"Gracias Generación Dorada", se podía leer en San Carlos de Apoquindo cuando La Roja quedó sin chances de ir al Mundial de Qatar 2022.
Una camada de jugadores sin precedentes -probablemente la más importante del fútbol chileno- formada por José Sulantay, entregó futbolistas que llegaron a darle dos Copas América a Chile. Los Arturo Vidal, Alexis Sánchez, Gary Medel, Mauricio Isla, por decir algunos, le dieron tremendas alegrías al país.
Jean Paul Pineda, delantero de largo recorrido en nuestro balompié, bien pudo pertenecer a ese selecto grupo. "Yo tuve la posibilidad de estar con la Generación Dorada, donde yo era el más chico de todos", comienza diciéndole a En Cancha.
La competitividad de la Generación Dorada de La Roja
"Sabía el nivel que tenían todos y yo estaba a la par. Tuve chances de irme al extranjero antes que ellos, incluso. Seis años después fui a España (al Córdoba) y ahí sí que conocí el fútbol. Te das cuenta que en Chile estamos atrasados en todo sentido. Y no lo digo yo, te lo puede decir cualquier chileno que se va a otro país. Pero pienso que hay que madurar rápido desde chico, sabiendo dónde vas. Si haces eso, después te mantendrás solo en el alto nivel", reflexiona.
"Para mí fue un privilegio, fui un afortunado de poder convivir con ellos. Ellos tenían todos 17 o 18 años, y yo solo 15, y aún así José Sulantay me dio la oportunidad. Se notaba que esa generación iba a dar que hablar. Por ejemplo, si uno hacía una chilena para definir, el que venía atrás quería hacer lo mismo, y lo hacía, y todos, no solo los delanteros. Todos querían competir, no querían perder. Yo creo que ahí estaba la diferencia. Después esas ganas de competir no la vi nunca más en Chile, en ningún entrenamiento. Por eso lograron tantas cosas", añade.
Y cierra con nostalgia: "Me hubiese encantado seguir jugando en el extranjero y haber logrado todo lo que lograron los jugadores de la Generación Dorada".