Sin duda que Andy Murray es uno de los jugadores más exitosos que se mantienen activos. A su espalda tienen tres Grand Slam -dos Wimbledon y un US Open- Además de un oro olímpico en Londres 2012 y 14 torneos Master 1000. Tal fue su nivel que fue considerado parte del “Big 4″ junto a Rafael Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic.
El tenista británico fue derrotado hoy en la segunda ronda del ATP 500 de Dubái por el francés Ugo Humbert. En la conferencia de prensa posterior al encuentro, el jugador sorprendió a todos con la siguiente declaraciones: “Seguramente no juegue más después del mes de junio”.
Actualmente se encuentra en el puesto 67 del ranking ATP y como complementó en la declaración, uno de sus últimos deseos es el poder jugar unos nuevos Juegos Olímpicos, por lo que está enfocado en clasificarse a Paris 2024.
Teniendo en cuenta estas declaraciones, el próximo Roland Garros o Wimbledon puede ser el último Grand Slam que dispute el mejor tenista en la historia de Reino Unido.
La operación que cambió la vida de Andy Murray
En 2017 comenzó un calvario para Andy Murray, producto de la molestia en su cadera que se generó a semanas del US Open de aquel año, momento en el que el británico era el número 2 del mundo. Aquella lesión comprometió su carrera y nunca pudo volver a ser el de antes, por lo que en 2019 decidió operarse, no para competir, sino para mejorar su calidad de vida.
“Pasar por el quirófano ha cambiado mi vida. Me ha dado la oportunidad de volver a jugar al tenis y hacer cosas normales con mis hijos sin tener un dolor constante. Así que ha supuesto una gran diferencia para mí. Antes era muy infeliz, estaba triste la mayoría de los días y sufría”, confesó el singlista en abril del año pasado.
Si bien el jugador se pudo acostumbrar a tener una “cadera bimetálica”, esto le tomó bastante tiempo y fue en los últimos dos años que pudo volver a competir a nivel ATP: “Me tomó mucho tiempo y a mi cuerpo le costó acostumbrarse a la biomecánica, porque es una forma totalmente diferente de moverse para todos los músculos en dicha área y en la espalda. Yo creo que tardé unos dos años en acostumbrar a mi cuerpo a competir nuevamente y entrenar con la prótesis de cadera”.
Desde que el jugador se sometió a esta operación no pudo retornar al top 30 del Ranking ATP, pero pudo hacer lo que siempre ha dicho que es lo que más le gusta, que es jugar al tenis, actividad que podría dejar de realizar de manera profesional en menos de cuatro meses, terminando así casi 19 años de carrera.