Que Brasil es tierra de fútbol, a estas alturas del partido, resulta una obviedad del tamaño de una catedral. Habría que haber vivido debajo de una roca en los últimos dos siglos, prácticamente, para no saber que en ese país la pelotita es algo con estatus casi sagrado.
Ahí están las cinco Copas del Mundo y algunos de los clubes más populares, ganadores y poderosos de todo el orbe. También Pelé, Ronaldo el Fenómeno, Garrincha, Romário, Ronaldinho Gaúcho, Zico, la Rainha Marta y un etcétera tan extraordinariamente extenso que faltan páginas para plasmarlo.
Pero pese a tal nivel de grandeza, el fútbol brasileño en sí es algo bastante desconocido para el gran común del fanático futbolero. Sí, hay asuntos obvios, como el G12, los equipos “grandes” del país y que han ganado al menos en una ocasión la Copa Libertadores, es decir Atlético Mineiro, Botafogo, Corinthians, Cruzeiro, Flamengo, Fluminense, Grêmio, Internacional, Palmeiras, Santos, São Paulo y Vasco da Gama.
También es por todos sabido que allá se juega un torneo como el Brasileirao, uno de los más competitivos de las Américas –sino el que más- y que, a nivel adquisitivo, no tiene muchos competidores por este lado del planeta. En Brasil se pagan millones y, contra eso, pocos pueden hacerle collera.
Pero al escarbar un poco más en esta nación, aparece un ordenamiento muchísimo más intrincado –y apasionante, a la vez- que lo que acostumbra a consumir el hincha promedio. Una red impresionante de membranas llenas de historia, color y pasión. Cada zona con su insignia, cada rincón con sus leyendas y tradiciones; una tierra donde el fútbol se vive de una forma que no tiene comparación en ninguna otra latitud.
Guía rápida para entender el fútbol en Brasil
Las dimensiones en Brasil son colosales. Con 8.515.770 kilómetros cuadrados, es el quinto país más grande del mundo por superficie y, como tal, no es asunto sencillo cubrir la totalidad del territorio con un fútbol global.
Es por eso que en Brasil, como no se da en ningún otro lugar del mundo, el futbol profesional se divide en cada uno de los 26 estados que componen la República Federativa (más Brasilia, la capital). Cada subdivisión con su propia federación de fútbol y cada una de ellas con su propio torneo; eso es lo que ocupa la atención en el primer trimestre de cada año: los estaduales.
Los más conocidos, en general, son los que cobijan a los poderosos. El Carioca (Río de Janeiro) es inmenso, así como el Paulista (Estado de Sao Paulo); también el Mineiro (Minas Geráis) y el Gaúcho (Río Grande do Sul)…
Pero cada subregión también tiene el suyo, algunos mucho más desconocidos, como el Capixaba (Espírito Santo), el Potiguar (Río Grande do Norte) o el Paraense (Pará)… Y la cosa se pone más recóndita aún, con el Piauiense (Piauí), el Sergipano (Sergipe) o el Acreano (Acre). Increíblemente, se trata de certámenes con décadas de existencia y que incluso datan de antes de que muchas federaciones sudamericanas comenzaran a profesionalizar sus ligas. El campeonato Paulista, el más antiguo de Brasil, se juega desde 1902. El más nuevo, obviamente, es el Tocantinense, fundado el mismo año que el Estado de Tocantins, 1989.
Estos son los años de fundación de los estaduales en Brasil
El Brasileirao y más…
Superados cada uno de los estaduales, el frenesí continúa, pues se da paso entonces al campeonato nacional, el que es reconocido mundialmente como uno de los certámenes más exigentes del mundo: el Brasileirao.
¿Cuán exigente es? 20 equipos, de todo Brasil, frente a frente en partidos de ida y vuelta. 38 fechas que, una vez concluidas, arrojan al campeón y a cuatro elencos descendidos. De tanta dificultad es el torneo que ninguno de los poderosos del país se logra escapar en la cima con más títulos. Palmeiras tiene 12, el más ganador, seguido por Santos, con 8.
Certamen sin piedad, por lo demás, porque de todos los poderosos brasileños, solo Flamengo y São Paulo nunca han descendido a Segunda División. Equipos del linaje de Cruzeiro, Palmeiras, Corinthians, Inter de Porto Alegre y, uno de los últimos en caer, el Santos, ya pasaron por la segunda categoría.
