Columna de Gerardo Ayala: El “10″ es el fútbol mismo

Esta nota comenzó a germinar en el campeonato pasado. Se hizo flor en la segunda fecha del presente torneo cuando Coquimbo Unido derrotó a Deportes Copiapó. Y llegó el momento en que diera frutos, ahora, tras la victoria de los “Piratas” ante U. Católica. Esta nota tiene nombre y apellido: se llama Luciano Cabral

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El título no es de mi exclusividad. Le pertenece en propiedad a César Luis Menotti. Poco después que “El Flaco” ganara su primer título en Argentina, dirigiendo a Huracán en el año 1973, lo entrevistaron en la revista El Gráfico y le pidieron que definiera, en su estilo, cada uno de los puestos que conforman un equipo de fútbol.

Así, al llegar al número “10″, el que fuera entrenador en el primer campeonato mundial ganado por Argentina en 1978, no dudó: “¿Ese? Ese es el fútbol mismo”.

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La historia así lo dejaba además de manifiesto.

En Argentina, al menos de lo que yo tuve recuerdo, me remito a Ermindo Onega, al Beto Alonso, a Ángel Clemente Rojas, a Mario Kempes, al “Inglesito” Babington, a Ricardo Bochini, al “Cabezón” D’Alessandro, al Conejito Saviola, al Bichi Borghi, El Burrito Ortega, El Apache Tévez, Pablo Aimar, sólo por nombrar a los primeros que me vienen a la mente, dejando de lado porque están a otro nivel a Diego Armando Maradona y Lionel Messi.

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En Brasil, basta con señalar que la mejor selección de todos los tiempos a nivel mundial fue la que se consagró campeón en México 70. Mario Zagallo se la jugó por juntar a cinco cracks que jugaban de “10 en sus respectivos equipos: Jairzinho, Gerson, Tostao, Rivelino y el mismísimo Pelé. Ya sabemos cómo les fue…

Y en toda Sudamérica, en cada país salta un “10″ que se quedó en el recuerdo para siempre: Rubén Paz en Uruguay, Teófilo Cubillas en Perú, Alex Aguinaga en Ecuador, el Diablo Etcheverry en Bolivia, Romerito (Julio César) en Paraguay, Carlos Valderrama en Colombia, Juan Arango en Venezuela. Y no son los únicos…

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¿Y en Chile?

Los hubo en todos los equipos: Ernesto Álvarez en el Ballet Azul, Chamaco Valdés en Colo Colo, el Tito Fouilloux en Universidad Católica, Guillermo Yávar en Magallanes, Carlos Reinoso en Audax Italiano, Osvaldo Castro en Unión La Calera, el Tano Novello en Unión Española, Manolito Rojas en Palestino, el “Coto” Acevedo en O’Higgins.

Podría seguir y seguir, pero si se fijan, tanto en el exterior como en casa hay un denominador común: son jugadores que brillaron en el pasado.

Y esto es porque efectivamente los números “10″ están en extinción en todo el Planeta Fútbol.

En Chile, sin ir más lejos, al último que pudimos disfrutar fue “El Mago” Jorge Valdivia.

Hasta que apareció este Cabral

Nacido en la cantera inagotable de extraordinarios futbolistas que es Argentinos Juniors, en sus comienzos fue considerado nada menos que como “el nuevo Riquelme”.

Sin embargo, su carrera se vio tronchada inesperadamente en enero de 1917 (en ese entonces en el Athletico Paranaense de Brasil), cuando en un supuesto ajuste de cuentas su padre, José Cabral fue condenado por el asesinato de Joan Villegas.

De rebote, Luciano recibió una sentencia de 9 años de prisión por haber estado presente en la escena del crimen. En octubre del 2022, por su buena conducta recibió el beneficio de la libertad condicional y ahí apareció en su vida Coquimbo Unido, que le ofreció venirse a Chile con un contrato de dos años.

Por su abuelo paterno tiene la nacionalidad chilena y por lo mismo, estuvo en la selección Sub-20 que dirigió Hugo Tocalli en 2015 y no dudó en aceptar la oferta que le llegó desde el puerto nortino.

Lo demás es historia conocida. Fue considerado casi en forma unánime en todos los equipos ideales del año 2023, siendo uno de los grandes responsables de la gran campaña de los dirigidos por el Nano Diaz.

Y ahora se ve incluso mejor que antes. Más maduro. Físicamente hecho. Talentoso como siempre.

Hizo un partido extraordinario hace poco ante Copiapó (si no vieron aquel encuentro, por favor pidan el video y ojalá se lo hagan llegar al Tigre Gareca) y repitió este martes frente a Universidad Católica en la clasificación para la fase de grupos de la Copa Sudamericana.

Para describir su juego, basta con decir que es un “10″, que es el fútbol mismo.

Por eso hay que cuidarlo como los ambientalistas cuidan al oso Panda, a la ballena Azul o al tigre Blanco.

Porque Luciano Cabral forma parte de esa especie que está en vías de extinción en el Planeta Fútbol

Y lo tenemos en Chile.

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