Luis Rodríguez (63) lleva más de 20 años ejerciendo labores docentes en el Instituto Nacional de Fútbol (INAF). En 2001 entró como profesor y, a partir de 2012, es el Director de la carrera de Entrenador y Técnico de Fútbol en este establecimiento que ejerce el monopolio de la formación de los adiestradores en Chile.
Rodríguez, quien fue volante de Universidad de Chile en la década de los ’80, que estudió Ingeniería en Geomensura un par de años y que sólo dirigió a San Luis de Quillota en el profesionalismo, defiende el acento academicista con el cual se forman los entrenadores nacionales, aunque reconoce que ello no se condice con las oportunidades que los egresados tienen laboralmente a nivel interno y externo.
-El INAF fue creado en 1997. Cuando se inició, Arturo Salah fue crítico de que se abriera la carrera a cualquier interesado -que no hubiera sido futbolista- y dijo que del Instituto saldrían “marcianos”. ¿No tenía algo de razón Salah?
Creo que esa fue inspiración poética de Salah en esa época. Durante estos 27 años, tal como pasa en cualquier Instituto Profesional, han salido buenos y no tan buenos profesionales. La misión del INAF es formar de la mejor manera posible y darles a los alumnos las herramientas para que puedan desempeñarse de la mejor manera.
-Al ser una carrera sin requisitos previos en lo deportivo, ¿cómo es el proceso de selección de los alumnos? ¿Deben rendir la PAES o sólo postular?
La PAES no es requisito de ingreso. Nosotros abrimos un proceso de postulación y luego realizamos entrevistas a los interesados en entrar a la carrera. Así se resuelve el ingreso. Tenemos 120 cupos anuales.
-¿Y qué preguntan en esas entrevistas? ¿Les hacen un examen de admisión? ¿Una prueba? ¿Cuál es el perfil del alumno del INAF?
No, no se hacen pruebas. La idea es saber la razón por la que el postulante está interesado en estudiar esta carrera. Sus motivaciones. Obviamente, todos son futboleros, pero nos interesa saber a qué aspiran si entran a estudiar al INAF.
-¿Acaso no todos quieren dirigir a Colo Colo, la U o Manchester City?
Jajaja, claro que no. Muchos llegan porque quieren tener una escuela de fútbol, ser entrenador de una liga o, simplemente, saber más. Hemos tenido alumnos que son médicos, abogados o ingenieros y han estudiado la carrera para ser voces autorizadas entre sus amigos a la hora de hablar de fútbol.
-¿Y esa variedad tan grande no provoca un desequilibrio en la calidad y rendimiento de los cursos?
No, porque se provoca un proceso natural de selección cuando ya se está en la carrera. Al primer año, se les da la licencia de monitor y, al segundo, la de iniciador y varios alumnos congelan la carrera en esos tramos porque con esas licencias les basta para hacer lo que querían, como dirigir en una liga o en una escuela. Los que ya aspiran a ser entrenadores en equipos, llegan hasta cuarto.
-En algún momento del proceso de selección que ustedes hacen, ¿se miden las habilidades futbolísticas del postulante?
No. Eso no es algo que sea importante en el proceso de selección del alumnado.
-Usted fue jugador profesional. ¿Qué habría dicho de un DT si no supiera dominar la pelota, pegarle con borde externo o hacer un control dirigido?
“Lo tuve. Luis Santibáñez no le pegaba ni al quinto bote, no controlaba un balón y dirigió a los mejores equipos de Chile y a la Selección en un Mundial”.
-Pero usted sabe que esa es la excepción a la regla. Dígame otro ejemplo a nivel nacional e incluso internacional…
Hay otros, no los tengo en la mente.. pero obviamente acá todos los alumnos juegan fútbol habitualmente y se les ven ciertas habilidades. Tienen nociones básicas. Por lo demás, haber sido bueno para la pelota no asegura que será un buen entrenador.
-¿Para qué nivel está preparado un entrenador que sale del INAF? ¿Está en condiciones de sentarse en la banca de un primer equipo profesional?
Para ser muy franco, y eso se lo decimos a los alumnos, es muy difícil que esa respuesta sea positiva. Aun con el cartón en la mano, es indudable que el nuevo entrenador pase por etapas previas. Puede dirigir en inferiores, ser analista, integrarse a un cuerpo técnico, hacer diplomados u otros cursos antes de ser DT titular en un equipo profesional. Es la mejor manera. Acá, claro, también hay excepciones a la regla. Francisco Bozán fue el mejor de su promoción y, tras titularse, empezó una carrera como DT profesional. Pero no es ni debería ser lo habitual.
-¿Manejan algunas cifras de la tasa de ocupación laboral de los alumnos licenciados o titulados en el INAF?
No tenemos los datos tabulados de manera exacta, pero hemos hechos estudios de algunas generaciones y vemos que la gran mayoría está trabajando a algún nivel. Incluso algunos han podido establecerse en academias fuera de Chile.
