Groenlandia, la isla más grande del mundo y territorio autónomo de Dinamarca, está dando un paso firme hacia su sueño de jugar al fútbol en competencias internacionales. Tras varios intentos fallidos de unirse a la UEFA, ahora mira hacia la Concacaf como su mejor oportunidad para entrar al panorama global del deporte rey y el presidente de la Federación Local, Kenneth Kleist, lo ha dejado bastante claro.
“Sentimos que merecemos jugar partidos oficiales bajo nuestra propia bandera, como todos los demás. Tenemos que establecer nuevas ambiciones y estándares para el fútbol groenlandés, y la única manera de hacerlo es así. Significaría mucho para jugadores, entrenadores y clubes, porque tendrían la oportunidad de demostrar que somos un país con mucho potencial”, dijo el presidente en conversación con el medio español Marca.
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Del frío polar al calor caribeño
Históricamente, Groenlandia intentó unirse a la UEFA, pero los requisitos de esta confederación, que exige la condición de Estado reconocido por la ONU, frenaron sus aspiraciones. Sin embargo, la Concacaf al ser conocida por aceptar territorios autónomos como Puerto Rico, Aruba o Martinica, representa una alternativa mucho más accesible.
“No es algo que sucedió de la noche a la mañana. Desde hace años sabemos que es el lugar adecuado para Groenlandia. Geográficamente está más cerca de otras naciones, el nivel en la Liga de Naciones de la CFU (Unión Caribeña de Fútbol) nos viene bastante bien”, dijo Kleist en la misma entrevista.
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Sin embargo, uno de los mayores problemas que enfrenta Groenlandia es la logística de los desplazamientos y la infraestructura. El país no cuenta con carreteras entre ciudades (o pueblos) por lo que todos los viajes se hacen a través de mar o cielo. Por otro lado, tampoco cuentan con un estadio apropiado para hacer de local, aunque esperan solucionarlo los próximos años con la construcción de un recinto cerrado en Nuuk, la capital.
En esa línea, el presidente de la federación confirmó que se reunirá a finales de febrero con el secretario general de la Concacaf para explorar las posibilidades de adhesión. De lograrse, Groenlandia se convertiría en el miembro número 42 de la confederación, un logro histórico para la región ártica y sumaría una anécdota más que interesante para la historia del fútbol.