El pasado 10 de enero, fue el lanzamiento del libro autobiográfico del príncipe Harry, "Spare" o "En la sombra" en español. El duque de Sussex revela en su obra las difíciles situaciones que enfrentó de pequeño siendo parte de la Familia Real, como la cruda partida de su madre, la princesa Diana.
Justamente, en los primeros capítulos del libro recuerda cómo fue aquel negro día 6 de septiembre de 1997, cuando fue el funeral de Lady D. En medio de su relato, el esposo de Meghan Markle confiesa que sólo una vez lloró por la muerte de su progenitora.
Según constató TiempoX, el príncipe Harry explicó que con su hermano, William, saludó aquel día a la muchedumbre que estaba apostada delante del palacio de Kesington. Al hacer esta acción, se percató de que muchos de ellos tenían las manos mojadas con lágrimas, algo que le generó sentimientos encontrados.
"Me desagradaba el tacto de esas manos. Es más, me desagradaba cómo me hacían sentir: culpable. ¿Por qué lloraba toda aquella gente cuando yo ni lloraba ni había llorado?", reflexionó el hijo del Rey Carlos III sobre la partida de Diana de Gales.
De inmediato, el príncipe Harry reveló que quería llorar en ese instante, lo había intentado, pero no lo lograba, pues aún creía que Lady D seguía viva y que se había arrancado para comenzar su vida nueva, alejada de los paparazzi, de la prensa y de la Realeza.
"Quería llorar y lo había intentado, porque la vida de mi madre había sido tan triste que había sentido la necesidad de desaparecer, de inventar aquella farsa monumental, pero no podía arrancarme ni una gota. A lo mejor había aprendido demasiado bien, había absorbido demasiado a fondo la máxima familiar de que llorar no era una opción; nunca", lamentó.
La única vez en que Harry lloró por la muerte de la princesa Diana
Cuando llegó la hora del entierro del ataúd, el príncipe Harry hizo memoria en que en las noticias aseguraban que su madre llevaba las manos cruzadas sobre su pecho y, entre ellas, yacía una fotografía de él y de William. "Posiblemente los únicos dos hombres que la quisieron de verdad", lamentó.
"Durante toda la eternidad le sonreiríamos en la oscuridad, y quizás fuera esa imagen, a la vez que retiraban la bandera y el ataúd descendía al fondo de la fosa, lo que por fin me superó. Mi cuerpo sufrió una convulsión, se me hundió la barbilla y rompí a sollozar de forma incontrolada con la cara en las manos", recordó el duque de Sussex por su sufrimiento tras la muerte de Diana de Gales.
El hermano del príncipe William confesó que sintió vergüenza por "quebrantar los valores de la familia, pero no podía aguantarme más".
"No pasa nada -me decía-, no pasa nada. No hay ninguna cámara cerca. Además, no lloraba porque creyera que mi madre estuviera en ese hoyo. O en ese ataúd. Me prometí no creerlo nunca, dijeran lo que dijesen. No, me hacía llorar la mera idea. Qué insoportablemente trágico sería, pensaba yo, si fuera cierto", cerró el príncipe Harry.