En 2017 Unión Española venía luchando en la parte alta de la tabla con Martín Palermo en la banca. La buena, no sobresaliente, campaña hispana se encontró con un escollo formidable en la aspiración de lograr el título del torneo, llamado “Transición” entonces. Debía enfrentar en el Monumental al agresivo Colo Colo dirigido por Pablo Guede. En los comentarios previos al duelo, dije que la aspiración realista de los hispanos era “sobrevivir”. Cinco a dos ganó Colo Colo y, a la larga, se quedó con el torneo.
Un objetivo similar tenía Cobresal este sábado. No ganar, ni siquiera empatar, sólo mantener las formas y, aunque los albos le descontaran los tres puntos, salir bien parados del estadio Monumental. Ninguna quimera, visto y considerando el camino sinuoso que ha tenido Colo Colo el 2023.
Cobresal debía sobrevivir. Hasta una derrota estrecha podía aceptarse como un mal menor y luego dar vuelta la página. Pero el equipo de Huerta fue masacrado. Pareció un enfrentamiento de Copa Chile entre Colo Colo y algún cuadro de la Tercera A.
Pánico escénico, falta de jerarquía, colapso absoluto. Todo lo anterior sirve. Gustavo Quinteros leyó bien el planteo de Gustavo Huerta y se lo llevó por delante. La camiseta, la presión, la historia, las diferencias siderales de plantel… un sinfín de razones.
Un seis a cero tan poco habitual que el último logrado por Colo Colo se remontaba a 1992 contra Unión Española. Ahora queda esperar cómo absorbe Cobresal la paliza y si puede reconstruirse frente a Palestino la próxima fecha. Igual el equipo de Gustavo Quinteros. Sin no le gana a Católica el próximo domingo, la goleada no pasará de ser una feliz anécdota.