El fútbol chileno está en crisis y el momento actual lo gráfica: hablamos de paros, aforos reducidos, partidos suspendidos, ascensos por secretaría y no del desarrollo de la industria, éxitos deportivos, triunfos internacionales y ni siquiera del inicio de la temporada. Es por aquello, que el triunfal debut de la Roja Sub 20 ante la anfitriona Venezuela, es una brisa de aire fresco.
En la previa del debut en el Sudamericano, Nicolás Córdova intentó aterrizar las expectativas con un crudo diagnóstico de las divisiones menores de Chile. Para muchos un discurso pesimista, para mí, un discurso realista.
“Hay que entender que necesitamos cambiar el rumbo del fútbol chileno. Sistemas de campeonato, reglas Sub 20, canchas para entrenar, metodología de trabajo y la formación integral de los jugadores son aspectos que debemos mejorar”, fue la contundente crítica del técnico del técnico tras perder un amistoso ante Argentina.
- Te podría interesar: Nicolás Córdova: “El problema más grave del fútbol chileno es fundamentalmente educacional”
Pese a los problemas estructurales, el elenco chileno ha competido de buena manera.
Independiente de los resultados, los equipos también son la construcción de lo que transmiten y la ilusión que generó este debut tiene sustento en el resultado, claro está, pero principalmente se sostiene en la propuesta de juego.
Chile fue un equipo valiente que saltó decididamente al Metropolitano de Lara a tomar el protagonismo del partido, agarrar al rival del cuello y conectar golpes una y otra vez. Lejos estuvo de otras pálidas versiones conservadoras en las que hubo una excesiva preocupación por las fortalezas del rival, más que por la de los recursos propios.
La propuesta funcionó. La Roja obligó a su rival a jugar incómodo, a no tener tiempo ni espacio para pensar y así se adueñó del partido, amargando la fiesta del anfitrión. Se dice que el local debuta ante el rival más débil del grupo. Así nos veían, pero la fiesta se transformó en tensión pura ante la gran versión de Chile en el primer tiempo.
El rendimiento colectivo es elogiable, pero no se puede pasar por alto los excelentes rendimientos individuales. La Roja dominó las áreas. En la propia, resistiendo golpes con un arquero como Ignacio Sáez que transmitió seguridad y con un imponente líder defensivo como Iván Román, que juega como un veterano. En la rival, con un atacante determinante como Juan Francisco Rossel. Tan contundente como lúcido para tomar buenas decisiones.
- Te podría interesar: Nicolás Córdova: “Hablo seguido con Almirón, Álvarez, Miguel Ramírez, Salas”
Frente a Uruguay, fue otra historia. Un equipo más combativo que tuvo orden y sacrificio ante una potencia mundial. Se quedó con las manos vacías en el final del partido en una imagen bastante tradicional de nuestro fútbol. De todas formas, el equipo compitió y estuvo a la altura. Ahora viene Perú, un partido bisagra para pensar en la clasificación al hexagonal final. La consistencia en el rendimiento es la principal tarea para el equipo de Córdova.
Más allá del ilusionante estreno, hay que mantener los pies en la tierra. Es una ruta que recién comienza, donde enfrentaremos a potencias de mayor nivel, donde recibiremos golpes, pero es el camino para sentar bases y comenzar a construir. Chile tiene la obligación de volver a ser competitivo, aunque estructuralmente se mueva en la precariedad.