En el largo plazo, cuando existe coherencia, lo normal es que un proyecto deportivo reciba un premio. Esto es lo que ocurre con Deportes Iquique. Desde su retorno al fútbol profesional, con Cesare Rossi a la cabeza, se transformó en un club protagonista, con la capacidad suficiente para soportar un cimbronazo, como fue el descenso de 2020.
A diferencia de lo que existe en buena parte de los cuadros de regiones, los propietarios de los Dragones son de la ciudad, hinchas identificados desde siempre con la institución. Rossi y su familia asumieron el control cuando el equipo estaba en el piso y no dudaron en transitar la ruta larga. En este notable presente, a diferencia de las campañas del 2016 y 17, donde también fueron a la Copa Libertadores, dispone de su estadio Tierra de Campeones.
El dato no es menor. Dejó de itinerar. Además, existe un compromiso de la municipalidad y el campo de juego es sagrado. Su cancha está entre las mejores del país y la gente acompaña. El estadio, en las buenas y en las malas, se repleta. Todos se cuadran con el conjunto celeste que dirige Miguel Ramírez, tal como sucedió con Jaime Vera, en el anterior ciclo exitoso.
Por eso, la clasificación a la fase de grupos de la Copa Libertadores no es sorpresa, más allá de que Independiente Santa Fe disponía de una plantilla más grande y un presupuesto mayor. A pesar de un inicio inquietante en la Liga de Primera, Deportes Iquique jugó con autoridad sus dos pleitos por la fase 2 de la Copa Libertadores y, al eliminar a los colombianos, se aseguró el ingreso a la etapa de grupos del torneo principal del continente o a la Copa Sudamericana, si es que no supera la vara de Alianza Lima.
Una cuota sustantiva de dólares engrosará la tesorería de una institución con una operación elevada, debido a los viajes quincenales del Campeonato Nacional, pero también porque cree en el fútbol joven. En 2024, llegar a la fase 3 se recompensó con un millón cien mil dólares (500 por la etapa 2 y 600 por la tercera); la de grupos garantizó tres millones más 330 mil por partido ganado. En el caso de caer a la Copa Sudamericana, se recibían 900 mil dólares. Cada triunfo se premia con 115 mil dólares. El reajuste de las cifras se anunciaría en estos días.
Iquique espera el martes a Alianza Lima, con Néstor Gorosito en la banca. Los peruanos vienen crecidos. Eliminar a Boca Juniors en la Bombonera es una hazaña que sólo el tiempo calibrará, más aún con la enorme distancia presupuestaria que existe entre los clubes del Pacífico y los gigantes argentinos y brasileños. El favoritismo corre por cuenta de los Íntimos, pero el oficio nortino es una herramienta para considerar.
La figura de Edson Puch se agrandó en la llave con Santa Fe, pero también respondieron Luis Casanova y César González, un extremo que por la derecha va, pero también viene. El trabajo de los obreros Diego Orellana y César Fuentes siempre es necesario. Uno que dio examen en estos cotejos fue Steffan Pino. El espigado y corpulento delantero centro no sólo anotó el decisivo gol de la apertura en Bogotá Impuso su físico, los rivales lo sintieron y fue colectivo. Resaltó también Leandro Requena. No fue buena su última campaña en Cobresal. En este inicio, el golero argentino tuvo una actuación decisiva. Soportó el asedio de los cardenales y en la definición por penales detuvo dos, yendo a su derecha.
La confianza es clave en el fútbol. Es posible que el paso que dio Deportes Iquique, que ya aseguró ocho partidos más, sea el punto de inflexión para empezar a enderezar el frente interno y las dudas del comienzo del torneo. Porque en otro club este escenario generaría inquietud y quizás apresuramiento. En Iquique, no. Existe coincidencia en los propósitos. No muy lejos, Deportes Antofagasta y Cobreloa observan cómo uno de sus rivales tradicionales, con menos opciones económicas, da pasos clave para afirmar su consolidación.
El propietario de los Pumas, Jorge Sánchez, a pesar de algunos resultados históricos, nunca se legitimó en la ciudad. Tampoco le interesa. Con las mayores compañías mineras del país en Antofagasta, no existe ningún cuadro en regiones con el potencial de los albicelestes. En Cobreloa ocurrió una degradación lenta, pero segura, que lo llevó a descender por segunda vez la temporada anterior. Este año se hizo cargo un directorio que apunta a recomponer los valores de los Zorros del Desierto. Ojalá lo consigan.
Cuando observamos el declive de nuestro fútbol, no es errado decir que se inicia con la debacle loína. Un Cobreloa fuerte sería una gran noticia.