¿Recuerdan cuando cumplieron 18 años? Para muchas generaciones, se trataba de un momento muy esperado, que marcaba el inicio de una nueva etapa de libertad.
Pero, en esa libertad que aparece, los expertos piden cautela a la hora de comenzar a manejar. Independiente de que la ley lo permita, llaman a la responsabilidad y señalan que no siempre la mayoría de edad es lo ideal para sentarse frente a un volante.
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¿Cuándo es la edad ideal para manejar?
A partir de los 18 años se puede legalmente conducir -o 17 con supervisión-, acceder a ciertos lugares restringidos para menores de edad, ser parte de las elecciones como ciudadano. Sin embargo, aunque la independencia parece ser el sello de esta etapa, muchos jóvenes aún no han alcanzado la madurez para estar consciente de la responsabilidad de manejar.
Es por ello que, la educación y la orientación en temas como la seguridad vial, son fundamentales para preparar adecuadamente a los jóvenes para asumir estas nuevas responsabilidades. Y saber conducir, más allá de poder mover un auto, es un desafío y una exigencia para quienes sacan la licencia de conducir
Lamentablemente, durante los últimos años los accidentes vehiculares protagonizados por jóvenes conductores han experimentado un aumento significativo.
Esta tendencia ha generado preocupación tanto entre las autoridades como en las familias, quienes se enfrentan a la inquietud de que los jóvenes no estén suficientemente preparados para las exigencias que implica conducir.
Según estudios recientes, la inexperiencia y la falta de juicio en momentos críticos son factores que influyen directamente en estos accidentes. Por lo mismo, para los especialistas, no existe una edad “ideal” única para que una persona comience a conducir.
Lo que realmente importa es que el individuo haya alcanzado la madurez emocional y el autocontrol necesario para enfrentar situaciones adversas en el tránsito.
“Es mejor postergar el inicio de la conducción si eso significa que la persona se siente más segura y capaz. No es una carrera, es una responsabilidad de por vida”, comenta Alberto Escobar, vicepresidente de Automóvil Club de Chile.
Este panorama subraya la importancia de una educación vial adecuada y efectiva como herramienta preventiva.
Según los expertos, la preparación de los futuros conductores debe ser integral, no solo en aspectos técnicos de la conducción, sino también en valores éticos y emocionales.
“Conducir no es solo manejar un vehículo, es entender la responsabilidad que implica ser parte de una comunidad en movimiento”, asegura un experto en seguridad vial.
Las instituciones educativas juegan un rol crucial en este proceso, ya que tienen la capacidad de influir directamente en la formación de ciudadanos responsables. Al promover no solo el respeto por las normas de tránsito, sino también hábitos de convivencia y empatía en las vías, estas instituciones contribuyen a formar conductores conscientes y respetuosos con su entorno.
El caso del Colegio Seminario Menor de Las Condes
Un ejemplo destacado de esta educación integral es la reciente actividad realizada en el Colegio Seminario Menor de Las Condes, que buscó concienciar a los alumnos sobre la importancia de la seguridad vial.
En este taller, los estudiantes aprendieron sobre las normas de tránsito, los riesgos asociados a la conducción temeraria y la importancia de la empatía al volante.
“Nuestra misión es formar jóvenes que sean ciudadanos responsables, capaces de contribuir a un entorno más seguro para todos, promoviendo la empatía al momento de formar parte de la sociedad”, señaló Patricia Valenzuela, directora de formación del Colegio Seminario Menor de Las Condes.
Para Alberto Escobar, vicepresidente del Automóvil Club de Chile, este tipo de iniciativas son fundamentales para la formación de conductores responsables.
“Para nosotros como institución, estas instancias con los futuros conductores son las más importantes. Más allá de enseñar a manejar, buscamos formar mejores ciudadanos. Conducir es un comportamiento, y nuestra misión es que los jóvenes aprendan a comportarse adecuadamente en la calle”, asegura Escobar.
Entonces, promover la educación vial desde las etapas más tempranas de la formación escolar es una de las mejores estrategias para reducir la probabilidad de accidentes. Además, fomenta una cultura de respeto y responsabilidad en las vías, lo que a largo plazo contribuye a la seguridad vial y a la convivencia armónica entre conductores y peatones.
Es por eso que la clave no está únicamente en la edad en que los jóvenes comienzan a conducir, sino en asegurarse de que, cuando lo hagan, estén verdaderamente preparados para asumir el desafío con la conciencia y responsabilidad que la conducción requiere.