“Me gustaría no ser monopolio”
-¿Qué privilegios o ventajas tiene un ex jugador al estudiar para ser DT en el INAF con respecto al estudiante que nunca jugó profesionalmente?
Primero, acá tenemos la carrera de Entrenador, pero también la de Técnico. Esta última es de tres años, porque no da un título profesional, pero está enfocada a los chicos que jugaron en divisiones menores de clubes y que, finalmente, por las razones que sean, no llegan o no se consolidan en el profesionalismo. Son chicos de entre 17 y 25 años a los que les damos la opción de que, al salir del fútbol competitivo, se mantengan en el ambiente, o al menos tengan una opción antes de que resuelvan qué quieren hacer en la vida. Y está, por cierto, el curso para jugadores activos o retirados, a quienes se les adecuan los horarios, pero que tienen la misma exigencia académica del plan regular para obtener el título de entrenador.
-El INAF tiene el monopolio en Chile en la formación de los entrenadores de fútbol. ¿Les asusta la competencia?
Hay que dejar en claro que el INAF nace al amparo de la Federación de Fútbol de Chile. Es el área formativa creada por ella y, por lo tanto, la que tiene para sí la responsabilidad de formar a los entrenadores del medio nacional. Dicho eso, si usted me pregunta, creo que la competencia generaría una mejor calidad en la formación. Pero la verdad, no sé si las universidades están interesadas en formar entrenadores de fútbol. Hay algunas que forman entrenadores, pero no del fútbol específicamente. Y no tengo idea si alguna, al querer abrir la carrera, provoque el alegato de la Federación, que siente que es la que debe formar a sus entrenadores.
-¿El INAF tiene una escuela de pensamiento que predomine en su enseñanza, una especie de filosofía? ¿Sigue la perspectiva de Países Bajos, de Francia, de Italia, por ejemplo? ¿Predomina la idea de la disciplina táctica, lo físico o la inspiración individual y la técnica?
Nosotros enseñamos todas las corrientes de pensamiento, no sólo actuales, sino que las históricas. Pero no anteponemos una por sobre la otra.
-O sea, INAF es una escuela que no tiene escuela...
No desde el punto de vista de seguir una corriente y establecerla como propia. Si tuviésemos que definirnos, diría que el INAF es academicista...
-¿Y qué es lo distintivo en esa autodefinición?
Que nos regimos bajo estándares de enseñanza profesionales, establecidos, en este caso, por el Ministerio de Educación.
-¿Y eso lo hace “distintivo”?
Es que es un caso único en el mundo. No sólo en Sudamérica es un caso excepcional y que provoca admiración. Ha venido a Chile gente de la UEFA a conocer nuestro modelo de formación de entrenadores y los visitantes han quedado sorprendidos de él.
-Pero una cosa es que queden “sorprendidos” por el modelo de formación y otra que se valore el nivel de los entrenadores que egresan.
El entrenador chileno es muy bien valorado a nivel internacional...
-Y si es tan bien valorado, ¿por qué no hay muchos DT chilenos trabajando afuera? De hecho, ni siquiera en los clubes grandes de Chile o en la Selección Chilena hay DT nacionales…
No sé...
-¿No será mejor el modelo de formación el de Argentina, que es el de la mayoría de los DT de elite en Chile?
Le aseguro que el modelo de formación de entrenadores en Chile es mucho mejor que el argentino. Obviamente que en Argentina hay academias buenas, con ex jugadores que ejercen bien como profesores. Pero como modelo de enseñanza, somos nosotros los que vamos a dar charlas allá, así como en el resto de Sudamérica.
-¿No será que el DT chileno pide condiciones de nivel europeo y el argentino se adapta y acepta dirigir, pese a las carencias?
Algo de eso hay, sin duda. El DT argentino se adapta rápido y el chileno en general piensa que dirigir en Calama, al lado del desierto, es igual que hacerlo en Puerto Montt, con lluvia y barro todos los días. Además, el argentino sabe venderse y el chileno no.
-Eso es algo que pareciera viene del INAF que se vende muy mal. Nadie sabe qué opina del fútbol chileno, nunca han hecho una propuesta de sistema de campeonatos o del trabajo de divisiones menores. Jamás han congregado a seminarios o charlas entre los entrenadores. Son vistos sólo como un negociado de la Federación…
Todo eso que dice es verdad. Pero si no tenemos propuestas es porque no es nuestra misión o, al menos, la Federación, que es el ente al cual pertenecemos, no cree que lo sea. Tampoco hemos sido capaces de generar -y esa sí es una falencia propia- canales de comunicación para que el medio sepa lo que hacemos. Y no tenemos puentes ni con el Colegio de Entrenadores ni con los seleccionadores. De hecho, cuando se supo que Ricardo Gareca sería el nuevo DT de la Selección, me encontré con él en una actividad en Paraguay, me acerqué, le dije quién era yo, y que podríamos juntarnos para conversar en Chile. Él me miró, no me pescó mucho y hasta ahora, nunca se acercó al INAF. Así, está difícil profundizar.