- “El fútbol chileno ha vivido etapas muy malas en su historia como para ser tan tajantes. Sí es claro que se está, estructuralmente, en un momento feble. Desarmado, diría yo”.
- “Es el Estado el que debe velar por el aspecto social. El problema es que jamás el Estado de Chile ha tenido políticas que impulsen el deporte como activo social del país”.
Peter Dragicevic (75) sigue en lo suyo. En cuanto a la forma de ganarse la vida. Como empresario que ha sido siempre sigue vinculado al negocio automotriz y al inmobiliario, y también participa como director de una sociedad anónima que tiene varias casas para adultos mayores con algún tipo de inhabilidad como Alzheimer y Parkinson.
Pero en lo que no sigue Dragicevic, al menos en lo formal, es en el fútbol. Pese a que fue presidente de Colo Colo en dos períodos (1985-1991 y 1995-2002) y también aspirante a la presidencia de la ANFP (1989), dice que está desvinculado de la actividad y que jamás volvería a ser dirigente. “Mi lazo con el fútbol hoy es seguir jugando en mi equipo de la liga. Nada más”.
No es verdad. Pese a lo que señala, no bien empieza a hablar se nota que está no sólo al tanto de la contingencia, sino que también tiene respuestas -las suyas, las que uno sabe que las ha madurado- para todo.
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-Es una opinión mayoritaria que el fútbol chileno pasa por su peor momento. ¿Usted se suma a ese grupo?
No sé si se trata del peor momento. El fútbol chileno ha vivido etapas muy malas en su historia como para ser tan tajantes. Sí es claro que se está, estructuralmente, en un momento feble. Desarmado, diría yo. Lo que pasó el otro día en el Monumental es quizás la imagen que mejor grafica lo que está pasando en el fútbol chileno. Nada se prevé. Tal como es Chile, en verdad. Somos en general un país de reacción y no de acción.
-En esta estructura desarmada y feble, como usted la califica, ¿qué tanta culpa tiene el modelo que impera con las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD)como administradores de los clubes?
Sin duda que estamos frente a un modelo que fracasó. De eso no caben dudas y ya llevamos 20 años, así que nadie puede argumentar que faltan datos.
-¿Las expectativas fueron demasiado altas?
El modelo de las SAD fue endiosado. Se hizo creer a la gente que todo sería mejor, que habría orden y crecimiento para todos. Pero la realidad era otra. Los inversores, en cualquier empresa, quieren ganar plata y por eso se metieron al comienzo, pero ahora saben algo que nosotros, los que estamos hace años en esto, sabemos de sobra: el fútbol chileno nunca ha sido lucrativo, no es rentable.
-Usted fue un férreo defensor del modelo antiguo, el de las corporaciones sin fines de lucro. ¿Sigue sosteniendo que esa es hoy una mejor alternativa para administrar los clubes?
Es odioso hacer comparaciones, pero sí creo que ese modelo era mejor y que con las SAD ha habido una involución que no se hubiese producido si se hubiese mantenido el modelo antiguo.

-¿De verdad cree eso? ¿No siente que ese modelo colapsó porque no había flujos de dinero, porque los sueldos se pagaban ‘los días 54’ de cada mes o los futbolistas no tenían previsión ni seguros médicos?
Si usted cree que con haber solucionado todo eso se justifica tener un modelo como el actual, lo rebato. Es muy poco logro para toda la expectativa que se produjo y lo que significó quebrar a los clubes más importantes del país.
-¿Y qué debería exigirse?
La gran argumentación política para impulsar la ley de las SAD fue que éstas, teóricamente, se harían cargo del pago de las deudas impositivas que tenían los clubes. Y yo me pregunto: esas deudas ¿se han pagado? ¿se han reducido al menos? ¿o han aumentado? Que me respondan eso primero y conversamos, pero yo creo que eso no ha pasado. No sé por qué el Servicio de Impuestos Internos, que tanto habló a la hora de las quiebras de Colo Colo y de Universidad de Chile, ha estado mudo e inactivo con el pago al cual se comprometieron las SAD. No lo entiendo. Para eso, mejor habernos quedado con el modelo de las corporaciones sin fines de lucro que, en varias cosas, eran mucho más eficientes que las SAD.
Una tercera vía
-O sea, para usted, ¿sería mejor volver al antiguo sistema? ¿No sería eso como promover el retorno de las micros amarillas porque no funciona bien el Transantiago?
Es que con las SAD se exacerbaron vicios y yo creo que, más que volver al modelo antiguo, hay que revisar en su totalidad la ley. Incluso, pienso que hay que partir de cero...
-¿Significa eso buscar una tercera vía?
Exactamente. Ni lo de antes ni lo de ahora. Otra fórmula de administración del fútbol chileno.
-¿Y cuál sería esa nueva fórmula, según usted? ¿Qué criterios o ideas propone?
El Estado debe comprar el fútbol chileno y asociarse con los privados.
-Profundice un poco. ¿Cómo y para qué?
El Estado debe comprar el fútbol a partir de la deuda impositiva que tienen los clubes. Y quedarse así con el 50 por ciento de cada uno de ellos para hacer lo que los privados -que serían los dueños del otro 50 por ciento- no les interesa hacer, es decir, invertir en las divisiones menores, en ramas deportivas, en filiales.
-¿Y no es mejor obligar a las SAD, por ley, a invertir en todo eso?
Es que es inviable, porque los privados tienen como fin el lucro, lo que me parece que está bien. Es el Estado el que debe velar por el aspecto social. El problema es que jamás el Estado de Chile ha tenido políticas que impulsen el deporte como activo social del país.

-¿Y usted cree que es siquiera viable una sociedad público-privada?
Esto se vio hace poco en el acuerdo entre Codelco y la empresa privada por la explotación del litio. Es cosa de impulsar esta idea y ahí veo tarea para el ministro del Deporte.
-Este modelo que usted propone, ¿se ha visto en otra parte? ¿hay antecedentes que prueben su eficacia?
Yo creo que el modelo alemán es lo más parecido...
-Pero en Alemania la propiedad de los clubes se reparte en un 51 por ciento de los socios del club y el 49 por ciento de los inversores.
Es verdad, pero acá la idea es que Estado poco a poco le vaya traspasando a los socios su parte.
-¿Y cómo se evitaría que los inversionistas no compren la parte que venda el Estado para así transformarse en mayoría?
Habría que hacer una ley que evite eso. Por eso digo que todo debe reformularse. Pero hay que hacerlo porque el sistema actual ya no dio. Y no me cuenten otra cosa.