"Hizo las maletas": La dura crisis matrimonial de Stefan Kramer tras su éxito en el Festival de Viña

El humorista se confesó en su libro, "Stefan, Memorias Breves Autorizadas por Kramer", donde abordó los momentos más complicados en su carrera y vida personal.

El 2008 fue uno de los años más importantes en la vida de Stefan Kramer. El imitador se consagró con su primera rutina sobre el escenario del Festival de Viña del Mar, además de conseguir un importante hito de rating. Sin embargo, todo le valió una profunda crisis matrimonial con su esposa, Paloma Soto. 

El comediante deslumbró personificando a 33 personajes, dentro de los que destacaron figuras de la farándula criolla, artistas internacionales y deportistas, alcanzando una sintonía de 61 puntos. Pero luego de ese éxito, afloró en él un profundo sentimiento de vacío.

Según pudo constatar TiempoX al leer el libro que lanzó recientemente "Stefan, Memorias Breves Autorizadas por Kramer", el artista se fundió en una tremenda depresión que repercutió en su círculo cercano, al punto que su esposa le dio un ultimátum.

"Estaba lleno de eventos y yo no tenía ganas de subir al escenario, a ninguno. Nadie comprendía. Caminaba todo el día, me fui para adentro. No entendía lo que me estaba pasando, por qué no me sentía feliz. Lo hablé muchas veces con Paloma, mi esposa, pero el tema ya era una lata, y de un momento a otro, dejé de hablar en mi casa, no tenía ninguna respuesta", escribió.

Stefan Kramer habló de su crisis matrimonial 

"Se lo conté a mis papás, junté a mis hermanos en la casa de Martín, mi hermano mayor, para desahogarme y decirles que estaba totalmente deshecho. Las pocas veces que me acerqué a alguien más, para intentar contarle que me sentía mal, me decía: ¡Qué vas a estar mal tu! ¡Si te ha ido la raja!", explicó sobre ese momento.

Fue tanto lo afectado que estaba Stefan Kramer que incluso repercutió en su vida matrimonial, ya que no tenía energía ni para su trabajo ni para dedicarle a su familia ni a su relación de pareja. Eso llevó a Paloma Soto a tomar una drástica decisión. 

"Recuerdo que un día Paloma hizo las maletas, tomó a nuestros dos hijos, se paró en la puerta de la casa y me dijo, agobiada y triste: ¿Qué hacemos? ¿Nos vamos? Dime tú. Yo, sinceramente era un ente. No tenía nada en el alma, solo atiné a decirle que por favor no se fuera, que me esperara. Con el tiempo me confesó que eso lo había hecho para ver si yo reaccionaba. Si me animaba a hacer algo", relató.