A veces el fútbol es justo. Deportes Iquique y Santiago Wanderers, segundo y tercero del campeonato de Primera B, inician este lunes la final por el segundo Ascenso. Luego de un duro playoff, en el que vieron cerca la eliminación, ambos jugarán en partidos de ida y vuelta el cupo para acompañar a Cobreloa en el retorno a Primera División.
El mérito de los dos cuadros radicó en su capacidad de sostener a sus entrenadores cuando el barco enfrentaba turbulencias. En el caso de Miguel Ponce, el tránsito fue complejo cuando concluía la primera rueda. Hubo confianza en el trabajo del exlateral izquierdo y en la segunda parte del torneo el equipo se metió en la zona alta. Tuvieron la fortuna de recibir tres puntos por secretaría, debido a un error administrativo de Deportes La Serena, y en Santa Cruz se llevaron la victoria que les dio vida hasta el cierre. En Wanderers, Fracisco Palladino lo pasó mal en la primera rueda, pero em casa sólo registró una derrota, ante Rangers. Eso lo afirmó.
En el playoff, Deportes Iquique superó a Deportes Antofagasta. Los números son categóricos en favor de los iquiqueños, pero la realidad del juego dice otra cosa. En el 2-2 de la ida, los Pumas ganaban 2-0 con claridad y la igualdad llega en un par de minutos cuando el 3-0 estaba cerca. En el “Tierra de Campeones”, el trámite favorecía a los dirigidos por John Armijo, que dilapidaron al menos siete situaciones muy claras.
¿Qué salvó a Iquique? El oficio, la madurez de sus jugadores que sostuvieron, tal como ante Deportes Santa Cruz, un partido en el que aprovecharon las vicisitudes del juego: un autogol cuando el primer tiempo concluía y después aguantaron hasta los descuentos, para sellar la goleada. En la revancha, clave resultó el trabajo de los volantes Leandro Navarro, Joaquín Moya y Diego Orellana. Maniataron el juego en el complemento; no se jugó y eso es su mérito. También el técnico Miguel Ponce, que hizo dos cambios al iniciarse el complemento. El ingreso de Matías Blázquez en el lateral derecho cerró el callejón que generaba el venezolano Brayan Hurtado.
Iquique superó una serie brava y eso otorga una cuota de confianza al elenco de Cavancha. A diferencia del duelo con Antofagasta, Iquique tendrá público en su estadio. Una hinchada fiel que los acompañó siempre.
Al frente estará Wanderers, con una regularidad defensiva que lo llevó hasta esta instancia. Fueron los que menos goles recibieron (28), con una dupla de centrales que se aceitó. Claudio Meneses y Andrés Barboza se acomodaron bien, resguardados por el patrullaje de Joaquín Pereyra y Jorge Gatica. Ese cuadrado fue determinante, junto a Eduardo Miranda, un arquero que creció en la medida que avanzó el campeonato. En el duelo de ida ingresará Marcos Velásquez en reemplazo del suspendido Barboza.
Otro detalle fundamental fue el alza que experimentó Marcelo Cañete en la segunda rueda. Francisco Palladino le dio continuidad y a partir de sus balones al espacio y cabeza levantada, los caturros encontraron más opciones en el ataque. Juan Ignacio Duma, Lucas Cepeda y Paolo Guajardo pudieron ser asistidos en los costados, mientras que los centrodelanteros Carlos Muñoz, Milton Alegre y Joaquín Zeballos dispusieron de más alternativas.
La serie está equilibrada. Los dos rivales se conocen. Se enfrentaron en la última fecha, en Iquique, cuando peleaban el primer ascenso con Cobreloa. Un 3-2 que se resolvió en el final, gracias a un tanto de Steffan Pino. Los dos pleitos que vienen son muy distintos. El de Playa Ancha marcará el trámite de la revancha en el Tierra de Campeones. Dos planteles maduros, armado para cumplir el objetivo de subir a Primera División, se ven las caras.
Como pocas veces, el pronóstico es más que reservado. Dos ciudades que vibran con sus clubes ponen el broche de oro a un año notable para la Primera B.