Hay inicios de año ideales. El de Martina Weil (25) puede ser uno de ellos. Cuatro récords seguidos en tan solo un mes. Mientras en febrero miles de los compatriotas se movían por el país para su descanso estival y huir de las altas temperaturas, una gélida Bélgica recibía semana tras semana las nuevas marcas de la medallista panamericana.
Con un tiempo de 51,89 segundos en los 400 metros indoor en el Allianz BK AC de Bélgica, Martina superó su propia marca. El 1 de febrero había logrado un tiempo de 53,05, superando la que había registrado hasta ese entonces Fernanda Mackenna. Seis días después, volvió a batirla. No conforme con ello, ya el 16 de febrero llegó al actual récord.
Récord de Martina y de Chile. Porque si bien es un orgullo su nombre registrado en el mejor tiempo, para ella la alegría es por superarse a sí misma. “Para mí lo más importante es que sea mi mejor marca. Es como competir conmigo”, señala en conversación con En Cancha Prime.
Eso sí, para la deportista esta prueba respondía más a un volver a intentar y superar un trauma que al desafío propiamente tal. La última vez que había corrido en una prueba bajo techo, fue cuando estudiaba en Estados Unidos, en 2021. Al recordar, la experiencia la describe como “terrible, catastrófica”.

La verdadera marca de Martina: la superación de un trauma
“El atletismo bajo techo era algo con lo que yo tenía una traba gigante”, recuerda. Una de las condiciones para estudiar en Estados Unidos bajo el régimen deportivo, es representar a la universidad en las competencias. Por lo mismo, Martina dice haber sido obligada a competir por tres temporadas en esta modalidad. “Lo único que quería era que se acabara”.
La principal diferencia entre su símil al aire libre, es el tamaño de la pista. En la modalidad indoor es de 200 metros, por lo que para los 400 debe correr dos vueltas. “Al ser así, implica que uno corre como 150 metros por tu pista y te tienes que cerrar. Y yo estoy acostumbrada a tener mi propia pista y a correr mi propia carrera”.
¿Qué motivó a Martina a querer intentarlo nuevamente? Varias razones. La primera: lidiar con los traumas y las ganas de crecer. La segunda: la necesidad de tener competitividad en el año más allá del entrenamiento para llegar bien a sus objetivos, algo que resintió el año anterior.
De hecho, en el ámbito de su salud mental, la atleta se trata con una psicóloga especialista en trauma más que con una dedicada a lo deportivo. Algo que le ha ayudado mucho en su carrera. Además de esto puntual, a resistir la presión y momentos difíciles propios del deporte.
“Le dije a mi entrenador: ¿sabes qué? Creo que es hora de crecer. Hagamos algo distinto. Si sale pésimo, bueno, sale pésimo. ¿Y si sale bien? Como que al final es que te salga bien algo que te costaba mucho y siento que es incluso más satisfacción para uno”, comenta Weil.
¿Es este el inicio definitivo de la atleta nacional en la pista bajo techo? La respuesta es incierta. Responde más a un cincuenta y cincuenta. Lo que sí, va a aprovechar la inspiración para competir en el Mundial Indoor en la ciudad de Nanjing, China, este 21 de marzo próximo. “Sería la cereza de la torta del bajo techo”.
Bélgica: el país del récord y su nuevo hogar
Que la competencia haya sido en Bélgica no deja de ser un pequeño envión para animarse a competir. Martina vive desde hace tres años en Bruselas y pese a sufrir por el frío, ha encontrado un hogar que le ha permitido sentirse cómoda, feliz y acompañada.

Comparte departamento con Lénora Guion-Firmin, velocista francesa, y Violeta Arnaiz, velocista chilena y también, su gran amiga. La recordwoman no duda en que una de las mejores decisión que adoptó el año pasado fue haberse ido a vivir con ella. “No solo somos muy amigas, lo que nos ayuda un montón, sino que tenemos los mismos objetivos”.
El día parte a las 8 de la mañana, para luego ser recogidas por algún amigo o cercano del equipo y desplazarse a la pista que está a unos 30 minutos en automóvil de la ciudad. Ahí desarrollan el entrenamiento a cargo de Jacques Borleé, exatleta belga que hace poco también comenzó a entrenar a Violeta.
