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Año 2025, el punto de quiebre para Universidad Católica

El retorno a San Carlos de Apoquindo exige que el equipo se reencuentre con el hincha y que los cargos técnicos de alta responsabilidad no repitan los errores de las últimas temporadas.

Un doloroso cierre de año. Universidad Católica debe darle un drástico giro a su propuesta futbolística si es que quiere recuperar el terreno perdido. (JAVIER SALVO/PHOTOSPORT/JAVIER SALVO/PHOTOSPORT)

EL 2025 asoma como uno de los años más desafiantes para Universidad Católica desde que es administrada por Cruzados SADP. El nuevo San Carlos de Apoquindo o Claro Arena es uno de los proyectos más ambiciosos de la era moderna de nuestro fútbol, pero a su vez, el equipo deberá girar en 180 grados para volver a motivar al hincha cruzado.

Excusas para justificar el rendimiento futbolístico de la UC hay muchas. Comencemos con la ausencia de San Carlos de Apoquindo. No poder jugar en tu casa, significa un golpe al autoestima de cualquier equipo. Los números son demoledores: En 757 partidos en Las Condes, los cruzados ganaron 502, con un 72,7% de rendimiento. Contrasta con el apenas 45,3% jugando como local lejos de su estadio.

No jugar de local en tu casa, te lleva a deambular por estadios ajenos, a bajar tu venta de entradas y abonos, te impide planificar con claridad, y obliga a los futbolistas a un desgaste mental y fisiológico poco habitual.

Sigamos con las excusas: El armado de plantel atenta contra las propias aspiraciones del equipo, y en ese ítem José María Buljubasich no puede deslindar responsabilidad. Hace dos mercados que la UC viene sufriendo con la falta de mediocampistas. Jugadores capaces de controlar el juego, esos que en la precordillera siempre tuvieron. No sólo no encontró volantes, sino que no le apuntó a la mayoría de los jugadores que fue a buscar (salvo honrosas excepciones), y así, el conjunto perdió calidad.

El entrenador de Universidad Católica tendrá que dejar claro, desde un comienzo, qué tan conforme quedó con el plantel que armó.
Tiago Nunes tiene un desafío mayor en 2025El entrenador de Universidad Católica tendrá que dejar claro, desde un comienzo, qué tan conforme quedó con el plantel que armó.

Para cerrar las excusas, podemos decir que Tiago Nunes, el actual técnico cruzado, no estructuró el plantel que tuvo que dirigir y que llegó en medio del campeonato después de la devastadora eliminación de la Copa Sudamericana, que, a esta altura, se ha convertido en un golpe fatal para los cruzados, activando una cuota de inestabilidad terminal para los últimos dos entrenadores (Ariel Holan y Nicolás Núñez).

Pese al complejo panorama, el técnico brasileño logró armar un equipo competitivo en su arribo a la UC. Es verdad que quizás consiguió más puntos de los que merecía, pero en algún momento, hasta se le abrió el apetito con el título, lo que se desvaneció rápido y pareció más una ilusión que una prueba de realidad.

Lo cierto es que pese a ese shot inicial de energía, la Católica de Nunes involucionó. En la segunda rueda quedó eliminado de Copa Chile con un equipo de otra categoría, perdió los dos clásicos y no estuvo a la altura ante Coquimbo Unido, en una final por clasificar a la Copa Libertadores. Duelo que lo dejó fuera del principal objetivo de la temporada.

No sólo es una cuestión cuantitativa, sino también cualitativa. En el estadio Monumental, visitando a Colo Colo, la UC mantuvo la tensión del resultado hasta el final, pero más por una cuestión de impericia del rival. En ese partido fue manifiesto lo lejos que estaba de disputar el torneo y el entusiasmo por el juego del equipo. La UC prácticamente no atacó en todo el partido y se evidenció la abismal diferencia entre los dos elencos.

“Tenemos que volver a jugar un fútbol que sea más parecido a la historia de Católica; un equipo propositivo, que tenga más tiempo el balón, que se asocie más y llegue más veces al arco rival, que realmente sea un equipo protagonista”, dijo Nunes, tras perder la final ante Coquimbo, apesadumbrado por la anémica presentación de su equipo.

¿Podrá Católica volver a parecerse a las buenas versiones de su historia?

Para eso deberá quebrar el eje de su juego. En la gran mayoría de los partidos de la era Nunes en los que enfrentó a rivales de un peso similar, fue un equipo de reacción. Un equipo con temor por la aventura de ir a explorar el juego en campo rival. Por lo mostrado en 2024, no sólo los desafíos le quedaron lejos, sino también el sello para entusiasmar y llenar el paladar de su gente.

En Cruzados han optado por confiar en su entrenador, pensando principalmente en el desarrollo inicial de su historia en la UC, cuando pudo bajar, en su mejor partido en el club, a una invicta Universidad de Chile jugando como visita.

Un cierre de año que no invita a la ilusión y que le exige al club y al técnico a dar un giro. El 2025 puede significar el punto de quiebre para Cruzados: para volver a enrielar el proyecto deportivo o definitivamente clausurar un ciclo gastado.

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Comentarista y Conductor en TNT Sports, Televisión Nacional de Chile y Balong.