- “No tuve la lucidez ni la capacidad de decir ‘paro un mes, pero vuelvo al 100’. Al revés, yo decía, ‘no puedo frenar, me la tengo que bancar’ porque todos estábamos atravesando situaciones complejas y todos estábamos poniendo la cara”.
La poca continuidad y las lesiones le impidieron a Nicolás Blandi (35) intentar alcanzar un rendimiento acorde a las expectativas que se cifraron cuando llegó a Colo Colo. El delantero observa ese período con absoluta objetividad y entiende la decisión técnica de no contar con la confianza del entrenador. “Hay un punto donde vos te terminás distanciando, porque el técnico termina eligiendo a otro jugador", reflexiona el jugador argentino, sin ninguna carga negativa hacia Gustavo Quinteros.
-¿Cómo era la relación con el entrenador Gustavo Quinteros y su cuerpo técnico?
Una de las virtudes más grande que tiene Gustavo es la exigencia. Lo que te demanda, lo que te pide, todo el mundo lo sabe. Que Colo Colo se haya levantado de esa situación, en una parte muy importante fue gracias a Gustavo y a su cuerpo técnico, que asumieron una responsabilidad enorme y fueron para adelante como locos. Ellos generaron esa cultura del trabajo, del esfuerzo, del sacrificio, de afrontar a nivel deportivo y grupal un montón de situaciones. Trajeron un coach para que pudiéramos hacer actividades grupales, decirnos un montón de cosas que tal vez hacía falta que nos dijéramos.
-¿Y cómo fue su trato personal con él?
De las pocas personas que a mí me preguntaron en un momento cómo estaba yo fueron el profe Gustavo y Hugo (Roldán, preparador físico). Creo que ellos se daban cuenta ¿viste? Y yo por ese prejuicio del fútbol de que ‘no puedo decir que estoy mal, que estoy triste, porque si digo eso no me van a poner, porque van a decir este pibe está triste...’ Nosotros nos estábamos jugando el descenso. Yo decía ‘no, no, estoy bien, estoy bien’. Y me preguntaban: ‘¿Estás bien con tu familia, con tu pareja?’ Porque claro, indudablemente se daban cuenta. No pude ser completamente honesto con Gustavo Quinteros. No tuve la capacidad de hablar con él, es una de las cosas de las que me arrepiento, capaz que me hubiese ayudado a sobrellevarlo de una mejor manera. Pero no pude.
-¿Y en la parte física, también tuviste problemas?
Sí, un poco, porque cuando ellos llegaron yo ya venía desacomodado físicamente. En uno de los primeros entrenamientos me esguincé la clavícula tirando una chilena. No paré, seguí entrenando, ‘me la banco’, dije. Me esguincé un tobillo y tampoco paré. Los entrenamientos con Gustavo y Hugo eran muy exigentes, y yo ya había arrancado mal y nunca me pude terminar de acomodar. Pero justamente por esto de que yo pensaba que no me podía tomar tres semanas para recuperarme cuando el equipo está peleando el descenso ¿entendés? Y yo tenía que estar, entonces quería volver antes, quería acelerar los procesos. Terminaba volviendo y a las dos semanas me terminaba pasando otra cosa, porque esa autoexigencia me jugó en contra. No tuve la lucidez ni la capacidad de decir ‘paro un mes, pero vuelvo al 100’. Al revés, yo decía, ‘no puedo frenar, me la tengo que bancar’ porque todos estábamos atravesando situaciones complejas y todos estábamos poniendo la cara, esto no era como en el tenis ¿viste?
-¿Y sus continuas lesiones tuvieron algún efecto nocivo en la relación con el técnico?
Era una situación compleja donde no le pude encontrar el camino para que todo se acomodara. Con Gustavo nunca tuve ningún problema puntual. Obviamente que cuando vos te estás jugando algo tan importante y el entrenador quiere contar con un jugador y a veces puede hacerlo y otras no, hay un punto donde vos te terminás distanciando, porque el técnico termina eligiendo a otro jugador. Pero nunca hubo un problema, discusión, nada. Todo lo contrario. Lamento no haberlo conocido en un mejor momento de mi carrera, porque siento que él me podría haber potenciado un montón y podría haber rendido mucho con Gustavo, como me tocó encontrarme con (Pablo) Guede en un momento espectacular de mi carrera, donde yo estaba con unas ganas tremendas porque venía de jugar poco y estaba entero y con motivación. Y Pablo supo canalizar toda esa energía y me enseñó muchísimas cosas y pude tener un nivel altísimo. Cuando partí de Colo Colo, tampoco me fui con conflicto. Tampoco creo que él haya puesto demasiadas trabas, porque era obvio para todo el mundo que la situación tenía que cerrarse ¿entendés? O sea, yo no me había peleado con nadie de Colo Colo, pero sí estábamos todos de acuerdo, tanto cuerpo técnico como dirigentes, y creo que los hinchas también, que la situación había llegado a un límite donde había que buscarle la salida.