Ya para la tarde, luego de almorzar y de una siesta reponedora, cada una se centra en lo suyo. Martina se dedica a sus estudios de Business (Economía) en la Universidad de Bruselas en modalidad online. Mientras, Violeta trabaja para su empleador en Chile aprovechando la diferencia horaria.
No todo es entrenamiento y estudio. Aunque le cuesta encontrar el tiempo, ocupar la mente en otros asuntos es esencial para un atleta de alto rendimiento. Cerrar la noche con una buena serie (nos recomienda Severance, de la plataforma de Apple TV) o leer un buen libro son buenas opciones. Aunque uno se queda corto. “Siempre tengo tres o cuatro libros en el departamento”.
En enero leyó “100 años de Soledad”, ya que dice que en su época escolar –contexto de lectura obligatoria– no lo supo apreciar. Actualmente se turna entre “White Range”, de la historiadora Carol Anderson, que habla sobre la historia de la comunidad afroamericana en Estados Unidos, o un libro de física que tiene en su biblioteca.
Las series y libros no son lo único que nutren el tiempo libre de Martina. Luego de los Juegos Olímpicos y gracias a las redes sociales, se confirmó un secreto a voces que surgía en las pistas del atletismo mundial: la relación entre la deportista y el atleta brasileño Alison Dos Santos.
El doble medallista olímpico y la oro panamericana ya estaban juntos en París. Eso sí, hoy mantienen una relación a distancia, ya que Dos Santos vive en Estados Unidos. Pero Martina le resta importancia al factor geográfico. Al dedicarse a lo mismo, se entienden los tiempos y el ritmo de vida, sobre todo en el calendario.

La atleta confiesa que más que estar con alguien que haga lo mismo que ella, el hecho de vincularse con una persona que le apasione algo en común es lo que genera compromiso. “Al final es encontrar a quien te entienda, que no te cuestione. Me pasa que esa persona tiene algo que lo apasiona tanto como a mí en el deporte”, afirma.
Los Panamericanos y las lecciones
Hacemos que Martina cierre los ojos y se sitúe en esa lluviosa tarde de noviembre de 2023 en el Estadio Nacional. La gente protegida con paraguas, con un frío inusual para la época. El público sin ningún amago de irse del recinto. Solo esperando la participación de su representante en los Panamericanos. Algo tan común en los chilenos. Luego la partida, la llegada antes que nadie a la meta y el fervor de la gente. Martina abre los ojos: “Es difícil pensar en ese día sin toda la carga que vino después”.
Rememora lo sucedido. “Lo único que podía pensar era ‘afírmate, porque se viene’. Fue un poco una sensación de estar fuera de mi propio cuerpo”. La gran cantidad de gente afuera del coliseo esperándola para pedirle fotos y autógrafos, lo sintió como un peso abrumador. Una situación totalmente nueva para ella. “Mi vida nunca va a volver a ser lo que era antes”, pensó en ese momento.
Esa fue la zona luminosa. Cuando Martina empezaba a absorber la repercusión mediática del éxito, un giro completo vendría a las pocas horas con la polémica de la posta. “Fue de cero a 100. Todo el mundo te quiere y al día siguiente me estaban destrozando por todos lados. Yo no entendía nada. Tengo lagunas heavy de esa semana”.
No hace mucho que ha vuelto a referirse al tema. Como parte del trabajo con su psicóloga, sumado a este gran inicio de año, el episodio puede verlo hoy con entereza y reflexión. “Como que perdí la confianza. Perdí mi privacidad. Son esas cosas que al final uno pierde cuando te ponen en el ojo público. Fue algo que me tomó por sorpresa. Yo no me lo esperaba y no estaba lista para eso”.
El 2024: de dulce y agraz
Para Martina, el año pasado fue convulso. Más allá de lo que quede en el inconsciente por el ruido mediático, para ella hay otros elementos y conclusiones que hoy saca en limpio. Y que no ve tan oscuro como otros podrían imaginar.
Esta seguidilla de récords, a propósito de lo anterior, para Weil no significa un renacer. “No, porque tampoco siento que desaparecí tanto. El año pasado se hablaron muchas cosas malas y todo, pero igual hice mi mejor marca. Corrí más rápido que el 2023. En los Juegos Olímpicos tampoco corrí catastróficamente mal”, enfatiza.
