Conoce la emocionante historia del Toyota Celica con el campeón del fútbol argentino

El fútbol argentino tiene historias que parecen estar escritas para convertirse en un guion cinematográfico. Un nuevo capítulo se vivió hace unas semanas con el reencuentro de Vélez Sarsfield, el equipo de Liniers y un simbólico Toyota Celica.

Pero el deportivo japonés no era un vehículo cualquiera. Era la unidad que se le entregó al Turco Omar Asad cuando hace tres décadas Vélez se convirtió en el mejor equipo del mundo. Se había perdido su rastro por años, hasta que un periodista dio con su paradero.

El pasado domingo 1 de diciembre, Vélez Sarsfield celebraba 30 años de la histórica obtención de la Copa Intercontinental que ganó frente al Milan en Tokio. Por aquellos años se disputaba un partido entre los ganadores de la Copa Libertadores y la Copa de Campeones de Europa y la victoria del Fortín transformó al cuadro que dirigía Carlos Bianchi en el mejor del mundo.

Había que recordar la fecha y el partido contra Sarmiento por la liga argentina fue un nuevo triunfo que acercó a Vélez al título de la Liga Profesional, pero también fue un emotivo homenaje a los héroes de aquel inolvidable partido de 1994, con los jugadores recibiendo una ovación.

El momento de los aplausos fue en el entretiempo, cuando fueron desfilando los jugadores, sumando una sorpresa mayúscula: un Toyota Celica rojo. Se trataba del mismo auto que se le había regalada a Omar Assad por haber sido el mejor jugador del partido en Tokio.

El Toyota Celica se convirtió en uno de los símbolos más recordados de esa final histórica. Ese auto que el Turco Asad ganó fue exhibido por primera vez en el país en marzo de 1995, en un partido del Torneo Clausura contra Mandiyú, donde Vélez se impuso 1-0.

Pero lo cierto es que el Turco Asad nunca fue se transformó en el dueño del auto, puesto que en la previa del partido, los jugadores del equipo argentino habían hecho un pacto, que, si alguno lo ganaba, se iba a sortear y de esa recaudación se repartirían el dinero.

Entonces se hizo el sorteo del deportivo que llegó a Argentina en un barco desde Japón. Fue en una cena, donde lo ganó Arturo Pagano, un hincha velezano que tenía una estación de servicio en el barrio de Flores. Pero ese fanático ya tenía un auto, un Torino, por lo que rápidamente lo vendió y luego nadie supo que había sido del Toyota Celica. Para algunos era una especie de leyenda dentro del club.

El auto no había podido desvanecerse. Debía estar en algún lugar. Y fue un periodista llamado Osvaldo Rao, un fanátivo de Vélez Sarsfield, quien comenzó su búsqueda.

En 1997, el también escritor de varios libros sobre la historia del equipo de Liniers, comenzó a investigar su paradero.

“Me dio curiosidad saber dónde estaba el auto que había ganado el Turco Asad”, confesó Rao en una entrevista con Infobae.

En su derrotero tras el Celica, Rao comentó que recorrió portales de autos, indagó en países limítrofes e incluso encontró un modelo similar en los Estados Unidos, pero esa unidad tenía un sunroof. Todas las pistas que pensaba tener, se esfumaban siempre sin éxito.

Las esperanzas de encontrar el auto se iban apagando, hasta que muchos años después, se encendió una nueva luz. En agosto de este año, el periodista vio que se vendía un auto similar en un portal de autos en la provincia de San Juan.

“Vi las fotos del auto y estaba con un tono rojo ciruela. Me puse en contacto con el dueño y traté de ser lo más cauto posible”, dijo Rao.

Tras verificar la autenticidad del Celica, le comentó de la situación a los dirigentes del club y adquirieron el automóvil en 9.500 dólares.

El Toyota Celica rojo estuvo estado guardado en una quinta en San Juan. Su estado no era el mejor, pero fue restaurado en el taller de un fanático de Vélez y volvió a Buenos Aires a fines de septiembre.

El objetivo era mostrar el auto en la celebración por los 30 años de la Copa Intercontinental. Incluso se pasó por la cabeza que el mismo Turco Asad, quien nunca lo manejó, entrase en el Celica durante el entretiempo, pero se descartó por el estado del pasto.

Así es que se estacionaron el auto entre la tribuna Popular Oeste con la Platea Norte, cubierto para mantener el misterio, hasta que comenzaron los festejos y el propio Asad recibió una copia de la llave, tal como ocurrió hace 30 años en Tokio.

El regreso del Toyota Celica a Vélez Sarsfield no solo representó un homenaje a la historia del club, sino también podría ser un paso hacia la creación de un museo oficial.

Osvaldo Rao dio la idea de que este emblemático vehículo sea el puntapié inicial para la construcción de un museo del club.

“Creo que Vélez se merece un museo. Estamos en un boom futbolístico, los extranjeros vienen al estadio, el club tiene historia y lugar para hacerlo”, afirmó Rao.

Por ahora, el Toyota Celica será exhibido en el hall central del club, a la vista de todos los hinchas que podrán admirar esta reliquia del pasado, soñando con repetir esos días de gloria. Al parecer suerte le trajo, este año Vélez volvió a ganar el campeonato local y se ilusiona con volver a ser protagonista de copas internacionales.