El “Negro” Enrique, volante de la selección argentina que ganó el Mundial de 1986 en México decía medio en broma y medio en serio:
“Todos hablan del famoso gol de Maradona a los ingleses. Que se pasó a uno, dos, tres, cuatro y al arquero. Pero nadie ha dicho que yo fui quien le hizo el pase para que comenzara esa jugada extraordinaria”
Obviamente, cuando escucharon esa reflexión de Héctor Enrique en un programa de TNT Sports, todos se largaron a reír. Porque obviamente lo que quedó de ese gol (el mejor en la historia de los mundiales fue lo que hizo Diego cuando recibió la pelota.
“Barrilete cósmico”, como le dijo Victor Hugo Morales en el relato del video que acabamos de ver y que justamente lo pusimos para que se vea que hay dos instancias previas: la recuperación de José Luis Cuciuffo y el pase posterior de Enrique
Pero ¿quién se acuerda de ellos? Nadie. Porque lo que queda es el gol
El gran Franz Beckenbauer
Hemos traído este tema a colación, a propósito de la muerte del gran Franz Beckenbauer.
¿Qué tiene que ver dirán ustedes?
En la forma, nada. En el fondo, mucho.
Porque siempre, cuando se hace un recuento – en todas partes y en todo lugar- y se menciona a los mejores futbolistas de todos los tiempos, aparecen invariablemente los nombres de Pelé, Messi, Maradona, Cristiano Ronaldo, Johan Cruyff y los mayores mencionan también a Alfredo Di Stéfano
¿Tenía algo que envidiarles Beckenbauer a alguno de ellos?
Sinceramente, creo que no.
¿Entonces, porqué no aparece en esa lista de los mejores de todos los tiempos?
Porque le faltó un denominador común que los otros si tienen: gol.
Claro, “porque los partidos se ganan con goles”, se dice con mucho asidero.
Pero, ojo, que esa frase no debiera referirse solamente a los goles que se convierten en el arco rival. Porque los partidos también se ganan con los goles que se crean en medio campo o se evitan en defensa y en el arco propio.
Y en estos últimos dos aspectos, Franz Beckenbauer resultaba insuperable.
Como defensa central era impasable y como volante o líbero, por algo fue apodado El Kaiser, “debido a su estilo elegante, dominio y liderazgo en el campo, y también porque su nombre ‘Franz’ recuerda a los emperadores austríacos”, según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS, por sus siglas en inglés).
Ganó el Mundial de Fútbol con Alemania en 1974, tres Champions League (por ese entonces llamada Copa de Europa de clubes)), la Eurocopa 72 y dos veces el Balón de Oro (72 y 76).
En su carrera anotó 94 goles. Muchos para ser un defensor, pero pocos para que lo sitúen al lado de Pelé, Messi y Maradona.
Nos parece muy injusto y por eso hemos querido resaltarlo en esta nota -a propósito de la muerte de Franz Beckenbauer-, como un reconocimiento a aquellos grandes jugadores que merecen estar en la lista de los mejores futbolistas de todos los tiempos, aunque no se hayan destacado por su condición de artilleros.
Para nombrar sólo algunos: el arquero ruso Lev Yashin, el defensor italiano Paolo Maldini, Sir Bobby Charlton de Inglaterra, el español Andrés Iniesta, el francés Michel Platini, el brasileño Carlos Alberto, el uruguayo Obdulio Varela, el argentino Roberto Perfumo y nuestro Elías Figueroa.
Por Gerardo Ayala Pizarro. Premio de Periodismo deportivo Radial 1991. Ex editor de deportes del diario La Tercera. Ex Director del programa Más Deportes de Radio Nacional.