- “En 2023, los bonos de la U para pagar la deuda fiscal se vendieron de inmediato, como si fueran de Cencosud... ¿Pero de un club que tiene 14 mil millones de pérdida? Extraño. ¿Quiénes los compraron? Tampoco lo sabemos“.
- “La Segunda División profesional es una categoría fallida. Prácticamente todos tienen pérdida completa, de 4 a 6 mil millones de pesos, pero además con patrimonio negativo”.
Como parte de su investigación junto al abogado José Luis Alliende, el director del magíster en Finanzas de la Universidad de Valparaíso, Alejandro Torres, se topó con los diez casos vinculados a organizaciones deportivas profesionales que estaban bajo la lupa de la Unidad de Análisis Financiero.
Sin embargo, Torres entendió que aunque quisiera saber, los límites legales se lo impedían. Pese a que la anécdota reflejaba la sensación de poca transparencia en torno a los clubes chilenos, también tenía correspondencia en órganos fiscalizadores del más alto nivel.
-Todo este negocio financiero del fútbol se ve opacado porque en muchos casos no se sabe quiénes son los propietarios de los clubes. ¿Afecta, desde el punto de vista contable, que la propiedad de algunos clubes sean fondos de inversión?
No tengo problema con que un fondo de inversión tenga propiedad de clubes, siempre y cuando aporte capital. Por ejemplo, O’Higgins ha hecho ocho aumentos de capital, pero va cubrir gestión económica deficitaria, no para nueva inversión propiamente tal. Ahora hay que reconocerle que el Monasterio Celeste, como infraestructura, le ha otorgado al club un valor añadido.
-¿Qué pasa cuando el aporte de capital proviene de un origen desconocido? En su investigación se encontraron con diez casos que están siendo investigados por la Unidad de Análisis Financiero (UAF).
Hay que dejar en claro que son diez casos, no diez clubes. Cuando hicimos la consulta a la UAF, entendimos que era muy probable que se negara esa información, porque es secreto y eran procesos en curso. Es algo muy delicado, porque la UAF indaga o fiscaliza casos de lavado activo y financiamiento del terrorismo. A nosotros se nos informó que había diez casos, no nos dijeron nada más. No sabemos ni quiénes son ni qué RUT tienen, ni en qué proceso están, ni con qué se han encontrado.
-¿Desde cuándo la UAF investigaba estos casos ligados a clubes?
Nuestra pregunta abarcó desde el 2015 hasta el 2022. Ahí aparecen estos diez casos que, técnicamente, pueden ser operaciones sospechosas. Pero no tenemos ningún antecedente adicional, salvo que se habla de organizaciones deportivas profesionales, pero no sabemos si se trata de clubes de Primera, Primera B o Segunda División profesional.
-¿Usted ha dicho que la Segunda División es una organización fallida?
Y completamente quebrada. Primero, no tiene los ingresos de la televisión. Y segundo, en el análisis de las dos divisiones, Primera y Primera B, hay clubes en que su indicador es de quiebra, están encendidos, por darle un calificativo. Pero en el caso de la Segunda División profesional, prácticamente todos tienen pérdida completa, de 4 a 6 mil millones de pesos, pero además con patrimonio negativo. En resumen, tienen más deudas que recursos.
-¿Tienen algún sentido financiero, desde su visión?
Ninguno. Un patrimonio negativo no te da un sentido económico para seguir operando. ¿Pueden mejorar? Probablemente, en condiciones normales si es que tienen ingresos. Pero aquí no hay televisión, no van a salir nunca de ese hoyo. Y si siguen con el mismo modelo, el hoyo se va a ir agrandando, sin lugar a dudas.
Azul Azul y el ‘éxito’ de la emisión de bonos
-¿Qué le parece la situación de Universidad de Chile?
La U encabeza los rankings de pérdida acumulada del 2005 a la fecha. Es el club con más pérdidas de todo el fútbol chileno, 14 mil millones de pesos. Y esto se origina porque era uno de los clubes que estaba quebrado antes de las SAD. O sea, la situación no cambió para nada. Todo lo contrario, empeoró porque esos números son superiores hoy en día. Desde ese punto de vista, no ha habido ninguna mejora. Entre medio, estuvo el éxito deportivo de la Copa Sudamericana del 2011, pero nada más. Lo de Sartor, como fondo de inversión, no me complicaba. Pero al tomar el control mediante la compra de las cuotas a Sartor, y no haberlo informado a través de un hecho esencial o una Oferta Pública de Acciones (OPA), hizo un daño al mercado. No es que fuera relevante para el mercado, porque en la Bolsa nadie invierte en clubes de fútbol. Pero si esta maniobra se convertía en un procedimiento general en otras instancias, las consecuencias podían ser graves, por eso el actuar tan rápido de CMF.
