Y se repitió la historia. Contra todos los pronósticos, Alejandro Tabilo volvió a vencer a Novak Djokovic, el mejor tenista de todos los tiempos.
Si hace un año lo había conseguido en Roma, esta vez lo logró en segunda ronda del Masters 1000 de Montecarlo, otra vez, con una solidez que dejó pasmados a los espectadores.
Si bien es cierto que Djokovic jamás se sintió cómodo sobre la cancha -es su primer partido sobre arcilla desde el pasado Roland Garros- también es verdad que el juego de Tabilo simplemente lo complica, con sus tiros de zurda y sus constantes drop-shots, que en polvo de ladrillo suelen ser más efectivos.
De hecho, Tabilo se suma a una muy corta lista de jugadores que tienen un récord favorable contra Djokovic y a otra todavía más selecta de aquellos a los que nunca pudo vencer, en más de un intento.
El predominio de Tabilo sobre Djokovic
En la historia del tenis, solo seis jugadores han jugado más de una vez contra Novak Djokovic, y pueden decir que le ganaron más partidos de los que perdieron. Y no, no están ni Roger Federer ni Rafael Nadal.
Con su triunfo este miércoles, Alejandro Tabilo se suma al estadounidense Andy Roddick, el croata Ivo Karlovic, el australiano Nick Kyrgios, el ruso Marat Safin, el checo Jiri Vesely y otro chileno, Fernando González.
Mano de Piedra enfrentó a Djokovic tres veces y lo derrotó dos veces: en el Masters 1000 de Cincinnati 2005 y al año siguiente en el Masters 1000 de Madrid. Ambas victorias, vale aclarar, fueron cuando el serbio todavía era solo un jugador prometedor, y no se había transformado en el más ganador de todos los tiempos.
Pero hay otro registro, mucho más exclusivo. Junto a los mencionados Safin y Vesely, Tabilo es el otro que jugó más de un partido ante Djokovic, y nunca perdió... hasta ahora.
Es decir, solo tres seres humanos se toparon más de una vez ante el tenista más ganador de la historia, y se fueron siempre victoriosos.
¿Se toparán una tercera vez? Habrá que ver, pero queda claro que sin importar los pronósticos, no se podrá descartar que Tabilo pueda volver a dar la gracia, tal como en Roma y ahora en Montecarlo.
