Es una mujer con una década de trayectoria en redes sociales, donde solía mostrar sus viajes a las principales potencias de la moda internacional. Fue toda una fashion blogger, hasta que decidió abrir su propio centro enfocado en el bienestar.
Se trata de Nicole Putz, quien optó por transformar su estilo de vida tras el nacimiento de su hijo Santiago, el confinamiento de 2020 y el diagnóstico de la enfermedad autoinmune Basedow Graves.

El gran cambio de Nicole Putz
La influencer se certificó como guía en meditación y mindfulness, y a mediados de febrero inauguró Frecuencia, su centro ubicado en Vitacura, donde imparte clases que duran aproximadamente una hora.
“Llegué al mundo del bienestar por necesidad, no por opción personal. En los últimos años he tenido una agenda muy exigente por las redes sociales, he viajado bastante y, aunque efectivamente es muy entretenido, nunca logras desconectarte”, reveló.
Nicole reconoció que hoy todos vivimos con una ansiedad constante y una necesidad de inmediatez. Además, señaló que se ha desbordado el consumo de información en el día a día.
“Me quedé sola con la guagua, fue muy fuerte. Debía reinventar mi trabajo, canalizarlo, y la gota que rebalsó el vaso: fui diagnosticada con Basedow Graves. Por primera vez, revisé mi salud y mi estilo de vida forzosamente. Leí de meditación, desde la desesperación, porque me sentía mal, me costaba dormir y me sudaban las manos, tenía tiritones”, contó.
Comenzó a practicar mindfulness por su cuenta y con ayuda de aplicaciones. A veces le funcionaba, otras no tanto. Finalmente, atribuye a su obsesividad el impulso de profundizar hasta convertirse en coach. Sus viajes se enfocaron en este nuevo camino, explorando lugares como Egipto, India y Japón. Este último destino fue clave, pues rescató enseñanzas que la ayudaron a desacelerar.