Columna de Danilo Díaz: Un mes que definirá el futuro de La Roja

“Hoy el panorama es complejo. Chile es un mejor equipo que en las eliminatorias pasadas, muestra un cuadro renovado, se aprecia un funcionamiento claro, pero padece los mismos problemas que lo dejaron fuera de Rusia y Qatar”.

La Roja La Selección Chilena.

En la frialdad de los números, la Selección Chilena está en las mismas condiciones que en la eliminatoria anterior. Después de cuatro partidos, luce cuatro puntos y repite la expedición: derrotas ante Uruguay y Venezuela, empate frente a Colombia y triunfo sobre Perú. Tres entrenadores pasaron en este trayecto: Reinaldo Rueda, Martín Lasarte y Eduardo Berizzo. Si la caída en Caracas implicó la salida de Rueda, de nulo vínculo con el directorio de Pablo Milad (el secretario general Jorge Yunge quería echarlo en el camarín, cuentan en Quilín), la goleada en Maturín deja mal parado a Berizzo.

Desde su llegada, el cordobés encontró oposición. Se miraba su mala campaña en Paraguay y después los amistosos, en los que se incluyen los tres primeros, contra Corea del Sur, Túnez y Ghana. Esa nómina la armó Francis Cagigao (no había entrenador) y el “Toto” asumió para aprovechar las sesiones de entrenamiento. La realidad es que ni siquiera luego de ganar a Perú hubo tregua para el técnico. En las notas radiales, a la salida del estadio Monumental, los hinchas festejaban, pero insistían en que tenía que irse el DT. En los días posteriores, en las notas a la “familia” del fútbol, al grueso de los entrevistados no les gustó el equipo y observaban con desdén los méritos del 2-0 ante los peruanos.

Es claro que Berizzo no es monedita de oro en este medio. Las razones son variadas. Al igual que Rueda, tomó determinaciones duras, que lo alejaron de una hinchada y un medio periodístico que exige recambio, pero que al momento de las decisiones las cuestiona. La marginación de Claudio Bravo es un ejemplo, luego del que el arquero del Betis decidiera no venir a los amistosos de junio e irse de vacaciones.

Hoy el panorama es complejo. Chile es un mejor equipo que en las eliminatorias pasadas, muestra un cuadro renovado, se aprecia un funcionamiento claro, pero padece los mismos problemas que lo dejaron fuera de Rusia y Qatar: no hace goles, no dispone de especialistas, como sí lo tienen sus rivales. Ante Venezuela fue superior en el primer tiempo, sobre todo en la media hora inicial. Dilapidó al menos cuatro opciones claras y lo pagó. El error de Paulo Díaz y la inconducta y niñería de Marcelino Núñez sentenciaron una jornada amarga, que estaba para enderezar la nave y afirmar el ciclo.

El entrenador de la seleccion chilena. Foto: Aton.
Eduardo BerizzoEl entrenador de la seleccion chilena. Foto: Aton.

En menos de un mes se jugarán los partidos ante Paraguay y Ecuador que resolverán el futuro del cuerpo técnico de la Roja. No debiera ser así, porque estamos en pleno proceso de cambio y consolidación de jugadores, con la Copa América de 2024 para afinar y afrontar el decisivo ciclo de septiembre del próximo año. Reina la impaciencia, no existe conciencia del horizonte de nuestros futbolistas, tampoco se reconoce que estamos lejos a nivel individual de ocho de nuestros competidores en la Conmebol. Si Chile consigue tres puntos no sería una mala cosecha. Sumar en Quito es complejo. La sensación es que si se logran menos de cuatro unidades el destino estará sellado. A lo anterior, se agrega que Berizzo tomó el riesgo de dirigir a la Sub-23 en los Panamericanos, con una fase de grupo muy dura, porque México y Uruguay son rivales de temer.

Las fichas comienzan a moverse si la banca se mueve, como si fuera la solución. Se olvida que Chile tiene que luchar por llegar sexto o en el peor de los casos séptimo. Un objetivo difícil, pero no lejano.