Hagamos un poco de memoria: el tenista australiano Lleyton Hewitt (43) fue campeón del US Open en 2001 y de Wimbledon en 2002. En 2005 estuvo a punto de alcanzar lo que habría sido su mayor orgullo deportivo: ganar el Abierto de Australia en 2005. Pero el ruso Marat Safin lo batió en 4 sets, después que el jugador local se quedara con el primer parcial en un notable 6-1.
Con todo, Hewitt es uno de los 29 jugadores que forman parte del prestigioso Club de los número 1 de la ATP. Estuvo durante 80 semanas en total, de manera casi ininterrumpida. Alcanzó la cima por primera vez el 19 de noviembre de 2001, cuando tenía solo 20 años, convirtiéndose en el jugador más joven en alcanzar el top one en ese momento. Se retiró oficialmente del tenis el 21 de enero de 2016, tras caer en la segunda ronda contra David Ferrer, justamente en Melbourne Park.
Ahora será su hijo el encargado de reverdecer los laureles de un apellido que en Australia es legendario. Cruz Hewitt (16) recibió, gentilmente, una invitación para participar en los partidos clasificatorios del Open, que comenzarán a jugarse el 6 de enero próximo. Cruz intentará llegar al cuadro principal por primera vez 28 años después de que su padre debutara cuando tenía 15 años.
Hewitt junior, más allá de la carga familiar que lleva sobre sus hombros, es uno de los tenistas juveniles mejor considerado en Australia. Ingresó al Ranking ATP PIF por primera vez a este año, y llegó al puesto número 1.245, el más alto de su carrera, en noviembre pasado. Cruz ya sabe lo que es jugar en el Open australiano 2024 cuando por la categoría juvenil fue eliminado en la primera ronda. Ahora, se espera que vuelva a participar en ese torneo si es que no llega al cuadro final, pero su objetivo es acelerar su transición al tenis adulto este año.
Las comparaciones con su padre Lleyton han sido inevitables, sin embargo, ningún especialista ha querido manifestarse hasta ahora, quizás por respeto al padre, acaso porque ven en Cruz un buen sucesor pero no se atreven a admitirlo por riesgo a equivocarse.
Para Cruz, lo que hizo su padre fue fenomenal. “Simplemente me impulsa a ser mejor”, afirma. Lleyton, en tanto, dice que las analogías no tienen sentido. “(Las comparaciones) han existido, desde que cogió una raqueta. Solo tiene que disfrutarlo lo máximo posible y hacerlo divertido. Hasta ahora lo ha hecho muy bien”.