Si bien Kathy Orellana está internada en el centro de rehabilitación Creeré Chile desde hace seis meses, la artista cuenta con un permiso especial que le permite poder salir con el fin de cuidar a su madre, Clara Soto.
El motivo principal es que la señora de 73 años de edad se encuentra hospitalizada en la UCI tras haber sufrido un accidente cerebrovascular (ACV), además de un ataque al corazón que provocó que la operaran hace una semana.
Por lo mismo, Kathy Orellana conversó con el diario LUN donde habló de todos los detalles al respecto, ya sea del estado de salud de su mamá, así como también los cuidados que ella ha recibido en el centro de rehabilitación por alcoholismo.
Kathy Orellana: “El tratamiento me ha hecho bien”
La excantante del programa “Rojo” lleva seis meses internada en el centro de rehabilitación, lugar en donde debe estar un total de un año. Durante este tiempo, ella admite que ha sentido el apoyo de la entidad, lo que la ha ayudado.
“El tratamiento me ha hecho bien y me ha dado mecanismos para enfrentar los problemas con altura y con una mente optimista, mi mejor opción es haberlo hecho”, comentó.
Respecto al estado de su madre, Kathy Orellana asegura “Estuvo tres semanas en un hospital de Rancagua esperando cama en el San Juan de Dios. La cirugía fue a corazón abierto, le pusieron dos bypass y tiene problema en la aorta izquierda que no se le puede destapar”.
“Ve tantas cosas en la UCI que se pone inquieta. Me dice que se quiere ir y me dan ganas de traérmela, pero uno sabe que los doctores están haciendo lo mejor posible. Igual te vas con la incertidumbre de que pase buena noche”, añadió Orellana.
“Viajo de Rancagua a Santiago todos los días para poder darle comida, porque no quiere comer, está desganada. Imagínate una mujer que ha trabajado toda su vida en la feria y ahora está más de un mes en cama sin poder hacer nada. Está angustiada y es entendible porque son procesos diarios. Un día está bien y al otro, no”, recalcó.
Finalmente, Kathy Orellana se refirió al choque de emociones que le genera el poder contar con este permiso especial para poder cuidar a su madre. “Es algo bien bonito y doloroso a la vez porque me siento entera, sólida, con una fe inquebrantable, súper contenta de poder apoyar a mi mamá y a mi papá. Puedo servir de ayuda, pueden respaldarse en mí y eso me hace sentir bien”, contó.