París 2024 fue el debut de la atleta en la máxima cita mundial. La hija de Gert Weil y Ximena Restrepo, con vasta historia en eventos olímpicos, llegó al Stade de France colgando la medalla de oro que había obtenido en los Juegos Panamericanos 2023.

En la primera participación de los 400 metros, Martina logró el cuarto lugar con un tiempo de 51.15 segundos. No le alcanzó para pasar directo a la siguiente ronda, pero sí para el repechaje. En el mismo, después, terminó sexta en su serie rematando con 51.79.
La decepción fue total. Martina, a diferencia de la primera participación, no quiso hablar en zona mixta. Tampoco con su familia. “No hablé con nadie. Desaparecí y nadie sabía dónde estaba. Puse el teléfono en modo avión y me fui a mi pieza. Me encontraron cinco horas después, con las cortinas cerradas”.
Hoy confiesa que sabe que no fue la mejor forma de reaccionar. Ya más en frío, la atleta repasa lo bueno y lo malo de su participación en París. “No hay escenario más grande que eso. Me di cuenta que sí fui capaz de correr. Sí fui capaz de ponerme los tacos y de no quedarme pegada. Al final, puedo enfrentarme a todo”.
No llegó en las mejores condiciones físicas. Sentía molestias en el tendón y en la rodilla, y además en la Villa Olímpica circulaba una gripe de la que no pudo zafar. “Siento que de cabeza no estaba donde debía estar. Estaba apestada. No quería ver a nadie. Y eso te genera más culpa todavía, porque estás en ese lugar increíble y no tienes ganas de levantarte de la cama”.
Pero sabe que el deporte da revanchas. Si bien lo entiende como un cliché, asume que hay más oportunidades y tiene claro que Los Ángeles está en el futuro. “Absolutamente. El mundo no se acaba porque no rendiste como quisiste rendir”.
El reencantamiento con el atletismo
Por cierto que no es fácil desprenderse de los cuestionamientos públicos. A una sobre expectativa con los deportistas chilenos luego de los Panamericanos, Martina acusa falta de educación en torno al deporte y hasta una cierta responsabilidad en cómo se muestra cada competencia en el medio. “De pronto, de la manera en la que lo vendieron, igual a veces es un poco exagerado. Tal vez así vende más”.
Puntualmente, sobre los Juegos Olímpicos, la atleta sostiene que sería bueno que la gente pudiera educarse más y entender bien lo que implica estar ahí. “Yo quería pasar de ronda. Yo quería llegar a una semifinal. No rendí como quería. Es verdad, pero tengan un poco de perspectiva también”.
Weil entiende que la exposición pública, sobre todo en redes sociales, ya es algo que va de la mano con cualquier deportista de elite que adquiere popularidad. “Me encanta que la gente me apoye y me siga. Es una cosa tremenda. Es una responsabilidad gigante y me la tomo súper en serio. Pero nadie más sabe lo que yo he hecho y he trabajado. Como que se me había olvidado que el deporte es un proceso y que a los únicos a los que les tengo que responder realmente son a mi entrenador y a mí”.
Y puntualiza: “Yo voy a la pista y en verdad lo paso pésimo. Entonces que te vengan a decir que te lo regalaron... ¡Ojalá me lo hubiesen regalado! Me estás diciendo que he hecho todo este entrenamiento por nada. Que podría haber corrido lo que corrí porque mi mamá es mi mamá. Entonces, en ese sentido, esta temporada en torneos indoor me ha generado confianza, un yo sí puedo”.

Dejando el capítulo atrás, siente que ha vuelto a enamorarse del atletismo. “Me centré en las personas que me había presentado el deporte. He tenido mucha suerte; los lugares que he conocido, la gente con la que he me podido rodear. Siento que fue mucho encontrarme a mí fuera de lo que es el atletismo”.
“Fue duro y lo pasé pésimo, pero hice la pega. Entonces me focalicé en eso y ahora realmente todo lo que hice tiene un poco más de sentido. Esto en verdad no me lo ha regalado nadie. Me he sacado la ‘cresta’, pero veo cómo el esfuerzo que estoy haciendo se va reflejando en los resultados”, reflexiona.