Y eso que solo se consigna la Serie A. El Brasileirao tiene también sus torneos B, C y hasta D. Una locura, que tal y como se conoce hoy, se comenzó a jugar en 1971.
Hasta ahí, entonces, está más o menos claro el panorama: estaduales la primera parte del año y, luego, Brasileirao, en primera, segunda, tercera y cuarta divisiones. Pero eso no es todo y todavía aparecen más flancos de locura futbolística…
Desde 1989, se juega la Copa do Brasil, torneo con formato de etapas muere–muere y que como premio tiene un cupo en la Libertadores. Además, en algunas zonas del país se disputan torneos interestatales, que movilizan a regiones enteras, como la Copa do Nordeste (Alagoas, Bahía, Ceará, Maranhão, Paraíba, Piauí, Pernambuco, Río Grande do Norte y Sergipe) o la Copa Verde, reservada para equipos de la Región Norte (Acre, Amapá, Amazonas, Pará, Rondônia, Roraima y Tocantins), Centro-Oeste (Mato Grosso, Mato Grosso del Sur, Goiás y el Distrito Federal) y el Estado de Espírito Santo.
Los clásicos que paralizan Brasil y que muy pocos conocen
Con un ordenamiento futbolístico tan gigantesco, es de esperar que los clásicos abunden. En cada rincón del país, en cada ciudad, capital estadual o región hay partidos que lo paralizan todo. Los más reconocidos son admirados a nivel mundial, como los que protagonizan los equipos de Río de Janeiro –el Fla-Flu entre Flamengo y Fluminense; el Clássico dos Milhões entre Flamengo y Vasco, o el Clássico Vovô entre Botafogo y Fluminense-, o los de Sao Paulo –el Derby Paulista entre Corinthians y Palmeiras, y el Clássico Majestoso entre Corinthians y São Paulo-.
También cuentan con atención el Gre-Nal (Grêmio vs Internacional), el Mineiro (Cruzeiro vs Atlético-MG) y, por supuesto, el duelo interestatal entre los dos clubes más populares de Brasil: el Encontro das Nações entre Flamengo y Corinthians.
Pero, ¿qué pasa con el resto del país? ¿Cuál es ese enfrentamiento del que todos hablan y que miles aguardan en, por ejemplo, la Amazonía? ¿Qué elencos protagonizan el enfrentamiento que divide al Nordeste? Ahí aparecen choques con décadas de historia y que muy pocos conocen. En Cancha Prime recopila algunos de los más importantes de Brasil, que congregan masas apasionadas de espectadores en estadios gigantescos, pero que son pasados por alto en algunos balances generales… Y, para este año, algunos de esos tan tradicionales enfrentamientos tendrán un condimento especial: habrá chilenos involucrados.
Re-Pa: el clásico que define al Rey de la Amazonia
El partido que desde el 14 de junio de 1914 enfrenta a Clube do Remo y Paysandu SC en Belém do Pará es un duelo inigualable. En una de las regiones más remotas de todo Brasil, la desembocadura del Río Amazonas, donde solo se puede llegar en avión, en barco desde Manaos, o por una única carretera de 1.959,6 kilómetros de extensión que la conecta con Brasilia, se lleva a cabo una de las rivalidades más antiguas de las Américas.
El Estadio Mangueirão, con capacidad para 53.600 espectadores, es el escenario que se repleta cada vez que los dos cuadros más populares de la ciudad miden fuerzas. Los números de este derbi son asombrosos: 268 triunfos para Remo, 243 para Paysandu y 264 empates. En total, 775 enfrentamientos, de un partido que fue declarado patrimonio inmaterial del Estado de Pará.
A partir de 2025, un chileno estará presente en tan tradicional duelo: Matías Cavalleri, ex Unión La Calera, es flamante refuerzo de Paysandu, el Papão da Curuzu.
Ceará vs Fortaleza: el Clássico-Rei
Se trata de dos de los antagonistas más tradicionales de todo el Nordeste de Brasil. Año a año, la capital estadual se paraliza cada vez que Fortaleza y Ceará se miden en el Clássico-Rei, un choque con historia desde 1918 y que, entre confrontaciones amistosas y oficiales, suma 602 ediciones.
