Este jueves 23 de enero debuta la Selección Chilena Sub 20 en el Sudamericano de la categoría, clasificatorio para el Mundial que se disputará en nuestro país. Será justo a una década de la eliminación en el torneo de Uruguay, con Hugo Tocalli en la banca, que marcaba el inicio de la ausencia de Chile en el segundo torneo en importancia de la FIFA.
La expedición fue muy mala. Últimos en el grupo que además integraban Brasil, Venezuela, Colombia y Uruguay, en el registro numérico quedó la victoria sobre la Vinotinto (2-0). También el 6-1 que nos propinaron los dueños de casa. Esa goleada marcó el derrotero de Hugo Tocalli al mando del fútbol local.
Eran los meses de la embriaguez de Sergio Jadue en la ANFP y las críticas chocaban con el muro de la Selección mayor, eliminada en octavos de final del Mundial de Brasil. Con jugadores en la primera línea internacional y la Copa América en la mira, no había de qué preocuparse... Con el tiempo, cada vez que se habló de ese torneo, se concordó que era un “mal equipo”. Como el resultado tiñe todo, nos olvidamos de los nombres de ese cuadro que dirigió el entrenador campeón con Argentina en el Mundial de Canadá 2007.
El arquero titular fue Miguel Vargas, aunque en el plantel iba un joven Brayan Cortés. El capitán era el zaguero Sebastián Vegas, quien formaba la dupla de centrales con Rodrigo Echeverría. En la mitad de la cancha estaban Pablo Galdames, Juan Fuentes y Luciano Cabral, reclutado por Tocalli desde Argentinos Juniors. En el balance, el actual mediapunta de Independiente fue el más parejo.
En el ataque destacaban Marcos Bolados, que irrumpía en Deportes Antofagasta, e Ignacio Jeraldino, a la sazón en el Parma. Cristián Cuevas, integrante del plantel del Mundial de Turquía 2013, era uno de los más experimentados, aunque tenía poca acción en la Universidad de Chile de Martín Lasarte. Matías Ramírez, en ese momento en el Granada, asomaba como esperanza. Lamentablemente, el atacante formado en Palestino nunca cuajó las condiciones que insinuó en las series menores.
Los actores de reparto tuvieron acción en nuestra Primera División y Ascenso. Camilo Rodríguez, Raúl Osorio, Bryan Véjar, Bryan Torrealba, Luis Pavez Muñoz, Sebastián Díaz, Bernardo Cerezo, Bryan Carvallo, Diego Rojas o el portero Nelson Espinoza transitan en las competencias locales. Iván Pardo y José Luis Sierra Cabrera, dos de los atacantes, tuvieron carreras cortas.
Al hablar de las razones de la eliminación, se esgrimieron buena parte de los argumentos que escuchamos en la actualidad. Ausencia de nivel competitivo, retraso en la consolidación como futbolistas profesionales (pocos tenían continuidad en sus clubes) y distancia física con los rivales. El desarrollo futbolístico de este grupo nos dejó en claro que las dificultades estuvieron en la ofensiva.
Como el fútbol suele ser una moledora de carne, se crucificó a Tocalli. Ese proceso enfrentó turbulencias desde el inicio, porque no hubo sintonía entre el argentino (era coordinador de las selecciones menores) y Mario Salas, quien ocupaba el cargo desde el ciclo anterior, cuando Chile fue eliminado en cuartos de final por Ghana. El exarquero agarró el fierro caliente.
Tocalli trabaja hoy en Independiente, es el jefe del fútbol de inferiores en los Diablos Rojos, con la pasión y vocación intactas. No hubo paciencia con un entrenador que conocía como pocos el paño de la formación. La misma paciencia que faltó en esta década de frustraciones con los jugadores que emergieron de las categorías juveniles.
Lo dijo Eduardo Berizzo cuando dirigió a la Selección Nacional. Se probó con los del Sudamericano 2015, con los del 17, 19, 21, 23 y con los que formaron parte de los equipos preolímpicos. Un puñado de partidos para cada uno y afuera. No sirven. Busquemos en la generación que viene, aunque esos jugadores desechados no superaran los 25 años.
El proceso que encabeza Nicolás Córdova tiene la fortuna de que la disputa del Mundial está garantizada. El trabajo no morirá en Venezuela, sede del torneo. Habrá espacio para macerar a estos jugadores que afrontarán un campeonato exigente, que con seguridad los obligará a dar un salto de calidad.
Mientras tanto, en un contrasentido, que a esta altura no tiene por qué sorprendernos, Chile “recibió” el miércoles a Argentina en un amistoso en Juan Pinto Durán. A puertas cerradas, como ha sido la tónica, el equipo de Córdova cayó 3-2. Un síntoma más de un proceso de decadencia e informalidad que ya se transforma en cotidiano. El viernes fue la revancha. Los trasandinos derrotaron a la escuadra de Córdova 3-1, con un lapidario 3-0 en el primer tiempo. La buena noticia es que se jugó en el “Nicolás Chahuán” de La Calera. Hubo público y televisión. Algo es algo.
