La televisión es basura, la televisión miente, la televisión marchita nuestras mentes llenas de imaginación y creatividad. Con la mano en el corazón, ¿cuántas veces hemos escuchado aquellas frases? Ya sea en conversaciones, cánticos barreros o en rayados escritos en las calles. Quizás más de las que tengamos recuerdos, puesto que es una de las críticas más comunes que se le hace a este medio de comunicación.
Sin embargo, por más que a esta se le cuestione constantemente, la pantalla chica continúa viviendo gracias a sus constantes innovaciones y a los cambios de parrilla con que busca seguir vigente entre la audiencia, además de intentar conseguir ese punto de rating dorado proveniente de los jóvenes, esos mismos que prefieren ver streams en vez de una oleada de comerciales televisivos.
- Te podría interesar: El Fenómeno arrasó con el rating en su estreno y dejó atrás a la competencia
Lo paradójico es que, por más que el ejemplo anterior pueda ser graficado con programas nuevos con ambiciosos presupuestos, la actualidad dicta lo contrario: Regresos televisivos de antaño, con fórmulas de hace más de 10 o 20 años, tales como El Último Pasajero (Chilevisión, 2022), Primer Plano (Chilevisión, 2024), Detrás del Muro con Kike Morandé (Chilevisión, 2025) y ahora último El Fenómeno (Canal 13, 2025) como un remake centennial de Mekano con José Miguel Viñuela a la cabeza.

Y cuando despertó, el control remoto todavía estaba ahí
En la década del 2000, la televisión era más que un medio de comunicación. La TV era, por así decirlo, una chimenea que lograba dar calor a la familia que se reunía en el comedor para ver y comentar las teleseries, después tomar una rica y conversada once para, posteriormente, ver juntos el estelar a las 22:00 horas (no a las 22:30 horas como lo es ahora).
Puede que aquellas convivencias familiares sean más difíciles hoy en día, tomando en cuenta que ya no se necesita estar en un living para ver tele, ya que con un celular de mediana gama se puede tener una experiencia similar, pero los shows siguen vigentes, o al menos, así lo quiso la misma parrilla televisiva de canales como Chilevisión y Canal 13 con la farándula y los programas juveniles de regreso a la masividad. Lo curioso es que, más que las críticas de antaño que creían extintos estos shows, el dato terminó por matar el relato.
Por ejemplo, el último capítulo de Primer Plano (17 de febrero de 2025) alcanzó los 8 puntos de rating, además de contar con 10,3 puntos en su debut el 8 de diciembre de 2024. En tanto, El Fenómeno logró en su estreno 5,7 puntos de rating. Ambos casos fueron líderes en su horario.

¿Por qué vuelve la televisión antigua? Lo que ocurriría en la mente de las personas
En conversación con TiempoX, Ricardo Martínez, PhD en Lingüística y Magíster en Estudios Cognitivos, asoció este revival televisivo a dos verticales. Una de estas está más enfocada a la nostalgia, puesto que volver a ver la televisión de décadas atrás, tales como los 90 o 2000, se asocia a una época que “parecía más segura, sin redes sociales, donde las cosas eran más directas, todavía eran más analógicas”.
“El principio de los años 2000 todavía era una época sin redes sociales en la cual la TV tenía una gran gravitancia. Si bien la gente se conectaba a internet, era menos, y solo para hacer cosas puntuales. Estaban fuera de internet y no adentro”.
La otra idea de Martínez, en tanto, hace referencia a las maneras de informarse de las personas en la actualidad. “Cuando llegaron las redes sociales, la TV cayó y la gente, en su mayoría, comenzó a informarse por el internet. Hay un tema que se llama ‘News finds me’, que hace alusión a que las noticias nos encuentran, donde la gente pasa viendo TikTok, Instagram, revisando publicaciones, no haciendo clics en páginas webs, es decir, una cultura que salta más de un tema a otro”, aseguró.
En este contexto, “la televisión, que se quedó más lenta y que no logró dialogar de alguna forma con el internet, volvió a las cosas que tuvieron éxito para tratar de recuperar un tiempo glorioso perdido”, complementó el académico.

Por otra parte, Manuel Ugalde-Duarte, psicoanalista Magíster en Pensamiento Contemporáneo y docente del Departamento de Medicina Sede Norte de la Universidad de Chile, comentó que este regreso de programas y rostros televisivos de antaño responde a factores históricos y políticos vinculados a la evolución de las últimas décadas en nuestro país.
Según el profesional, aquel último periodo estuvo marcado por un “choque entre la cultura boomer y la cultura millennial y centennial. Esta última generación mostró una mayor sensibilidad hacia las singularidades, las particularidades, el entorno, la justicia y la ética”, asegurando que aquella mirada trajo consigo una supresión de contenidos tildados como machistas o de violencia hacia minorías en todo aspecto.
No obstante, fue ahí mismo donde, según Ugalde-Duarte, se eliminaron aspectos “escatológicos de la existencia humana”, tales como el humor o lo impúdico que derivaron “en formas de purismo moral que eliminaron la liviandad, el juego, la risa y la levedad de la vida cotidiana, volviendo todo demasiado grave”.
“Mi impresión es que el retorno de estos programas de los años 2000 es una respuesta televisiva a la necesidad de recuperar esas dimensiones grotescas de la existencia”, argumentando que shows como Primer Plano o el regreso de Kike Morandé pareciera ser “el único intento de contrapeso a la seriedad que dominó los últimos diez años”.
“La televisión, como producto cultural, supone modelos mucho más rígidos, controlados por estructuras top-down. Es decir, boards, ejecutivos y editoriales deciden qué contenidos deben aparecer y qué deberíamos consumir”, recalcó el psicoanalista, concluyendo que “en este sentido, dado que la televisión abierta chilena es fundamentalmente vista y consumida por generaciones antiguas, y también dirigida por ellas, se ve forzada a recurrir a fórmulas del pasado que no necesariamente resonarán con las nuevas audiencias”.
“Estas últimas, en su mayoría, se han desplazado hacia los nuevos medios, donde encuentran contenidos más afines a sus intereses y valores”, finalizó.