Cuando la UC no es la UC

Rodrigo Diez Prat, autor del libro “Raíces Cruzadas”, esboza una tesis sobre el actual estado futbolístico de Universidad Católica y cómo el equipo dirigido por Tiago Nunes se distancia de un estilo futbolístico construido hace décadas y que le ha dado grandes triunfos al club.

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Tiago Nunes, el técnico de Universidad CatólicaEl brasileño no ha podido darle su impronta futbolística al equipo cruzado, y menos reencontrarse con las raíces históricas del fútbol de la UC.
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La Católica no parece la Católica. Los que vemos fútbol hace años y especialmente quienes somos seguidores e hinchas cruzados, notamos que ya van varias temporadas que el club que orgullosamente había patentado una forma de jugar en Chile, no hace honor a su tradición.

Si algo ha distinguido a los planteles de la UC en los últimos 40 años es el buen trato del balón, el juego asociado, la búsqueda de espacios y convertir goles, muchos goles. Como consecuencia de eso se ganan partidos, se conquistan títulos, se avanza en la Libertadores y se logran hitos tan importantes como un tetracampeonato.

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Cuando asumió la banca cruzada en marzo de 2024, Tiago Nunes dijo estar orgulloso de ser “parte de un club gigante, tradicional, con una camiseta muy fuerte (...) un club con muchísima pasión. Hay gente muy involucrada con los objetivos a largo, mediano y corto plazo.”

Si bien el mandato del brasileño comenzó con buenos resultados, incluido un memorable triunfo en el Estadio Nacional en el clásico universitario que dio pie a la posibilidad de que la Católica se metiera en la pelea por el campeonato, el rendimiento del equipo comenzó a decaer partido tras partido, cerrando una campaña decepcionante: se perdieron los dos clásicos de la segunda rueda, se quedó tempranamente fuera de la lucha por el título, no se clasificó a la Copa Libertadores y el juego mostrado por el equipo no convenció.

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Tiago Nunes ha perdido créditoEl entrenador de Universidad Católica no ha respondido a las expectativas en cuanto a resultados. Y menos a darle una identidad al juego del equipo.

Aunque no se dijo explícitamente, se entendía que el DT brasileño se las había arreglado con lo que tenía y que el próximo año, este 2025, sí íbamos a ver a la UC de siempre. Incluso él lo confirmó al terminar el campeonato pasado, declarando que la Católica debía volver a jugar de la forma que históricamente ha caracterizado al club; es decir, lo que explicamos antes: tener la pelota, asociar a los jugadores mediante pases, crear espacios y aprovecharlos.

Jugar a lo construido históricamente

No se trata de si se juega 4-3-3, 4-4-2, 4-2-3-1 o 3-4-3; lo importante es que haya una idea, que el equipo juegue a algo. Y eso es lo que no se ve en la escuadra de Tiago Nunes, destruyendo el argumento de la “visión a largo plazo” de la que habló a su llegada. No hay que inventar nada, porque la identidad de Universidad Católica se ha venido construyendo desde los ’80, cuando Ignacio Prieto y Fernando Carvallo empujaron el centro de formación en San Carlos de Apoquindo para moldear jugadores bajo la idea que ellos heredaron de Fernando Riera, el Fútbol de Posición. Y ha dado resultado. Con matices distintos, los técnicos que han sido campeones en la UC desde 1984 en adelante, Ignacio Prieto, Fernando Carvallo, Juvenal Olmos, Jorge Pellicer, Juan Antonio Pizzi, Mario Salas, Gustavo Quinteros, Ariel Holan y Cristián Paulucci, han privilegiado el fútbol asociativo.

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La única excepción fue Beñat San José, quien apostó más al orden defensivo en un plantel con escasas variantes en ataque. Sin embargo, le resultó porque tenía muy buenos jugadores (Fuenzalida, Aued, Lanaro, Kuscevic, Dituro, Buonanotte, Saavedra) y porque logró impregnar su forma de jugar, es decir, creó una identidad. No fue el equipo que más lució ni el que más llenó el gusto de los hinchas tradicionales de La Franja, pero era un once que jugaba a algo. Muy lejos de lo que pasa hoy.

