La segunda noche de Viña 2025 mejoró mucho, pero mucho en comparación con el cringe generado con su debut marcado por el incómodo beso entre sus animadores y por el regaño “padre a hijo” que le hicieron en vivo a George Harris.
No obstante, así como hay chispas capaces de iniciar incendios, en las transmisiones televisivas de alta exposición existen momentos que pueden echar todo lo bueno por la borda.
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En esta ocasión, el gran fail del Festival de Viña 2025 llegó, irónicamente, en el instante más épico del certamen: cuando Myriam Hernández recibió su merecida Gaviota de Platino.
¿Cómo poder arruinar un momento tan emotivo como el vivido? Fácil: Haciendo un show dentro del mismo show con la alcaldesa Macarena Ripamonti tramitando, durante cerca de 10 minutos, la entrega del icónico trofeo. Un sketch digno de la WWE cuando Vince McMahon recorría el tras bambalinas de la lucha libre o que perfectamente pudo haber estado inspirado en una acción de Michael Scott en The Office.
A estas alturas, da un poco lo mismo si eso fue improvisado o si estaba todo bajo un débil guion. Lo único concreto es que el reconocimiento a La Baladista de América no fue el más adecuado y que su fin no justificó los medios.
En periodismo existe una máxima que dice que el reportero no es la noticia, en relación con los pintamonos que se creen figuras a la hora de informar. En el Festival de Viña deberían tomar eso como ejemplo y ponerlo en práctica, al menos durante estos cuatro días restantes.