El fútbol es de los que piensan

Son jugadores de una sensibilidad especial, que necesitan sentirse importantes. Tener libertad para elegir los destinos del ataque. ¿Pero está Gareca dispuesto a darle un rol protagónico a un jugador de esas características?

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Carlos PalaciosEl volante de Boca Juniors es uno de los distintos. ¿Tendrá cabida en la mente de Gareca?
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Las principales discusiones en el último tiempo sobre las ausencias de la Roja se han centrado en la falta de gol y en la carencia de un futbolista contundente dentro del área, pero poco se pone la lupa en la escasez de jugadores pensantes en la era Gareca.

En lo práctico, Chile ni aún en sus mejores momentos tuvo a ese animal de área. Lo que sí tuvo, fue una dupla con mucho gol como Alexis y Vargas, pero no ese futbolista más referencial, de movimientos reducidos al punto final de la jugada.

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A diferencia de esa ausencia, lo que siempre destacó a la Roja, fue un mediocampo de futbolistas que iban antes que el resto. Jugadores cerebrales que dominaban el partido y que hasta se daba el lujo de jugar con un enganche que veía cosas que nadie imaginaba, como Jorge Valdivia.

En el escenario actual, lentamente asoman futbolistas creativos que pueden entregarle a Gareca soluciones en los metros finales. Todos tienen características distintas, pero algunos puntos en común. Primero, su capacidad creativa, y segundo, la necesidad de protagonismo.

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Luciano Cabral es el primero. Un jugador de otra época. Un tipo de futbolista que pareciera lento, aunque en su cabeza el fútbol va antes. Fino para el pase final. Demostró en ese tramo de partido ante Venezuela que la 10 de Chile no le queda grande.

Carlos Palacios es el segundo. Futbolísticamente, es un jugador asociativo que todo el tiempo tiene en mente la profundidad con sus paredes. Destacarse en un equipo con tan poco funcionamiento como Boca Juniors, es un gran mérito.

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Por último, la irrupción de Javier Altamirano ilusiona. Los que estuvimos el fin de semana pasado en el estadio Nacional, nos deleitamos con sus movimientos artísticos en la goleada a Ñublense. Un bailarín que usa su cuerpo para engañar rivales y que también es fino para jugar en los últimos metros, donde todos se nubla.

Aquellos son jugadores de una sensibilidad especial, que necesitan sentirse importantes. Tener libertad para elegir los destinos del ataque. ¿Pero está Gareca dispuesto a darle un rol protagónico a un jugador de esas características?

Por ahora da la sensación que no. Es verdad que han aparecido en la Selección, pero desde lugares secundarios. Posiblemente no es sólo responsabilidad del entrenador, sino también de la consistencia de los rendimientos de los propios jugadores que han convivido con demasiados vaivenes.

De todas formas, ser un jugador creativo es complejo. Les exigimos imaginación todo el tiempo, asumir las riendas del equipo por cien minutos, pero nadie, en ningún oficio es creativo todo el tiempo. La creatividad se estimula, cuando el contexto es ideal; ahí la confianza va apareciendo.

Lo curioso es que hay una tendencia continental por desprenderse de esta clase de jugadores. Los jóvenes lamentablemente se van a temprana edad a Europa, la cuna del control y pase. Esa esencia de fútbol de barrio, de calle, se ha perdido porque además, acá queremos parecernos a ellos. Y en tanto toque de primera, hay una clase de futbolista que ve totalmente reducido su potencial, enclaustrado.

El Mundial está lejos, los problemas del fútbol chileno son profundos y el equipo de Gareca sufre su falta de funcionamiento. Ante todas estas dificultades, por qué no darle un rol importante dentro de la cancha a los pensantes. A los que aún su talento no puede explotar en la Roja. Porque el fútbol es un juego donde muchos corren, pero algunos piensan.

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