Otra lección que Martina ha incorporado del año pasado, fue haber aprendido de sus lesiones. Al finalizar el 2024, hizo un análisis con su entrenador de que no llegaba en las mejores condiciones físicas a las competencias más importantes. “Siento que me faltó esa base, como la pretemporada. Llegué como pude”.
Los detalles de la preparación han adquirido un valor clave. Con su problema en la rodilla, por ejemplo, se hace imperioso realizar ejercicios de menos impacto. “No puedo hacer nada en cemento porque tengo poco cartílago, por ejemplo. Entonces hacerlo ahí me genera más dolor y no tengo ninguna razón para hacerlo”.
El éxito y la contradicción con la realidad chilena
Si hay un consenso a nivel general del legado de Santiago 2023, es la gran visibilidad que adquirió el deporte, más allá del fútbol y el tenis. Algo repetido por casi todos en el balance luego de la competencia. Sumado, también, al ambiente social generado por el evento.
Pero si se va al detalle, los casos más relevados (medallas, participaciones en Juegos Olímpicos), eran consecuencia de una realidad muy específica que dista de la mayoría de los deportistas en Chile. Y el caso de Martina no es la excepción.
Empezó en su colegio (Villa María Academy) con el entrenador Carlos Moreno. Luego, se cambió al Club Manquehue que es donde entrenaba su madre. Es cierto que a Martina se le pudo ver varias veces como atleta UC, pero eso respondía a que su mamá trabajaba ahí cuando nació y “voy a la Católica desde que tengo uso de razón. Después, el 2019, me fui a vivir a Estados Unidos y entrené en la universidad”.
Que la hija de Ximena Restrepo siguiera los pasos de su madre tenía una probabilidad alta. “Aunque alguna vez intenté lanzar la bala. Pero fueron como 10 metros. Me pasa que soy muy mala para las pesas. En verdad, odio el gimnasio y los lanzadores hacen muchas pesas. Además, mi papá me dijo que era muy ‘lady’ para esto”.

Su partida fuera del país para poder especializarse fue casi lógica. El análisis que hoy hace la atleta de 25 años justifica la decisión. “En Chile es imposible vivir de entrenador profesional. Eso no existe. Son todos del colegio. Los atletas tienen que adaptarse a viajar sin ellos, porque trabajan en establecimientos educacionales, o también a tener que entrenar por las tardes, porque en el día son profesores de Educación Física”.
El sistema de preparación en Europa tiene otra estructura. Martina cuenta que un deportista parte en su club con un determinado entrenador, pero cuando sube de nivel, pasas a tener otro más específico, una especie de instructor de pre-alto rendimiento. “Entonces después tú vas a otro que es solo de alto rendimiento. En Chile, la gente se queda con su primer entrenador, incluso si no tiene las mejores herramientas para ese nivel”, comenta la atleta respecto de un tema que sigue sin solución a nivel local.
El 2025 de Martina y su post de fin de año
Está entusiasmada con reencontrarse con el equipo chileno. En abril se llevará a cabo el Sudamericano de Atletismo en Mar del Plata. “Tengo hartas ganas de ir, porque siento que hace mucho que no veo al equipo. El año pasado, la delegación que fue a Japón y París fue súper chica. Hace rato que no veo a mucha gente, así que va a estar súper entretenido. Y bueno, también va la Violeta”.
Además del Mundial Indoor, espera participar “en un par de Continental Tours de Oro, para así no llegar al Mundial en septiembre arrastrando las patas. Porque el año pasado me pasó que fue duro llegar a esa fecha”. Se refiere al Mundial de Atletismo que se disputará en Tokyo, entre el 13 y 21 de septiembre.
Los objetivos claros y el calendario de competiciones de este año la tienen reencantada con el atletismo. Ya para fin de año, es probable que visite Chile para reencontrase con su familia y con un clima más amigable. Esto último, una de las cosas que más extraña junto al idioma. Pero el castellano chileno.
En el Instagram de Martina, sus publicaciones fijadas vienen con reflexiones de los Juegos Olímpicos y Panamericanos. ¿Cómo le gustaría que fuera el post de final de año en sus redes? “Me lo imagino muy cabrón. Con la canción “Reputation” de Taylor Swift y que diga que es como que estamos de vuelta. Y nada más”.