El racismo es un problema endémico en Europa que, de vez en cuando, se cuela en los estadios de fútbol. Y uno que parece estar sufriéndolo en cada partido que le toca jugar de visitante es Vinicius Junior. El crack del Real Madrid, si bien suele instar al odio de los parciales rivales con sus actitudes dentro de la cancha, es víctima constante de los ataques por su color de piel, lo cual nunca se justifica.
Le pasó en el Camp Nou contra el Barcelona, en el Wanda Metropolitano ante el Atlético Madrid y, sobre todo, en Mestalla frente al Valencia. Este sábado, en El Sadar ante Osasuna, volvió a señalar que vió y escuchó actitudes que atacaban a su raza.
Un tema complejo, que motivó una potente columna de opinión hoy en el diario Marca. Titulada como “Una moda peligrosa que hay que zanjar con contundencia”, la escribió el Doctor en Humanidades Salva R. Moya, experto en el tema y autor de la tesis Racismo en el fútbol profesional. Realidad social y dimensión mediática.
“Su caso se está convirtiendo en costumbre y es peligroso”
“Lo que está sufriendo Vinicius Junior me suena, este rebrote no es inédito: sucedió el 25 de febrero de 2006 en Zaragoza, Samuel Eto’o amagó con abandonar La Romareda por insultos racistas, harto de una situación repetitiva por los diferentes estadios que pisaba”, señala Moya, quien apunta cómo el tema se logró contener momentáneamente con la creación de la Ley 19/2007 “contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte”.
Sin embargo, ahora reflotó con el brasileño del Madrid. “No hemos aprendido la lección y dieciocho años más tarde Vinicius es la víctima que lo está padeciendo”, reflexiona el autor.
“Su caso se está convirtiendo en costumbre y es peligroso; ya había sufrido varios episodios de los radicales del Frente Atlético y en el Nou Camp. Hasta que se hartó en Mestalla. Las imágenes dieron otra vez la vuelta al mundo y las reacciones no se hicieron esperar; el Valencia identificó a los culpables y los ha expulsado. En su vuelta a Mestalla no hubo que lamentar ningún grave incidente aunque volvió a vivir un clima hostil y se constató algún gesto racista como el niño que le gritaba ‘mono’ con la permisibilidad de una tutora. Muy triste todo”, agrega.
“Las alarmas se han encendido. Los cánticos llamándole “chimpancé” en otros estadios donde ni siquiera está jugando es deleznable y preocupante”, concluye Salva R. Moya. “Huyamos de la hipocresía y hagamos autocrítica porque entonamos el #Notoracism hasta que nos toca en casa y nos cuesta reconocer que hay racistas en nuestro estadio y entonces miramos para otro lado (...) Claro que no se puede generalizar y que España no es un país racista pero hay episodios racistas y hay que aplicar con contundencia con las herramientas que tenemos para combatirlo”