-Mencionaste al pasar que entre las tantas cosas negativas que pasaron en esa campaña en que Colo Colo luchó por no descender, hubo una visita de la barra brava. ¿Era normal ese tipo de visitas?
Creo que decir la palabra ‘normal’, no corresponde, porque no es normal, ni en Argentina, ni en Brasil, ni en Chile o donde sea. Pero nunca tuvimos problemas. Ni grupalmente ni estando en el club de manera individual o en la calle. El hincha de Colo Colo, en un momento recontra complicado, apoyó siempre. No se podía ir a la cancha (por la pandemia) y nosotros sentíamos el aliento de la gente en todo momento. Creo que fueron dos charlas donde los hinchas pasionales, que quieren defender a su club, nos manifestaban lo que ellos sentían y lo que esperaban de nosotros. Pero no hubo una situación compleja ni que haya pasado a mayores.
Las frustradas partidas
-En un momento se habló que tenías todo listo para irte a Juventude de Brasil.
En ese momento había tenido la posibilidad de irme a otro club, pero Colo Colo no estaba muy de acuerdo. Un día me llega un mensaje del director deportivo de Juventude. Mi representante me había contado que había un interés y que se están comunicando con Colo Colo para verlo. Esta persona, me dice ‘bueno, Nico, ya sacamos los pasajes, mañana tenés vuelo. Ya nos pusimos de acuerdo con Colo Colo, mañana tenés revisión médica’. Yo les dije: ’Disculpame, pero nadie habló conmigo. No sé cuál es la situación del club, qué es lo que están buscando, no hablé con el entrenador, cuál es el proyecto, cuál es la idea, cómo vamos a hacer todo’. Me disculpé, pero le dije que no me subiría a ningún avión. Después, hablando un poco con mi representante, le decía ‘qué voy a ir a pelear el descenso a Brasil’. Colo Colo estaba en una situación mala, el equipo estaba peleando el descenso, yo voy a pelear el descenso con Colo Colo. Pongo la cara con el club que apostó por mí, que hizo una inversión, que se la jugó, no eso de ’subite a un avión que mañana tenés que viajar’.
-¿No cree que hubo un error de Colo Colo que debió haber tenido un mejor canal de diálogo contigo?
Puede ser, pero también era un momento de tensión ¿viste? Era un momento de negociación, que la rescisión del contrato, que te pagamos hasta acá o hasta allá, que te cubrimos una parte de salario o que no... Era un momento tenso, como cualquier negociación. Nunca es todo tan fácil y tan rápido que no hay ninguna discusión ni intercambio de opiniones. Siempre pasa en una transferencia, en una rescisión de contrato, en cualquier negociación. No sé si fue la falta de timing o de comunicación, si se habló con alguna persona y después se habló conmigo... A veces hay situaciones en el fútbol que no se terminan dando o como lo que me sucedió cuando iba a volver a Argentina y parecía un gitano volviendo de Chile con todo el auto lleno de cosas, veinte horas manejando y cuando llego a la noche y estoy comiendo con mi familia, me dicen que cambiaron las condiciones y que tengo que volver a Chile al día siguiente. Yo no entendía nada. Había dejado el departamento, dado de baja el alquiler, el cable, la luz y tuve que llegar otra vez a Santiago. Son cosas que pasan y no responsabilizo a una parte o a la otra.
-En el terreno de la ficción, ¿qué hubieras cambiado de lo que hiciste a título personal para que tu paso por Colo Colo hubiese sido distinto?
Haberme tomado las cosas con más calma, en un momento donde claramente era todo lo contrario; sin auto exigirme tanto, ¿viste? No haberme vuelto tan loco por querer estar, querer hacer todo, y haber respetado un poco más ciertos tiempos y situaciones. Ya sea por la presión, por la auto exigencia o por la necesidad del club, no lo pude sobrellevar de la mejor manera. Y eso, en lugar de descomprimir y mejorar un montón de cosas, fue generando una bola cada vez más grande que era más difícil desarmar. Obviamente que me hubiese gustado que la película fuera distinta. Yo cuando fui a Colo Colo firmé por tres años. Fui convencido, por una elección propia, más allá que Colo Colo me eligió, pero yo iba con una proyección de estar los tres años y de quedarme dos o tres años más en el club.

