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El ciclismo mundial en ascuas por la guerra en Ruanda

La UCI quiso innovar y llevarse el evento a África. Un cruento conflicto fronterizo y la sospecha que hay intención de lavado de imagen deportivo tienen la realización del Mundial de Ciclismo en ascuas.

Ruanda y sus admiradas colinas La UCI eligió África para el Mundial de Ciclismo 2025, pero la contingencia geopolítica se ha vuelto en su contra.

La Unión Ciclista Internacional (UCI) anunció hace meses que en 2025 el continente africano acogería por primera vez los Campeonatos del Mundo de Ruta UCI. La capital de Ruanda, Kigali, sería el escenario del 21 al 28 de septiembre de una histórica semana de carreras.

La UCI comunicaba, con orgullo y satisfacción, que el Gran Valle del Rift de África Oriental, conocido por su Tour de Ruanda anual, recibiría a corredores júnior, Sub 23 y de élite, que tendrían en “la tierra de las mil colinas” la oportunidad de coronarse como los mejores del orbe en sus categorías.

Estos Campeonatos Mundiales de Ruta UCI, explicaban en el organismo, eran un paso más en la globalización del ciclismo y llegan en un momento en el que los ciclistas africanos figuran cada vez más en los titulares internacionales. La designación de Ruanda venía acompañada del trabajo del Centro Mundial de Ciclismo (WCC) y el Satélite de Desarrollo Continental de la UCI WCC en Paarl, Sudáfrica, encargados de preparar a los talentosos ciclistas africanos.

Pero la UCI no contempló que en Europa el anuncio de que Ruanda sería la sede, se convertiría en una bomba de tiempo. La fragilidad geopolítica de la zona conspiró contra el objetivo de la entidad deportiva. El conflicto bélico entre Ruanda y la República Democrática del Congo rápidamente tuvo una consecuencia: el Parlamento Europeo votó masivamente en contra de la celebración del Mundial de Ciclismo: 443 votos a favor de la cancelación, sólo 4 en contra y 48 abstenciones.

La zona fronteriza entre Ruanda y la República Democrática del Congo es testigo de una guerra por el control de Goma, la principal ciudad de la región de Kivu, área estratégica por la explotación del oro y estaño, y otros minerales como el coltán o el cobalto, materiales básicos para los teléfonos móviles. Reportes de organismos de derechos humanos mencionan 7 mil muertos hasta la fecha y de otras 700 mil personas desplazadas por el conflicto.

Problemas previos

Antes de que se desataran las acciones bélicas, el Mundial había partido con muchos detractores. Poderosos teams internacionales, como el Soudal-Quick Step, se marginaron del evento por razones de seguridad. La cancelación de la etapa final el último día del Tour de Ruanda, debido a que la lluvia convirtió la carretera en una pista de patinaje y algunos corredores se organizaron para cancelar la última etapa, les dieron más argumentos a favor.

El diputado belga de la comisión de Asuntos Exteriores y Deportes señaló que “nuestros ciclistas son las estrellas de la Copa del Mundo. Espero que alcen la voz, pero son los organizadores y nuestros políticos quienes deben tomar la iniciativa. Permitir que un país como Ruanda mejore su imagen con un evento deportivo prestigioso no resolverá nada. ¿O hemos olvidado que en 2014 los Juegos Olímpicos de Invierno fueron otorgados a Rusia, y que menos de un mes después, Putin anexó Crimea?”.

Las presiones son cada vez mayores sobre la UCI. Su presidente, David Lappartient, ha advertido que no hay un plan B para cambiar el Mundial a otro país, una declaración que deja entrever lo impensado: un año sin Mundial de Ciclismo.