-Michael Clark tuvo que lanzar finalmente una OPA sobre el 100% de las acciones serie B de Azul Azul, para concluir esa disputa con la CMF. Pero a fines del año 2022 hubo otra maniobra también polémica, la emisión de “los bonos Bulla”, para pagar la deuda fiscal histórica. ¿Cuál es su opinión de esta emisión?
No es usual. Universidad Católica emitió bonos para la renovación del estadio, pero bonos y acciones, desde el punto de vista del financiamiento, son lo mismo. Son una serie de recursos que yo tengo que ir devolviendo, a través de dividendos o a través de intereses. La emisión de bonos no es común en estos clubes, porque no hay interés del mercado de capitales por ellos. En España, por ejemplo, los clubes tienen deudas con la banca, porque a la banca sí le interesa entrar en los clubes. En Chile no, porque a la banca no le interesa este negocio porque es muy riesgoso. Entonces, como no pueden acceder a la banca, se emiten bonos. Ahora, los bonos tienen que tener un interés en el público para que los compren. Y, sorpresa, justo ‘el bono Bulla’ se vendió de inmediato, se absorbió en su totalidad... ¿Pero de un club que tiene 14 mil millones de pérdida? Extraño.
-Sospechoso tanto interés en el bono, diría un humorista.
¿Quiénes los compraron? Tampoco lo sabemos. Entonces, de nuevo, uno podría elucubrar. Como los dueños de Sartor se auto prestaban plata, podría haber una situación similar de que los bonos se los compraron entre ellos con préstamos que se tramitaron o se prestaron ellos mismos... Ese es el problema de esos bonos en particular. Una empresa con esas características económicas, es muy difícil que sea atractiva, aunque sea un instrumento de renta fija, como los bonos. Además que si yo quiero ser simbólicamente dueño de la U, compro acciones y paso a ser socio accionista. Y no dueño de un bono.
-Pero quien tiene el bono, también tiene parte de la propiedad, se supone.
Sí. La U ahora tiene una proporción de accionistas y otra de bonistas. Entre ambos son dueños del 80 por ciento del club.
-Y sabemos que los bonistas son desconocidos. ¿A ningún ente fiscalizador del mundo financiero le interesa saber quiénes son?
No sé, quizás por eso abre la caja la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). Intuitivamente, me da a entender que sí le interesa, porque podría ser que los bonistas sean de los mismos socios de Sartor. Los bonos y las acciones, mientras más anónimos son, mejor para los que los tienen, por algo se llama sociedad anónima. A nadie le interesa quién está invirtiendo, pero sí quién es el controlador. El bono es una deuda común y corriente, es otro tipo de préstamo.
-¿Su tesis es que la CMF abre la investigación de Sartor a partir de la emisión de estos bonos?
No, no la abre por los bonos. Pero mi intuición es que se encontraron también con los bonos, por estas características especiales de empresa mal administrada, con mucha pérdida y que su bono se vende como si fuera Cencosud. Fue algo muy poco probable y en un momento económico que tampoco era el mejor.
-Aunque la U es un fenómeno desde el punto de vista de producto de mercado, por su arrastre social, por tener un público a toda prueba, independiente de los problemas de mala gestión.
También hay una mística que se intenta crear a partir de eso, me imagino a Racing Club en Argentina. Por eso yo creo que la U, como Casa de Estudios, está preocupada, si bien es cierto que recibe poco más de 200 millones anuales del club. Igualmente está su valor de marca involucrado.
-Usted trabajó en el Senado y tiene experiencia en el mundo legislativo. ¿Qué tan rápido va a salir la reforma de las SAD del Congreso?
Creo que hay una presión mediática para que salga. ¿Qué utilidad tenga? La dudo. No ataca el corazón del problema. La parte de los dueños, sí, hay que transparentarlos. Pero los balances de los clubes no se van a mejorar con nuevos dueños o porque yo sepa quién está detrás de la U. No, vamos a estar igual. Esto es gestión, hay que profesionalizar y entender el negocio completo. Mientras no se entienda en la industria del fútbol que a todos les puede ir bien, incluso mejorar todo, no va a cambiar. Cuando a Harold Mayne Nicholls se le ocurrió que se podía repartir un poquito más equitativamente los dineros, se fue como presidente y fue el terremoto. Esta actual mirada de corto plazo no sirve de nada.
-Es difícil hacerlo ver a quienes cada mes reciben un buen cheque de la televisión, sin moverse del escritorio.
Están asegurados, hasta que se renueven los derechos y quizás cuál será el precio en ese momento. No van a bajar a cero tampoco, porque el interés por el fútbol permanecerá, pero de nuevo no vamos a seguir creciendo y después no esperemos resultados de la Selección Nacional a nivel más global. Yo no tengo ninguna esperanza que el cambio legislativo vaya a tener un resultado positivo, más allá de que digan que no se pueden meter los representantes en los clubes, lo que me parece sano. Pero la ley no va a mejorar la gestión financiera. Perdona por ser tan categórico.