Los derechos de transmisión de la Copa Mundial Femenina de EE.UU. 2027 y Puerto Rico 2031 tienen desde el viernes 19 de diciembre un nuevo propietario: Netflix. La cadena de streaming ganó la licitación de FIFA, aunque como suele suceder con estas operaciones millonarias, los montos no han sido transparentados por las compañías involucradas.
Para Netflix, el acuerdo alcanzado para transmitir los Mundiales femeninos es el mayor logro de compra de eventos en vivo, y representa su primer golpe contundente en el mercado de los derechos deportivos. Si bien para esta Navidad la cadena de streaming llegó a un acuerdo con la NFL para emitir dos partidos, que forma parte de un contrato que se extiende hasta 2026 por un total de seis enfrentamientos, la Copa del Mundo supone un esfuerzo superior.
Para el mercado de detentores de derechos televisivos, en tanto, la adjudicación a Netflix ha sido una gran y preocupante sorpresa. La compañía nunca fue mencionada como postulante, aunque la semana anterior FIFA había comunicado que una empresa “no tradicional” era la que había hecho la oferta más suculenta.
Cuando todos pensaron que sería la plataforma británica DAZN la favorecida, ya que a principios de 2024 adquirió la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, el organismo anunció que Netflix era la adjudicataria. La empresa que en 1997 revolucionó la industria de arriendo de videos al enviar DVD a domicilio por correo y que una década después inauguró la era del streaming, dio así un nuevo paso a una expansión de sus servicios que parece imposible de detener.
FIFA, en todo caso, informó que los derechos contemplan una sublicencia para que algunos partidos sean adquiridos por empresa de medios tradicionales. Antes de este acuerdo, los derechos de los Mundiales Femeninos se habían vendido en un paquete junto a los del torneo masculino y caducan con la finalización del Mundial masculino de 2026.
La compra de estos derechos confirman la orientación estratégica de Netflix de adquirir grandes eventos únicos y de no incluir en ellos avisos publicitarios, una inquina histórica de la compañía de streaming. La competición de un mes de duración cada cuatro años será, en cualquier caso, un compromiso mucho mayor que cualquiera de los anteriores, y deja a Netflix en la primera fila para postular a los derechos de la Copa Mundial masculina de 2030 e incluso de los Juegos Olímpicos.