En Costa Navarino, un opulento balneario griego frente al mar Jónico, una sola vuelta de votación bastó para que la siete veces medallista olímpica de natación de Zimbabue, Kirsty Coventry, obtuviera una mayoría absoluta de 49 votos frente a sus seis oponentes y, contra la mayoría de los pronósticos, se ungiera como nueva presidenta del Comité Olímpico Internacional (COI).
La extrañísima elección estuvo precedida de detalles francamente sorprendentes. A puertas cerradas, sin teléfonos móviles dentro de la sala y con un proceso que no se transmitió en directo. Sólo al final de la votación, cuando Coventry resultó electa, se abrieron las puertas y se conoció el resultado.
Nunca antes en su historia de más de un siglo, el COI tuvo a tantos compitiendo por el sillón presidencial. A la ex campeona de natación zimbabuense, se integraron a la lista el español Juan Antonio Samaranch junior (hijo del ex presidente del COI), el británico Sebastian Coe (doble campeón olímpico en los 1.500 metros), el francés David Lappartient, el japonés Morinari Watanabe (titular de la Federación Internacional de Gimnasia), el príncipe jordano Feisal Al-Hussein y el británico-sueco Johan Eliasch (presidente de la Federación Internacional de Esquí).

Cuatro eran los que se llevaban el favoritismo -Samaranch Jr, Coe, Lappartient y Coventry-, pero lo verdaderamente llamativo fue el secretismo que el comité electoral del COI le dio al proceso. Celulares fuera, nada de transmisiones en vivo y sólo una grabación... para el archivo.
Las estrictas normas buscaban “garantizar el secreto del voto”. Sólo los integrantes del COI y los asesores designados por el Director General del COI (miembros del tribunal electoral, secretarios de total confianza y operativos del sistema digital) estuvieron en la sala durante la votación.
Sufragaron 99 miembros del COI (los de los países de los candidatos no podían hacerlo), a través de un escrutinio secreto y electrónico. Lo más parecido al Sacro Colegio (el Colegio Cardenalicio del Vaticano), comentó con algo de malicia el francés Lappartient, dando entender que la puerta cerrada y la ausencia de la prensa, era para proteger el negocio (o la industria olímpica, léalo como usted quiera).
Aunque no fue necesario, porque Coventry salió electa en la primera ronda con mayoría absoluta. Si no hubiese sido así, el proceso adquiría un símil de reality de televisión: el candidato que obtuviese menos votos sería eliminado, hasta que uno de ellos consiguiera la mayoría de votos. Los resultados de cada ronda de votación serían comunicados por escrito al presidente del COI, quien para conservar el misterio, divulgaba el número de sufragios pero sin revelar la cantidad de votos obtenido por cada candidato, sino que sólo el nombre del aspirante que quedaba fuera y no participa en la siguiente ronda.
¿Quién es Kirsty Coventry?
Apenas se confirmó que la primera ronda arrojaba a Kirsty Coventry como la nueva presidenta del COI, el saliente timonel informó que el proceso de votación había terminado. Se abrieron las puertas de la sala y se comenzó a transmitir en vivo la sesión del organismo. Thomas Bach anunció el nombre de la zimbabuense, y le cedió la palabra.

En los círculos del COI se comentaba que Coventry era la candidata de Bach. El ex mandamás alemán la incorporó al comité ejecutivo en 2018, y en 2021 gestionó su llegada a la presidencia de la Comisión de Evaluación de los Juegos Olímpicos de 2032 en Brisbane.
Coventry, al lado de sus competidores por la presidencia, sacaba ventajas por un currículo deportivo repleto de logros, incluidas las siete medallas olímpicas, entre ellas dos de oro en los 200 metros espalda (2004 y 2008), y tres títulos mundiales en piscina larga, que la tienen como la mejor nadadora africana de la historia y la deportista más condecorada de ese continente.
La ex deportista olímpica obtuvo una licenciatura en Gestión de Hoteles y Restaurantes en la Universidad de Aunburn (Alabama, EEUU). Posteriomente, inició una carrera política en Zimbabue, donde asumió como ministra de Deportes, Artes y Juventud desde 2019 (fue reelecta en ese cargo en 2023), en el mandato del presidente Emmerson Mnangagwa, un líder que en 2017 sucedió a Robert Mugabe, derrocado por el ejército tras 37 años en el poder, pero que actualmente es criticado por ejercer un gobierno más autoritario que el de su predecesor.
De hecho, durante su campaña para presidir al COI, Coventry debió afrontar este tema. Su respuesta fue más bien evasiva “aprendí mucho como ministra”, junto con manifestar el deseo de que en su país “haya cambios”.

Kirsty Coventry hizo suyo un concepto promovido por el desaparecido líder sudafricano Nelson Mandela para su lema de su campaña: “Ubuntu”. “Significa ‘Yo soy porque nosotros somos’” , describió Coventry para dar a entender que las decisiones deben ser compartidas.
La zimabuense no llega a la cabeza del COI con ideas establecidas sobre los principales problemas del deporte mundial. Ha dicho que su forma de dirigir es “colaborativa”, y ante la variedad de conflictos bélicos que asolan los territorios, Coventry ha expresado que el COI debe “garantizar que todos los atletas puedan participar en los Juegos Olímpicos”.
En cuanto a otro tópico no menos candente, la diversidad de los géneros, la nueva presidenta del COI fue más directa: “El COI debe asumir un papel más de liderazgo a la hora de establecer un marco que proteja las categorías femeninas”, otorgándole autonomía a las federaciones internacionales en la decisión final respecto a los deportistas transgéneros.