“El plantel se armó con muchos futbolistas de características similares: Zuqui, el colombiano Valencia, Farías, Canales, o hasta el mismo Gary (Medel), pueden jugar en labores de contención; mientras que para la creación no llegó nadie”. La reflexión de Jorge Koke Contreras, uno de los buenos mediocampistas que ha jugado en la UC, es esclarecedora. Este plantel se armó pensando más en contener que en atacar. “Tendría que jugársela por los juveniles y ahí sí aparecen nombres como Leenham Romero, Corral o el mismo Rossel, que puede retrasarse unos metros y asumir la labor de creación”. Contreras agrega que no sirve de nada tener a un centrodelantero como Zampedri “metido en el área rival, si el equipo no genera jugadas que él pueda definir”.

“Sorprende de un DT brasileño, país donde la característica es el buen juego, que su equipo juegue diametralmente opuesto a eso. Es decir, con poca claridad, con mucha lucha pero poco fútbol”. El análisis de Jorge Aravena, que jugó como 10 en el equipo cruzado y es uno de sus goleadores históricos, también se dirige a un aspecto relevante: la conducción técnica. Según Aravena, la Católica sí tiene jugadores para jugar mejor y encontrar un funcionamiento, “pero eso depende completamente del técnico”.

El funcionamiento como capital de juego

El funcionamiento del que habla Aravena apunta a un equipo que muestra circuitos de pase entre los jugadores, asociaciones predeterminadas que generen espacios y situaciones de gol. Hoy la oferta cruzada en ataque está muy lejos de eso: remates desde fuera del área, centros buscando a un resguardado Zampedri y poco más. Casi no se ven pases entre líneas, paredes para penetrar defensas cerradas o circuitos entre mediocampistas y delanteros para atraer a los centrales rivales, permitiendo que rompan líneas los que vienen desde atrás.

Esa es la identidad del fútbol de la Católica, la forma de entender el juego que ha beneficiado al club y al fútbol chileno a nivel de selecciones y de clubes, gracias a los muchos y buenos futbolistas que han surgido de la cantera cruzada.

Nunes y el goleador histórico, Fernando ZampedriEl brasileño debe agradecer que la temporada pasada el nacionalizado chileno rompió el récord goleador, si no, su campaña habría sido aún más criticada.

Recuperar esa forma de jugar puede ser la única opción de la UC para suplir la diferencia que tiene con los planteles de Colo Colo y Universidad de Chile y entrar en la discusión por el título, que es lo mínimo que se espera del tercer grande de nuestra liga. Sólo desde el funcionamiento, un equipo con menos figuras puede competir con rivales con más presupuesto. Ejemplos de que sí se puede hay muchos: el Leicester 2016 en Inglaterra, el Atlético de Madrid 2021 en España o el Bayern Leverkusen en la última Bundesliga. A nivel local también ha ocurrido: Colo Colo en la quiebra el 2002, Unión Española el 2005 u O’Higgins el 2013, entre otros. Y con planteles de la Católica también ha pasado: en 1961, 1987, 2010 y el ya mencionado 2018.

Este año Universidad Católica va a inaugurar uno de los estadios más modernos de Sudamérica, un recinto que va a ser un lujo para el fútbol, para el deporte chileno en general e incluso para la industria de los eventos masivos. Buscando estar a la altura de la celebración y rescatando la tradición, la marca que viste al primer equipo de la UC diseñó un uniforme similar al de 1949, cuando los cruzados lograron su primera estrella. Habría sido ideal que aparte de la camiseta -que se ha vendido bastante, igual que los abonos del nuevo recinto-, la Católica hubiera vuelto a sus raíces en la cancha, con ese estilo que le ha resultado más exitoso y que más feliz ha hecho a sus hinchas.

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