Con leve ventaja para Ceará (204 triunfos vs 185 de Fortaleza), para 2025 hay expectación máxima, pues los blanquinegros regresaron al Brasileirao, por lo que ambos contrincantes se medirán en la máxima categoría. Ya se alista para esta cita el seleccionado chileno Benjamín Kuscevic, quien acaba de renovar contrato con el Leão do Pici. De todos modos, el formado en Universidad Católica ya sabe lo que es jugar tan importante compromiso, pues en 2024 le tocó disputarlo una vez en la Copa do Nordeste y en dos ocasiones por el Campeonato Cearense.
Solo un dato grafica la grandeza del Clássico-Rei: la mayor asistencia registrada fue de 60.363 espectadores, el 6 de octubre de 1991.
Ahletiba: la lucha por el dominio en el Estado de Paraná
Este es el choque que determina quién es el rey de la capital del Estado de Paraná, Curitiba, y lo juegan el Athletico Paranaense y el Coritiba Football Club desde 1924. Un peso particular para el confronte, toda vez que por lo general son estos dos equipos los que pelean el Campeonato Paranaense, por lo que lo que allí pase será fundamental para decidir al monarca.
Es un partido que ha tenido protagonistas chilenos importantes en los últimos tiempos. Christian Quili Vilches jugó tres Athletiba y Esteban Pavez uno, por el lado de Athletico Paranaense (Arturo Vidal y Luciano Arriagada no alcanzaron a disputar este clásico). Mientras, por el lado de Coritiba, el mismo Benjamín Kuscevic disputó uno de los encuentros correspondientes al Brasileirao 2023.
Ba-Vi: desde la tierra del Axé, a todo Brasil
No solo es el clásico más importante de Salvador de Bahía, sino que uno de los más respetados de todo Brasil. Esporte Clube Bahia y Vitória se disputan el cetro del rey baiano, en un choque que nació en 1932 y que hasta la fecha lleva 510 ediciones.
Es un partido enorme, que fue ubicado en el lugar 42 entre los clásicos más importantes del mundo por la revista inglesa Four Four Two, en 2016.
Y hay historia chilena también en este choque: el bicampeón de América con la Roja Eugenio Mena jugó el Ba-Vi en el estadual de 2018 con los colores del Esporte Clube Bahia. La misma tricota defendió la iquiqueña Yenny Acuña, quien llegó en 2022 a esa institución.
El tercer clásico más antiguo de todo Brasil
En Pernambuco se da un fenómeno muy parecido al de los estados más populosos del país, como Río o Sao Paulo. Al haber tres equipos grandes, Sport Recife, Santa Cruz y Náutico, los choques entre estos tres equipos son considerados tradicionales.
Pero uno destaca por sobre todos y tiene, además, el privilegio de ser el tercer clásico más antiguo de todo el país: el Clássico dos Clássicos, como se le llama al choque Sport vs Náutico.
Solo superado por Botafogo vs Fluminense y Grêmio vs Internacional, este partido va de la mano con la historia de la ciudad de Recife y tuvo su primera edición en 1909.
Pese a la majestuosidad de este choque, también la capital de Pernambuco alberga el Clássico das Multidões, entre Sport y Santa Cruz, y el Clássico das Emoções, entre Santa Cruz y Náutico. Entre esas tres instituciones han ganado 97 de las 110 ediciones del Campeonato Pernambucano.
Experiencia en estos duelos tiene el delantero Javier Parraguez, a quien en 2022 le tocó jugar dos veces por el Sport contra Naútico (una en el Pernambucano y otra en el Brasileirao B) y una contra Santa Cruz (Pernambucano).
Bonos extras para el Búfalo, quien además estuvo presente en un clásico de otra región. EN 2024, el ariete partió a Natal, Río Grande do Norte, y entonces disputó el Clássico Rei Potiguar, que protagonizan ABC y América. Otro choque monumental, que se juega desde 1918 y cuyas estadísticas asombram: 557 duelos en total.
Seguir con cada clásico tradicional en el fútbol brasileño es un ejercicio infinito. Por cada Fla-Flu que se lleve toda la atención mediática del mundo, aparecerá un Clássico do Equilíbrio en Goiânia y que dividirá a la ciudad en dos, entre fanáticos del Goiás y del Atlético-GO.
Cada vez que toda Sudamérica esté atenta a un Grêmio vs Internacional, en Acre, muy cerquita de la frontera con Bolivia, las miradas se las llevará el Clásico Padre-Hijo, entre Rio Branco Football Club y Atlético Juventus.
Sin descanso, a corazón abierto y todo el año. Es la tierra de los pentacampeones del mundo y así vive, respira y devora fútbol.