Ronaldo Nazário fue un jugador inolvidable para los amantes del fútbol en la década del ‘90 y principios de los 2000. Con su gran físico, destreza y su increíble capacidad goleadora, se consagró como uno de los mejores nueves en la historia del fútbol. En la cancha era un delantero temido por todos los rivales, pero su impacto no se limitaba solo a lo deportivo, sino también a su presencia fuera de ella.
El Fenómeno era un reconocido amante de la noche, por disfrutar de las fiestas y de ciertos placeres, algo que parece una religión entre los futbolistas brasileños.
Ronaldo Nazário era un hombre de grandes fiestas
Con los entrenamientos, partidos y constantes viajes, muchos se preguntaban cómo lograba equilibrar su vida nocturna con un nivel de rendimiento tan alto. ¿Era cuestión de talento, suerte, costumbre o alguna estrategia secreta? Esa pregunta fue respondida por el propio Ronaldo en Charla Podcast, un programa brasileño transmitido en Youtube.
“¿Tienes alguna fiesta que recuerdes especialmente internacional, con cantantes, famosos, actrices de Hollywood?“, le preguntaron los presentadores del podcast. ”Tuve muchas. Joder, fueron todas", respondió R9, causando las carcajadas de todos los que estaban en el panel.
“Siempre fui un gestor, me gustaba hacer las cosas bien estructuradas y a un alto nivel. Siempre tuve el cuidado de dejar a todo el mundo feliz y atender a todos”, explicó, dejando claro el nivel de categoría que tenían esos momentos.
“Yo era el chico insignia, siempre estaba en todo”, dijo entre risas, antes de recordar lo que solía hacer para disfrutar de sus salidas nocturnas mientras jugaba en el Real Madrid, un reto complicado considerando la magnitud del club: “Jugaba el sábado, y esa misma noche me iba a París. Pasaba el domingo allí, y por la noche, fiesta. Al día siguiente, a las siete de la mañana, cogía el avión de vuelta para Madrid. Llegaba a las nueve y a las 10 teníamos entrenamiento″.

Para cualquier persona, una rutina así se terminaría convirtiendo en un viaje agotador, pero Ronaldo confesó que él lo hacía con tanta frecuencia que terminó siendo algo cotidiano.
Al final, explicó que, cuando era futbolista, las fiestas en casa eran la opción más adecuada. Ser uno de los mejores jugadores del mundo y el delantero del Madrid traía consigo una gran exposición, lo que podía tener consecuencias: “Si sales de fiesta en la ciudad en la que juegas, estás firmando tu muerte”, comentó con experiencia.
A pesar de todas sus locuras fuera de la cancha, Ronaldo se dio el lujo de vestir las camisetas de gigantes como el Inter de Milán, FC Barcelona, Real Madrid y Milan, marcando 310 goles y dando 75 asistencias en 481 partidos, además de ganar el Balón de Oro en dos ocasiones.
Nos queda la duda de qué más hubiera logrado si no hubiera salido a carretear todas las semanas... Nunca lo sabremos.