Este Masters de Augusta podía ser histórico, y lo fue. Rory McIlroy, el mismo que hace más de una década buscaba calzarse la mítica chaqueta verde de campeón para completar el legendario Grand Slam del golf, rompió el maleficio este domingo para conquistar el único Major que le faltaba.
El norirlandés se suma así a una lista reservada solo para leyendas: Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods. Desde que el Tigre lo logró en 2000, el deporte de los palos y greens tuvo que esperar un cuarto de siglo para volver a presenciar este hito histórico.
- Te podría interesar: No hubo caso: Joaquín Niemann falló en su gran objetivo en el Masters de Augusta
Obviamente no podía ser sencillo. Partió la última ronda con dos golpes de ventaja, pero los perdió de inmediato; se recuperó, hasta que otro error en la bandera 13 lo dejó empatado con el inglés Justin Rose con apenas cinco hoyos por jugarse. Hasta perdió el liderato brevemente.
Y aunque tuvo la oportunidad de cerrar todo en el 18, los nervios le jugaron una mala pasada y terminó llegando a un desempate que resolvió Al primer intento.
El llanto al momento de conectar su último putt lo decía todo, la espera tras once años intentando ganar en Augusta National.
Desde que ganó el US Open 2011 y siguió con el PGA Championship 2012 y 2014, más el British Open ese mismo año, parecía cuestión de tiempo para que McIlroy inscribiera su nombre con letras doradas, algo que ya con 35 años algunos creían no sucedería.
Pero el calvario terminó y ahora “Rory” -el nombre de pila por el que todos los fanáticos del golf lo conocen y que se escuchó como barra de fútbol durante todo el fin de semana en Augusta- ya empieza a jugar con la historia.
