Doce días restan para la inauguración de la Copa Mundial de Qatar 2022, y los preparativos comienzan a llegar a la recta final para recibir por primera vez en Medio Oriente la máxima cita del fútbol. En ese sentido, la previa no ha estado exenta de polémica, sobre todo de parte de la organización del torneo.
En las últimas horas, la controversia tuvo que ver con Khalid Salman, el exjugador de la selección nacional qatarí y embajador del Mundial de Qatar quien ha descrito la homosexualidad como "un daño mental". En una entrevista con la cadena pública alemana ZDF, expresó que "es haram [prohibido] porque daña la mente" y confesó que tiene "un problema con los niños que ven a personas homosexuales".
Pese a ser advertido por un oficial de prensa, el emisario no se quedó ahí, y continúo asegurando que no le parece que las "costumbres" occidentales aterricen en su país. "Durante la Copa del Mundo, sucederán muchas cosas aquí en el país. Tendrán que aceptar nuestras reglas", declaró.
La rebeldía de los futbolistas y de la FIFA
Sin embargo, pese a las declaraciones realizadas por la organización qatarí, la FIFA se puso en una posición de "rebeldía" ante las reglas impuestas por los organizadores, ya que reafirmaron por su parte que las banderas del arcoíris, símbolos de la comunidad LGBT+, estarían autorizadas alrededor de los estadios.
Además, los mismos futbolistas han dado a conocer su postura, ya que los propios capitanes de varios equipos europeos, incluidos los de Inglaterra, Francia y Alemania, llevarán brazaletes de colores del arcoíris con el mensaje "One Love" como parte de una campaña contra la discriminación hacia las disidencias sexuales.