Pablo Mouche, un amigo para toda la vida
-Pablo Mouche es un tipo que jugó pocos años en Colo Colo, pero que se identificó bastante con el club, sin llegar a ser un ídolo. El gesto que tuvo contigo fue muy solidario. ¿Cómo fue ese período de convivencia?
Pablo es un ser humano con un corazón increíble. Cualquiera que lo conoce te lo puede decir. Es tan espontáneo, auténtico e impulsivo que bueno, a veces puede despertar en ciertas personas algunas controversias. Él expresa todo lo que siente, piensa y ve. Es poco político para un montón de cosas, pero para mí es un hermano de la vida. Lo conocí en Boca Juniors cuando yo estaba en Reserva y él en Primera, en mis primeras concentraciones con el equipo. Me pasaba a buscar. Yo no tenía auto, me llevaba a concentrar, me prestaba la valija, me daba ropa. Jugamos un montón de tiempo juntos en la Primera de Boca, hicimos una gran relación, concentrábamos juntos. Después tuvimos la suerte de coincidir en San Lorenzo y de volver a estar juntos en Colo Colo. Si contás toda la historia, resulta increíble, porque compartir con un amigo tuyo en tres clubes grandes es muy extraño. Yo hice goles en los tres clubes con pases de él, por ejemplo; son todas cosas que a nosotros nos quedan.
-Seguramente muchas veces le dijo, bromeando, que le estaba haciendo ganar un montón de dinero con los goles que le daba...
La química que tenemos afuera también creo que ayuda adentro y viceversa. Tenemos personalidades completamente diferentes en un montón de cosas, pero tenemos los mismos valores y eso hace que nos acerquemos. Pablo fue uno de los que más influyó para que yo fuera a Colo Colo. Me insistió, me llamó un montón de veces y yo dije bueno, voy a ir, que encima está Pablo ¿viste? En ese momento de dificultad, él sabía que yo no la estaba pasando bien y no dudó ni un segundo. Un día me sonó el teléfono y me dijo: ‘Amigo, venite a casa.’ Yo le dije que no podía, que él estaba con su mujer e hijos... ¿Cómo me iba a ir a meter en una dinámica familiar? Una cosa es ir un día, dos días, otra cosa en plena pandemia, cuando todo era una incertidumbre. Los nenes no iban al colegio, había que estar encerrado. Yo le decía ’mirá si contagio a los nenes porque no sabía’. Era una locura. La chica que les ayudaba en la casa, también se estaba quedando, porque en pandemia no se podía ir. O sea, era un quilombo. ‘Pero vení, no seas boludo, qué vas a estar solo, que así te acompañamos...‘, me repetía. Y bueno, tomé la decisión de ir, y la verdad que son cosas que las voy a recordar toda la vida, por abrirme las puertas de su casa, de su familia. Su hijo Beni tenía su pieza, Paz tenía la suya, y cuando llegué yo Beni se fue a dormir con su hermana. Para mí esos gestos no tienen precio. Haberme quedado 30, 40 días compartiendo con ellos... Eso habla de la persona que es Pablo y su familia. Fueron un gran apoyo para mí e indudablemente si ellos no hubiesen estado, todo hubiese sido peor.
-¿Qué mensaje le gustaría enviarles a los hinchas de Colo Colo, después de todos estos años y de tantos comentarios que se han hecho sin que conociera tu versión de lo sucedido?
De agradecimiento, por el respeto y el apoyo. En ningún momento, más allá de lo normal que se dice en las redes sociales, hubo alguna falta de respeto ni momento de incomodidad, todo lo contrario, la gente en la calle siempre fue recontra respetuosa y me ha apoyado muchísimo. Soy consciente de que las cosas no salieron como yo y ellos hubiesen querido, tanto a nivel personal, por mi rendimiento o desempeño mientras estuve, sino por lo que le tocó vivir al club en esa época. Porque el contexto también modifica otros aspectos. Tal vez si yo no hubiese hecho goles, pero el equipo salía campeón y andaba bien, el recuerdo sería otro. Muy distinto es que a vos no te toque jugar una gran cantidad de partidos, no tengás un gran rendimiento y que encima el equipo ande mal y el club pelee el descenso. Entonces todo se magnifica. Pero bueno, mi mensaje es de agradecimiento. Me tocó vivir un año y medio en el equipo más grande de Chile, que es un club espectacular, que tiene una hinchada espectacular y que nada, que sigan disfrutando del club hermoso que tienen y que de mi parte solamente gracias. De mi parte, puedo decir que soy una persona feliz de haber podido ser parte de la historia de Colo Colo.