Cristián Campos tiene 67 años de edad y enfrenta una querella por abuso sexual por parte de Rafaella di Girolamo, la hija de su exesposa, Claudia di Girolamo. En una extensa entrevista con La Tercera, el actor chileno acusó que ha sido “torturado” por la denunciante y que sabe de esto desde hace muchos años.
“A nivel familiar ha sido devastador, porque salpica a mi mujer, a mi hija, a la familia de mi mujer que vivió algo similar, pero con una acusación real hace unos años... Nunca me imaginé que fuera a ser tan devastador, como que me hubieran despojado. Me despojaron de mi vida, de mi trabajo. Es como un exilio”, dijo.
“Hace 14 años que Raffaella di Girolamo nos informó que yo la había abusado y que me iba a arruinar la vida. Y de ahí para adelante ha sido una cadena de 14 años de amenazas por distintos medios, por WhatsApp, por correos, por llamados telefónicos, todos muy agresivos, todos muy violentos, anunciándome que iba a hacer una denuncia por este supuesto abuso sexual que habría ocurrido 20 años atrás. Entonces sí, es como la crónica de una demanda anunciada. Esto (la amenaza de una denuncia por supuesto abuso sexual) no solo lo supimos hace un mes, sino que lo hemos sufrido hace 14 años”, agregó Cristián Campos.
“Lo que no entiendo es que, una vez que lo recuerde, en vez de denunciarlo, se demore 14 años para torturar al eventual, al supuesto abusador”, enfatizó.
Lo que ha perdido Cristián Campos
Cristián Campos ha dejado de lado producciones por esta denuncia de abuso sexual por parte de Rafaella di Girolamo, como son la obra “Reunión de apoderados”, y la película “Guerra de verano”.
“Tengo una vida decente y limpia con esfuerzo. Los actores siempre trabajamos en dos o tres cosas a la vez. Nadie me ha regalado nada, no he estafado a nadie. Tengo una vida limpia. ¿De qué importa? Tú ves en Google ahora mi nombre y dice que yo soy acusado de uno de los delitos más aborrecibles que a uno se le pueden ocurrir. Eso es lo que te aparece cuando miras Cristián Campos en Google”, comentó, detallando que sí ha recibido el apoyo de algunos colegas.
“Todo en privado, salvo mis viejos maestros Ramón Núñez y Jaime Vadell y la preciosa Carola Arregui, que se jugó valientemente siendo mujer, porque le pareció indignante lo que me estaban haciendo. Muchos testimonios personales muy bonitos”, sentenció.