001. Ese dato, con una dosis no menor de morbo, resultaba ser el protagonista cada vez que la U llegaba a Macul. Álvarez, con su tono pausado, pero firme, habló siempre de que solo se disputaban tres puntos.

Ahí comenzó a tomar ventaja la U ante el Cacique, que afrontó este duelo en medio de la eliminatoria de la Copa Libertadores frente a Sportivo Trinidense. Llegó sin urgencias, sin hacerse cargo del pasado. Jorge Almirón, en cambio, tuvo que recuperar a sus huestes el jueves, luego del áspero duelo con los guaraníes. Menos días para entrenar y un plantel que no muestra profundidad.

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En la cancha, Álvarez tomó la decisión de cortar el circuito que construye el juego de Colo Colo. Sin ser especialistas en la presión, Cristián Palacios y Leandro Fernández fueron sobre los centrales Alan Saldivia y Maximiliano Falcón, mientras Maximiliano Guerrero no dudaba con su ímpetu en centralizarse para apretar a Esteban Pavez, clave en la salida. Israel Poblete, en la zona del interior izquierdo, encontró a Arturo Vidal y le restó trascendencia.

Un plan de juego que funcionó a la perfección en el primer tiempo. Sin generar grandes situaciones, el cabezazo de Israel Poblete, que rebotó en Saldivia, sorprendió a Brayan Cortés y definió la jornada. El preciso centro de Emmanuel Ojeda halló al volante de la U en la zona del primer poste, llegando desde la izquierda. Antes hubo polémica, porque José Cabero no tuvo colaboración del VAR en la acción en que Falcón golpeó y dejó sangrando a Fabián Hormazábal. Si lo expulsaban, nadie decía nada.

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Ayudó Colo Colo en el primer tiempo a la superioridad manifiesta de los azules. No usar un delantero centro facilitó el trabajo de los tres zagueros centrales que dispuso Álvarez. Ojeda, Franco Calderón y Matías Zaldivia enfrentaban de frente a los volantes, sin riesgo en los metros finales. Carlos Palacios retrocedía demasiado y no exhibió potencia para encarar e imponerse en comienzo de la maniobra. Cristián Zabala se estacionó en la derecha sin gravitar, Marcos Bolados en la izquierda no entraba en juego, mientras Leonardo Gil estaba bien tomado y lejos de la zona de influencia.

El complemento fue el partido que se esperaba luego de la ventaja de la U. Almirón dispuso el ingreso de Guillermo Paiva, quien cambió el mapa de los centrales de la U. En los primeros 25 minutos del segundo tiempo, Colo Colo se acercó a la portería de Gabriel Castellón. El circuito Paiva-Gil hacía daño, Oscar Opazo y Erick Wiemberg empujaban desde los costados, pero el conjunto de Álvarez resistió. El cuarto de hora final fue tenso, con las dos más claras para el dueño de casa. El gol anulado por mano de Pavez, que en la acción previa salva el arquero con un manotazo, y la entrada por el callejón del 9 de Damián Pizarro, que remató al cuerpo del meta, fueron lo más claro.

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Extrañó la salida de Gil y que Almirón mantuviera en el campo a Vidal, quien no se veía en buenas condiciones. El largo epílogo, con el choque de Carlos Palacios y Hormazábal, otorgó mayor dramatismo a un clásico tenso, duro, aunque sin grandes luces.

El festejo de los futbolistas de Universidad de Chile contrastó con unos 10 segundos en que el Monumental enmudeció. Una escena que esperó 23 años y propone un torneo diferente. En lo inmediato, Colo Colo necesita recomponer sus fuerzas para este miércoles. Si el duelo con Sportivo Trinidense era fundamental, para acceder a la fase de grupos de la Copa Libertadores, ahora se transforma en una medida casi definitiva para Almirón. Una eliminación generará un clima espeso, de compleja resolución. La clasificación dará oxígeno al DT.

En la vereda del frente, el panorama cambia de manera radical. Gustavo Álvarez toma un crédito de largo plazo, trabajará con mayor tranquilidad en la construcción de un equipo que semana a semana mejora su solvencia, pero ante todo la credibilidad de los jugadores en la idea del entrenador.

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