El despertar de Aníbal Mosa

El presidente de Blanco y Negro se muestra ocupado por las divisiones inferiores de Colo Colo. Interesante, si es que entiende que ahí está el real futuro del club y que para mejorar no saca nada con crecer aisladamente.

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Aníbal MosaInquieto por los juveniles, el presidente de Blanco y Negro podría liderar un trabajo serio si es que se lo propone.
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El presidente de Blanco y Negro, Aníbal Mosa, ha declarado su malestar por la manera en que Colo Colo ‘perdió’ a dos ex integrantes de la cantera, sin sacarles el provecho financiero de su paso por las inferiores albas. Estaba hablando de Felipe Loyola y Williams Alarcón, dos jugadores que despegaron futbolísticamente en Argentina en 2024 y que antes de llegar a la liga trasandina, tuvieron en Chile algún despunte, pero nada como para llegar a sospechar lo que hoy son. De hecho, ninguno de los dos arribó a sus clubes argentinos procedente de un grande chileno.

Pero bien, Mosa se molestó primero, se lamentó después y terminó por blandir una amenaza sin destinatario concreto, aunque uno puede imaginarse que la dirige a sus rivales en la mesa directiva del club por la incapacidad que tuvieron de capturar el valor del producto transado. “Lo que pasó con Alarcón y Loyola son dos ejemplos clarísimos de la mala gestión que hubo ahí. Eso no puede volver a ocurrir”, reclamó. A propósito: toda esta puesta en escena, Mosa la interpretó en el contexto de la contratación de Héctor Tapia, otro futbolista de cuna alba, quien asumió como nuevo jefe del Fútbol Joven de Colo Colo.

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Es sugerente que el titular del club más popular y grande del país opine sobre el desarrollo de las divisiones inferiores de la institución llamada a liderar en Chile justamente el trabajo de las series juveniles. Se podrá estar o no de acuerdo con él respecto de la motivación que lo llevó a quejarse y ofuscarse por Loyola y Alarcón. Pero lo llamativo es que lo haga el accionista que ha sido controlador de Blanco y Negro y que en sus anteriores gestiones a la cabeza de Colo Colo, los surgimientos de nuevas figuras de las ramas cadetes o las promociones de canteranos al primer equipo fueron muy escasos, por no decir pobres.

¿Qué pasó con Mosa que ahora sí parece estar inquieto por las inferiores de Colo Colo? Vaya a saber uno. Pero si este tercer mandato es el vencido, ya sea porque al fin se dio cuenta que hay una veta que puede aportar muchísimo dinero o que bien puede ahorrar otro tanto al generar talentos que eviten ir a gastar a otros lados, el controlador habrá dado el paso más relevante desde que asumió la presidencia por primera vez, allá por 2015. No solo dará una señal al resto de los accionistas de la concesionaria, sino que les mostrará el camino a varios otros propietarios de sociedades anónimas deportivas que ven en los juveniles un enorme lastre para obtener mayor rentabilidad a la inversión.

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El tema en cuestión es que si a Mosa de verdad le importa el futuro de las series juveniles, tendrá que empezar a dar una lucha frontal contra el establishment más duro del Consejo de Presidentes, que desde hace mucho tiempo lo único que persigue es minimizar la competencia de las divisiones menores, jibarizar la estructura operativa que administra el Fútbol Joven, bajar los recursos disponibles para organizar torneos competitivos a nivel nacional y flexibilizar cualquier norma que obligue a los clubes a mantener dignamente equipos de trabajo en las categorías de cadetes.

En otras palabras, si quiere que los juveniles de Colo Colo vuelvan a exhibir un nivel de competencia acorde con la historia deportiva del club que encabeza y a conformar un activo tangible, Aníbal Mosa debería asumir un liderazgo que tiene un costo político interno y que puede acarrearle más de un enemigo en la ANFP. Que no va a ser Pablo Milad -da un poco lo mismo que lo fuera, aunque el titular del fútbol chileno sí se ha mostrado afín a un mejoramiento de las series menores-, sino que va operar desde las entrañas de un Consejo que se mueve por el mismo propósito económico que acaso también moviliza a Mosa, pero que cree que Loyola o Alarcón brotaron por generación espontánea.

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